La cátedra de Prevención al Consumo de Sustancias Psicoactivas tendrá como objetivo crear y consolidar un espacio para el aprendizaje, reflexión y diálogo sobre los impactos negativos que implica el consumo de estas sustancias, en busca del bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
Así lo plantea el proyecto de ley en Cámara 133 de 2015, “por el cual se establece la Cátedra de Prevención al Consumo de Sustancias Psicoactivas en todas las instituciones educativas del país”, radicado el 30 de septiembre por los representantes Santiago Valencia, María Fernanda Cabal, Tatiana Cabello, Samuel Hoyos, Federico Hoyos, Rubén Darío Molano, Álvaro Prada, Margarita Restrepo, Fernando Sierra y María Regina Zuluaga (Centro Democrático); Óscar Ospina (Alianza Verde), Juan Carlos García (Partido Conservador), Eduardo José Tous y Wilmer Ramiro Carrillo (Partido Social de Unidad Nacional, La U) y Alejandro Carlos Chacón (Partido Liberal).
La iniciativa tiene desde el 1º de octubre ponencia positiva para su primer debate en la Comisión Sexta de la Cámara preparada por el representante por el Valle del Cauca, Carlos Alberto Cuero, del Centro Democrático.
Iniciativa
La iniciativa plantea en sus ocho artículos que la asignatura propuesta se dictará en todas las instituciones del país, en los niveles básica, media y superior del país, con el objetivo de crear y consolidar un espacio para el aprendizaje, reflexión y diálogo sobre los impactos negativos que produce el consumo de dichas sustancias, “en busca de garantizar la salud, el bienestar general y la calidad de vida de los colombianos”.
Reconociendo la autonomía de cada institución, el articulado establece la obligatoriedad de la asignatura “de conformidad con el mandato Constitucional consagrado en los artículos 44 y 49 de nuestra Carta Magna”.
El pensum de la asignatura será flexible para que sea “el punto de partida, para que cada institución educativa pública o privada lo adopte de acuerdo a las circunstancias de tiempo, modo y lugar que sean pertinentes”.
El texto del proyecto propone “un término perentorio de seis meses siguientes” a su expedición como ley “para que el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Educación, expida el reglamento correspondiente que determinará la estructura y el funcionamiento de la Cátedra”, tiempo en el que el Ministerio “coordinará con los ministerios de Justicia y Cultura esta reglamentación, previa convocatoria pública a las entidades, organismos de control, sociedad civil y otros actores que tengan interés en el tema”.
Argumentos
El ponente, al complementar la exposición de motivos del proyecto, recordó que “el impacto negativo del consumo de sustancias psicoactivas” (SPA) “afecta no solo al individuo y a su núcleo familiar sino a toda la sociedad, la realidad descrita por diversos estudios muestra que no solo existe en el país sino que afecta a un número importante de personas, especialmente jóvenes, las cifras muestran que más del 7 por ciento de la población joven-estudiante ha entrado en contacto al menos una vez en la vida con sustancias ilícitas, este porcentaje se acerca al 20 por ciento en el caso de la población estudiantil universitaria y todos los indicadores muestran un sostenido y preocupante incremento. El Estudio Nacional de Salud Mental muestra por ejemplo, que al menos 3 colombianos de cada 20 han vivido alguna alteración en su salud mental recientemente y que los trastornos asociados al uso de sustancias psicoactivas incluido el alcohol ocupan el tercer lugar en frecuencia después de los de ansiedad y estado de ánimo. Otras tendencias muestran que niños y niñas inician cada vez más temprano su contacto con las SPA y en el que incide significativamente el entorno escolar, cambio de escuela, nuevos amigos y estado de indefensión propiciado por varios factores entre los que se destaca el desconocimiento de los efectos que genera el consumo y finalmente el incremento del microtráfico”.
De acuerdo con el ponente, “para reducir la incidencia del consumo de las sustancias psicoactivas en Colombia es necesario desarrollar una real política de prevención como estrategia idónea para proteger la salud, la calidad de vida y el bienestar social de nuestra comunidad particularmente la que se encuentra en las etapas de niñez y adolescencia, este proyecto de ley busca intervenir las variables a través de la educación, con la seguridad de que en ella está la mejor y más efectiva herramienta para evitar y prevenir el inicio y uso indebido de estas en cualquier momento del crecimiento y la formación del individuo”.
“Si reconocemos como niveles de manifestación de los factores de riesgo, el macro, el micro y el personal”, expresó el congresista, “podemos identificar en ellos un elemento común, la educación como mecanismo eficaz para orientar el diseño de planes y acciones que nos permitan contrarrestar el impacto negativo del consumo de drogas ilícitas a través de la prevención, que si se conjuga con el aporte del sector de la Protección Social y las políticas nacionales de la lucha contra la producción, tráfico y consumo de drogas ilícitas nos pueden acercar al marco ideal; en el marco social propone el Plan Nacional para la Reducción y consumo de SPA, llevar a cabo acciones de desarrollo social, de construcción normativa y responsabilidad social, en el nivel micro social la propuesta es trabajar en factores de riesgo y de protección desde ámbitos de socialización fundamentales para el individuo: la familia, la escuela, la universidad, el grupo social y la comunidad y el tercer nivel, el personal, se define como el área de trabajo ideal para la prevención promocionando el desarrollo personal en el que la incidencia de la educación es fundamental, el objeto del presente proyecto de ley es agregar, incluir y desarrollar el elemento educación en los esfuerzos para asumir el gran reto de salvaguardar a nuestra sociedad de la influencia de este flagelo”.