Proceso de paz, eje de 2da. vuelta | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Mayo de 2014

Un análisis sobre los escenarios y circunstancias que marcarán las próximas tres semanas. El juego de las alianzas y las adhesiones, los debates, las encuestas, una mayor exposición programática y la hora de las fórmulas a vice... Todo contará. Hasta el Mundial de fútbol podría ‘favorecer’ la abstención

A partir de ayer han quedado dos candidatos en la lid, Oscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos, que son las cartas a disputarse la Presidencia el próximo 15 de junio. Ello en virtud de que ningún candidato obtuvo más del 50% de los votos.

Desde que existe la reelección, el país se ha acostumbrado a que el Presidente-candidato podía ganar la Jefatura de Estado en primera vuelta, porque así había pasado con Álvaro Uribe en el 2006. Pero como el tema de la reelección presidencial es prácticamente inédito en Colombia, en esta ocasión el presidente-candidato Santos clasificó de segundo (25,69% de los votos) y el primer lugar fue para el exministro Zuluaga (con 29,25%). De esta forma los dos clasificados deben disputarse el 45% restante del electorado.

Las tendencias políticas, que son las que ahora comienzan a interesar de acuerdo a lo visto en primera vuelta parecerían proclives al proceso de paz apoyado por el mismo Santos, lo mismo que por dos de los candidatos que se quedaron en la primera etapa: Clara López, con el 15,23% de los votos, y Enrique Peñalosa, con el 8,28%. De este modo, si fuera a raja tabla, las tendencias hacia el proceso de paz sumarían el 49,2% de la votación de ayer, en tanto la otra tendencia, a la que podría sumarse la votación de Marta Lucía Ramírez (15,52%) obtendría, con Zuluaga, 44,7% de la eventual votación.

Frente a ello, sin embargo, hay que decir que hubo en la primera vuelta un 6% de voto en blanco, siendo uno de los grandes perdedores de la jornada, por tanto en las encuestas de comienzos de año llegó a mostrar cifras del 50%. Aún así, en los votos en blanco sigue habiendo un caudal importante de sufragios, sobre todo en unas elecciones tan estrechas. Desde luego, es muy difícil establecer con exactitud qué pasaría con los votos de los candidatos perdedores y cuáles serían las adhesiones precisas. Por eso, justamente, sólo se habla sólo de tendencias para tratar de establecer dónde podrían estar las mayorías.

Hay que decir, igualmente, que en las elecciones de ayer preponderó la abstención con prácticamente un 60%. Es posible que en esta franja exista un índice minoritario dispuesto a participar en la segunda vuelta, tanto en cuanto, indudablemente ese voto contará de forma decidida, dada la corte distancia entre Santos y Zuluaga. No es bueno, ciertamente, para el sistema democrático colombiano que de 33 millones habilitados para votar sólo lo hagan 13,2 millones.

 

Elementos determinantes

Hay quienes dicen que lo que interesa de las encuestas son las tendencias, no políticas sino electorales, que venían en alza para Zuluaga y en estancamiento para Santos (que oscilaba entre el 23% y el 29%).

Por ejemplo, si se analiza la última encuesta Gallup, en donde además de Santos y Zuluaga, que empataban en el 29%, le seguía Ramírez con el 14,4%, Clara López con 10,9 y Enrique Peñalosa con el 10,6%, el único resultado por fuera del margen de error fue el de la aspirante del Polo, que en las elecciones de ayer subió alrededor de cinco puntos, viniendo de una tendencia declinante y paulatina.

De hecho, parecería, que las duras fricciones de primera vuelta entre Zuluaga y Santos lo que finalmente determinaron fue que el voto independiente tomará ruta hacia las dos candidatas, Ramírez y López, recibiendo cada una un caudal importante al cierre de campaña, luego de intensivas campañas publicitarias televisadas, afianzando sus críticas a los rifirrafes y quedando prácticamente empatadas al final de la justa. En ambos casos se hicieron campañas adecuadas e impactantes, relievando dos estilos diferentes, lo que les permitió rondar los dos millones de votos.

Por su parte, Enrique Peñalosa, que pidió días atrás en medio del accidentado clima electoral la renuncia de Zuluaga, quedó a la expectativa de lo que su partido vaya a realizar frente al nuevo escenario.

En todo caso, es evidente que ninguno de los tres candidatos que no clasificaron logró compactar una tercería, como sí lo hizo en la campaña anterior  Antanas Mockus.

De tú a tú

Visto lo anterior parecería, pues, evidente que si bien el ‘ruido’ de campaña no dejó contrastar los programas de cada candidato, y tampoco vislumbrar las posturas claras en tormo del proceso de paz, ello en cambio será fundamental para la segunda vuelta.

