“Si el comportamiento del cese el fuego unilateral de las Farc y las condiciones puestas por el presidente se cumplen podría ser que pudiéramos tener otras medidas de desescalamiento”, consideró ayer el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.
El alto funcionario precisó que la suspensión de bombardeos es un gesto de buena fe para que se agilicen los temas pendientes en La Habana.
“Esa orden de suspender los bombardeos tendrá en cuenta que esas concentraciones sean lejos de los cascos urbanos, que no pongan en peligro a la población civil, que no ataquen a la Fuerza Pública, no cobija proselitismo armado o hacer política con armas, y que por supuesto sea en bien del desescalamiento del conflicto”.
Villegas afirmó además que las Fuerzas Armadas seguirán persiguiendo el delito y que en las zonas donde las Farc estén delinquiendo, los soldados y policías de la patria actuarán para garantizarles seguridad y tranquilidad a los colombianos.
“La seguridad de los colombianos está por encima de cualquier otra consideración”, subrayó Villegas. Lo acordado en La Habana igualmente establece ese principio, que en todo caso el Gobierno y las instituciones perseguirán el delito en todas sus manifestaciones en todo el territorio nacional”.
El Ministro de Defensa agregó que las operaciones de control territorial se mantendrán y la persecución a la ruptura a la ley será implacable en todo el país.
Según Villegas, la suspensión de los bombardeos contra los campamentos de las Farc es un gesto de buena fe del Gobierno nacional y del Presidente, una muestra de animación para que los temas que están pendientes en la negociación se agilicen, para llegar a un acuerdo definitivo de paz.
“Vamos a hacer evaluaciones periódicas, como lo instruyó el presidente, del cumplimiento de ese cese al fuego unilateral por parte de las Farc, así como de las condiciones que se han puesto para las medidas de desescalamiento del Gobierno. Si ese cumplimiento se diera a cabalidad, estamos dispuestos a seguir pensando sobre nuevas medidas de desescalamiento en el futuro. Por el momento esta es la única que se ha decidido, y con condiciones”, puntualizó.
Sin bombardeos
“He dado la orden de suspender a partir de hoy los bombardeos aéreos a campamentos donde haya concentración de miembros de esa organización”, anunció el presidente Juan Manuel Santos.
El mandatario, quien asistió a la celebración del Día de la Armada Nacional en la Escuela Naval Prudencio Padilla, también informó que “a partir de la fecha ese tipo de bombardeos solo se podrán realizar por orden explícita del presidente de la República”.
Señaló que tal determinación fue tomada para ir desescalando el conflicto y “dada la declaración que hizo el enemigo, las Farc, la declaración unilateral de cese al fuego por parte de las Farc”.
Explicó que tal decisión “será efectiva si los campamentos están alejados de los cascos urbanos, si no constituyen amenaza para la población o para la Fuerza Pública, si no ponen en peligro la infraestructura ni se desarrollan actividades proselitistas”.
Una dinámica distinta
Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), le aseguró a la AFP que el anuncio generará "una dinámica distinta que puede llevar a un gesto recíproco de las Farc, que probablemente tendría que ver con abandonar alguna forma de violencia como, por ejemplo, el uso de artefactos explosivos improvisados".
El analista indicó que con esta medida Santos "se reserva el uso de la fuerza", lo que "es muy importante porque garantiza que no puede haber una operación militar tipo bombardeo que ponga en riesgo la negociación de paz. Porque este tipo de operación sólo se harán si el presidente lo autoriza".
"Es un indudablemente un avance en el proceso de paz. En los últimos cinco días hemos visto una reducción sustancial de la violencia de las Farc", dijo Restrepo al valorar el cese al fuego anunciado por los rebeldes.
El 10 de marzo el mandatario había ordenado un cese de bombardeos contra las Farc, que, sin embargo, fue levantado en abril luego que la guerrilla diera muerte a 11 militares en un ataque en el sur del país, lo que causó una aguda crisis en las conversaciones que se sostienen en La Habana.
Como consecuencia del reinicio de los bombardeos, 26 rebeldes murieron en ofensivas del gobierno en mayo y las Farc arreciaron sus ataques contra patrullas oficiales e infraestructura petrolera y eléctrica en todo el país.
No obstante, con la entrega a una comisión humanitaria el pasado domingo de un oficial del ejército que había caído en poder de los guerrilleros y el reciente anuncio de la tregua por parte de las Farc, se reactivó la posibilidad de detener la espiral de violencia en Colombia.
Pese a ello, el equilibrio para lograr la paz sigue siendo frágil. La guerrilla advirtió que "ninguna unidad" de las Farc “está obligada a dejarse golpear por fuerzas enemigas y tendrá todo el derecho al ejercicio de su legítima defensa en caso de ataque”.
En respuesta, Santos, quien dio cuatro meses de plazo para decidir si sigue negociando con la guerrilla, se comprometió a acompañar la tregua guerrillera con un "desescalamiento" de sus ofensivas militares, hasta acordar el cese bilateral de fuego, que tendrá que ser verificado por la ONU y Uruguay, país que ejerce la presidencia pro-témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).