El presidente egipcio, Mohamed Mursi, buscó tranquilizar este sábado a los sectores conservadores de Egipto al afirmar que un pedido de préstamo de 5.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) sería compatible con los principios de las finanzas islámicas.
Egipto, que atraviesa una grave crisis económica, pidió a fines de agosto ayuda al FMI, un préstamo que podría alcanzar al menos 4.800 millones de dólares, según las autoridades de El Cairo, y cuando las primeras conversaciones entre el gobierno y la institución internacional evocaban una ayuda de 3.200 millones.
"Esto no constituye una usura", declaró el presidente Mursi, que militó en las filas de los Hermanos Musulmanes, en referencia a los préstamos con intereses, prohibidos por la finanza islámica. Los riesgos y los beneficios son compartidos entre el banco y el cliente.
"No aceptaría jamás que los egipcios vivan de la usura", insistió Mursi delante de varias decenas de miles de personas en un estadio de El Cairo en ocasión de la conmemoración del 39º aniversario de la guerra árabo-israelí de 1973.
La directora gerente del FMI, Chritine Lagarde, afirmó el sábado que su organismo está dispuesto a iniciar negociaciones "sin condiciones previas" con el gobierno de El Cairo para otorgar un préstamo.
Un equipo del FMI debería viajar a Egipto "las próximas semanas" para iniciar las conversaciones sobre el plan de ayuda, había indicado en septiembre una portavoz del Fondo.