Primivotantes: ¿una ‘raza política’ que no evolucionó? | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Septiembre de 2011

La fórmula para entusiasmar a los jóvenes a que vayan a las urnas continúa indescifrable.

 

En la política las modas también existen. Hay fenómenos que apenas sí duran una campaña electoral, desapareciendo por completo para la siguiente cita en las urnas.
A un mes y dos días de los comicios para escoger gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles, no deja de llamar la atención el nulo eco que han tenido en actualmente temas que hace un año largo, en la contienda por la Presidencia de la República, llenaban las primeras planas de la prensa, mantenían hablando a todo momento a los analistas políticos y trasnochaban a los candidatos y sus respectivos equipos de asesores y estrategas.

 

Por ejemplo, en el segundo trimestre del año pasado una de las palabras que irrumpió en el escenario político fue “primivotantes”. Fue acuñada por el entonces candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, para referirse a esa franja de población joven que, ya fuera porque acababa de cumplir 18 años y acceder a la ciudadanía, o porque aún teniendo cédula se había abstenido de sufragar, ahora estaba dispuesta a ir a las urnas y ejercer por primera vez su sagrado derecho.

 

Para la campaña de las toldas verdes era claro que acudir a los “primivotantes” era la ruta lógica para que todo el entusiasmo que la candidatura de Mockus despertaba en las redes sociales virtuales, fenómeno que se bautizó como la “ola verde”, aterrizara en votos concretos y medibles.

 

Que la estrategia de los verdes tenía, en el papel, lógica política se evidencia no tanto en la forma en que éstos la defendían todos los días en su táctica política y publicitaria, sino en la forma en que las campañas rivales en la primera vuelta mostraron una inmensa preocupación por sus efectos y se lanzaron también a tratar de conquistar seguidores en las redes sociales y enfocar sus discursos y propuestas a tratar de allanar apoyos entre las personas con rangos de edad entre 18 y 24 años, preferencialmente.

 

Asustó y mucho

“… La tesis mockusiana de los primivotantes no impactó por sí sola sino porque la ola verde estaba barriendo en Internet… Tampoco se creyó que su origen estaba en que los verdes tenían un discurso que impactaba más a los jóvenes o les daba mayor importancia que la exhibida en las otras campañas… Lo que se intuyó en los distintos staff de las campañas de La U, conservadores, liberales y el Polo era que Mockus era el consentido de tres escenarios distintos: primero, el de la franja de opinión, siempre muy urbana y que vota con convencimiento por x o y candidato…

 

Segundo: la franja rebelde, que es aquella en donde se sitúan quienes votan, a manera de protesta o castigo, contra los políticos tradicionales, por el más apolítico o antipolítico de los aspirantes… (Y) tercero: la franja juvenil, que siempre se inclina por la percepción de lo nuevo y la sensación de cambio, así ello sólo sea en la forma y poco se analice el fondo…”, explica un reconocido estratega político que hizo parte de una campaña presidencial el año pasado y pidió la reserva de su nombre, pues hoy asesora a candidatos a gobernación y alcaldías que estuvieron en distintas orillas en la contienda de 2010.

 

Agrega la fuente consultada que “… el fenómeno de los primivotantes fue tan gaseoso como novedoso y, en realidad, dado el corto tiempo entre los comicios parlamentarios (marzo 14) y la primera vuelta (30 de mayo) las campañas poco margen de acción tuvieron para reaccionar a la estrategia de los verdes… Al final, terminó siendo una sorpresa, no sólo para la campaña de Mockus, sino para todas las demás, que Santos ganara con tanta amplitud y que la llamada ola verde y los primivotantes no se hicieron sentir en las urnas… Hoy hay varios analistas y estrategas que dicen haber previsto antes del 30 de mayo que eso pasaría, pero si uno revisa prensa nunca encuentra esos diagnósticos… La realidad es que tan sorpresivo fue el surgimiento del fenómeno de los primivotantes y la incertidumbre de las campañas sobre sus verdaderos efectos, como sorpresivo fue que a la hora de los votos Mockus sólo ganara, como se dijo luego en tono de broma, en el departamento de Facebook…”.

 

¿Y ahora?

Un año y casi cuatro meses después, y cuando está en la recta final la campaña regional y local, el tema de los “primivotantes” no se ha vuelto a mencionar, ni siquiera por el mismo Mockus, que ahora, ya no con los verdes sino con un partido indígena, es candidato a la Alcaldía de Bogotá.

 

Los analistas tienen varias explicaciones. En primer lugar que si en unas elecciones con una baraja reducida de aspirantes y de dimensión nacional fue difícil traducir el entusiasmo político juvenil en las redes sociales en votos contantes y sonantes, en unos comicios en donde hay más de 100 mil aspirantes ello es prácticamente imposible.

 

También, que los ciudadanos jóvenes son muy apáticos frente al tema electoral departamental y municipal, en gran parte porque las propuestas para ellos son poco atractivas y revolucionarias. Los estudios sobre cultura política han demostrado que el abstencionismo es más marcado entre los menores de 25 años que en los de mayor edad.

 

A ello se suma que los intentos por aumentar la participación política de los jóvenes siempre fracasan, como queda en evidencia en el bajo entusiasmo por la elección de los Consejos locales, regionales y nacionales de la juventud, instituidos por ley.

 

También existe un amplio desconocimiento de los incentivos que la ley reconoce a quien sufraga, como, por ejemplo, preferencias a la hora de ingresar a universidades públicas o beneficios en la prestación del servicio militar o la adquisición de la libreta militar, entre otros.

 

De igual manera, aunque una persona de 16 años puede ser juzgada penalmente como adulto, casarse, hacer trámites notariales, conducir un vehículo, abortar (en los tres casos despenalizados por la Corte Constitucional) y cumplir otras obligaciones o funciones, sólo puede votar cuando cumpla los 18 años.

 

Los proyectos que han tratado de reducir esa edad siempre se hunden en el Congreso. El último incluso, precisamente del Partido Verde, planteaba reformar los artículos 99 y 40 de la Constitución para darles el derecho a los jóvenes desde los 16 años a votar y ser elegidos como diputados, concejales y ediles. La iniciativa se hundió en la plenaria del Senado, pero ahora se planea resucitarla a través del proyecto de ley sobre el Estatuto de la Juventud, presentado por el Gobierno semanas atrás.

 

¿Si se baja la edad de votación y la posibilidad de que los jóvenes se candidaticen a más cargos el fenómeno de los “primivotantes” se concretará? Difícil respuesta, tan difícil como encontrar las claves para que los jóvenes sean más activos en política.