En desventaja en los sondeos, el presidente y candidato Nicolas Sarkozy juega una de sus últimas bazas en la campaña presidencial francesa, poniendo el crecimiento en el centro del debate, con el riesgo de desconcertar a sus partidarios, pero también a sus aliados alemanes.
A seis días de la primera vuelta (22 de abril) de una elección en la que el socialista François Hollande refuerza día a día su condición de favorito, Nicolas Sarkozy desdeñó ayer los pronósticos de los sondeos.
“Los sondeos van y vienen, se sabe cuál es su credibilidad”, declaró, mientras la prensa francesa daba cuenta de las dudas crecientes respecto a la estrategia del candidato de la derecha.
El domingo, en un gran mitin al aire libre en París, Nicolas Sarkozy sorprendió al pronunciarse en favor de una reforma de las misiones del Banco Central Europeo (BCE) para reforzar su papel en el apoyo al crecimiento de la Eurozona.
Y ello después de haber denunciado durante semanas el proyecto del candidato socialista François Hollande, que quiere renegociar el tratado de disciplina presupuestaria firmado en marzo por 25 países europeos a fin de agregarle al mismo un capítulo de apoyo al crecimiento.
El discurso de Nicolas Sarkozy reforzaba ayer la idea de un cierto desasosiego en la estrategia del presidente, en desventaja en los sondeos, frente a un candidato socialista que se jacta de la constancia de sus propuestas.
Sarkozy parece estar muy lejos de alcanzar su objetivo de quedar en primer lugar con amplia ventaja en la primera vuelta a fin de crear una dinámica para cambiar la tendencia en la segunda vuelta, prevista el 6 de mayo.
Según los últimos sondeos, los dos rivales estarían codo a codo en la primera vuelta, con poco menos de 30%./AFP