En principio, parecería obvio del resultado electoral de este domingo que el país está reclamando un cambio de estilo en la campaña. Esto con el fin de poder, como se dijo, estudiar los programas y sopesarlos debidamente. Mientras que, al mismo tiempo, las adhesiones tendrán que darse sobre bases programáticas, atendiendo las realidades circundantes.  

Frente a ello, por ejemplo, el presidente-candidato Santos podría comprometerse tanto con López como con Peñalosa a modificar integralmente la ley que permite los cupos indicativos presupuestales y anularlos tal y como vienen señalados desde el año 2000. Igualmente, resultaría clara la necesidad de ampliar los componentes del proceso de paz.

De su parte Zuluaga tendrá que hacer lo mismo y ya desde anoche se anticipaba a los contactos con la campaña de  Ramírez a efectos de la adhesión.

En todo caso, como están las circunstancias cobran inusitada importancia los debates entre los dos candidatos y sus fórmulas vicepresidenciales, tanto en televisión, radio como en la prensa e igualmente en las redes sociales.

No serán esos cara a cara como los que se presentaron en la primera vuelta reciente ni como aquellos de las elecciones de hace cuatro años. En esta ocasión los debates, particularmente los televisados, serán fundamentales, lo mismo que los equipos periodísticos para verificarlos.

 

Puja programática

 

La situación programática se va a dividir en dos. De un lado, los requerimientos más directos de la ciudadanía en materia de empleo, seguridad ciudadana, vivienda, salud, agricultura y, en general, la marcha económica y social del país; y de otra parte, el núcleo político en que se debate la nación respecto a sacar avante el actual proceso de paz o condicionarlo de tal manera que pueda romperse.

En tal sentido, el proceso de paz del Candidato-presidente requiere de una mayor explicación y pedagogía de cada uno de los puntos ya acordados y de los que faltan. Igualmente Zuluaga tendrá que exponer de mejor manera cuáles son sus criterios al respecto.

Asimismo, todavía está pendiente el caso del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, un pleito político y judicial que viene incidiendo reiterativamente en la campaña presidencial.

De otro lado, si bien se augura una modificación general en las dos campañas, tanto en cuanto, las adhesiones correspondientes o alianzas necesariamente determinarán reformas estructurales y publicitarias, muy posiblemente también los tres expresidentes que vienen jugando -Álvaro Uribe, César Gaviria y Andrés Pastrana- tengan mayor incidencia en esta recta final.

De la misma manera, en esta oportunidad las encuestas podrán jugar un papel de mayor envergadura del que hasta ahora han tenido.

A ello se suma que quitándose cualquier sombra de duda, luego del éxito rotundo de la Registraduría, cualquier voz en el sentido de presuntos fraudes electorales ya no tendría  ningún sentido.

También es la hora en que los candidatos a vicepresidentes, tanto Germán Vargas Lleras como Carlos Holmes Trujillo, deberán mostrarse de una manera mucho más abierta e identificable. Es aquí en donde será más fácil determinar qué tanto suma el segundo a bordo en cada una de los tiquetes en contienda.

La justicia sigue

A ello debe sumarse un hecho que si bien no sería tan central en los nuevos  debates y la competencia política y programática, sí tendrá un impacto directo en la evolución de las corrientes del electorado. Se trata de los desarrollos que tengan en la Fiscalía y la Procuraduría las investigaciones que se están adelantando sobre los escándalos que sacudieron a las campañas en las últimas semanas.

Está claro que los operadores judiciales deben tomar las medidas del caso, más allá de la coyuntura política y electoral.

Lo cierto es que estos desarrollos judiciales podrían impactar en el electorado, sobre todo en la franja del voto de opinión, más aún en la franja de los votantes más jóvenes.

 

Hasta el fútbol

 

Y, para finalizar, hay otro elemento que debe tenerse en cuenta: la fiebre premundialista. Poco a poco la atención de los colombianos se va concentrando en lo que será la participación de nuestro seleccionado en Brasil. Sería ingenuo negar que esa circunstancia le quitará escenario y foco a la campaña presidencial.

Por ejemplo, el debut del equipo será el 14 de junio ante Grecia, precisamente un día antes de la cita en las urnas. Y el mismo domingo de votación hay programación de partidos en el Mundial. Con una abstención tan alta en primera vuelta, será necesario que las campañas y la Registraduría llamen a los colombianos a votar y no se queden todo el día pegados a la pantalla chica.

Como se ve si bien son apenas tres semanas para que segunda y definitiva cita en las urnas, hay muchas circunstancias en juego y es posible que una de ellas, o la combinación de varias, puedan cambiar el escenario de forma sustancial. Habrá que ir día a día para tomarle el pulso a la contienda…