Proceso de paz cerraría capítulo de guerrillas | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Octubre de 2012

Debilitadas por una década de ofensiva de las fuerzas militares con apoyo de Estados Unidos, las Farc afrontan a partir del lunes un proceso de paz con el gobierno de Colombia que podría cerrar la época de las grandes guerrillas en América Latina.

 

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fueron fundadas en 1964 por un puñado de campesinos liberales, que se adhirieron al marxismo bajo el liderazgo de Pedro Antonio Marín, más conocido como Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo.

En la década de 1980, llegaron a tener hasta 20.000 guerrilleros en 108 frentes desplegados en casi todo el país, incluso a las afueras de Bogotá.

Pero actualmente esta guerrilla se encuentra reducida a unos 9.200 combatientes, confinados en las zonas rurales más apartadas, luego de haber sido combatida frontalmente durante la última década por el gobierno colombiano, que ha contado para ello con la ayuda de Estados Unidos a través del Plan Colombia, al calor de la "guerra contra el terrorismo" lanzada por Washington tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

 

Para el politólogo León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, especializada en el conflicto armado, las FARC, que durante años marcaron la política colombiana, son hoy en día "la expresión de una fuerza marginal".

Su apoyo en las zonas rurales "son los campesinos cocaleros y en las ciudades los habitantes de las barriadas que no tienen cédula, que viven en lotes ilegales. No representan ya ni a sectores de la clase obrera ni de la clase media", refirió Valencia a la AFP.

 

Las FARC ya no cuentan con el liderazgo de Marulanda, fallecido en 2008 por causas naturales, ni con su primer sustituto, Alfonso Cano, reconocido por el presidente Juan Manuel Santos como el impulsor de los diálogos.

Cano falleció hace casi un año en un bombardeo militar y fue relevado por Timoleón Jiménez, Timochenko, quien mantuvo los contactos secretos con el gobierno.

El equipo negociador actual muestra a unos comandantes guerrilleros ya entre los 50 y 60 años de edad, con planteamientos mucho más moderados que en los tres anteriores intentos de paz, el último de ellos fracasado hace una década cuando se encontraban en su momento de mayor fortaleza.

 

En esta ocasión, "las FARC han sido muy realistas de cara al proceso de paz. No han puesto en cuestión la institucionalidad, ni siquiera traen un planteamiento de una Asamblea Constituyente", opinó Valencia.

Sin embargo, la propia existencia de las FARC y la instalación de la mesa de diálogo sigue poniendo de relieve "la negación del país para resolver el tema agrario", dijo.

Gobierno y guerrilla convinieron durante meses de conversaciones secretas en La Habana una agenda de cinco puntos a discutir: política de desarrollo rural, participación política, drogas ilícitas, fin del conflicto y víctimas.

 

Colombia tiene un muy elevado índice de latifundio, y además suma unos 3,7 millones de personas desplazadas por la violencia, a las que les fueron arrebatadas sus tierras o las tuvieron que dejar en el abandono.

Veinte años después del fin de la Guerra Fría y de la pacificación de las últimas guerrillas en Centroamérica, el conflicto armado de Colombia "se ha ido a los márgenes de la geografía, pero también de las preocupaciones de la población", según Javier Ciurlizza, director regional del instituto de análisis de conflictos Crisis Group.

Las FARC son actualmente "un ejército de origen campesino que se ha aislado de la sociedad colombiana y mantiene un fuerte vínculo con el narcotráfico. A pesar de eso, sostiene un discurso político e ideológico importante", dijo Ciurlizza a la AFP.

 

"Pero su fuerza o su debilidad es militar, y eso modula su discurso. Se trata de un ejército golpeado y debilitado que sabe que necesita la mesa de diálogo", explicó.

Sus formas de financiamiento están ligadas al cobro de impuestos a los cultivadores de coca, pero también a quienes se dedican a la minería ilegal y al contrabando, según los especialistas.

"No se trata de nada distinto a lo que otros grupos armados en Colombia usan como fuente de financiamiento", comentó Ciurlizza.