El presidente francés, François Hollande, visitará Malí, en momentos en que las tropas francesas se aprestan a tomar Kidal, el último bastión islamista, tras una ofensiva relámpago en el norte del país africano.
Hollande viajará acompañado por el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, anunció un comunicado de la presidencia.
El anuncio coincidió con nuevas denuncias contra las Fuerzas Armadas malienses, acusadas de violar el derecho humanitario de los beligerantes de Malí.
La intervención militar francesa en Malí comenzó el 11 de enero pasado, para repeler una ofensiva hacia el sur de los grupos armados islamistas vinculados a Al Qaida que ocupaban el norte del país desde hacía 10 meses.
Los islamistas llegaron Konna (centro) y amenazaban Bamako, la capital.
Las tropas francesas los rechazaron y en menos de tres semanas, junto a efectivos malienses, tomaron Gao y Tombuctú. Y el martes llegaron a las puertas de Kidal, en manos de rebeldes tuareg y de islamistas disidentes.
Los franceses controlan el aeropuerto de esa localidad.
Desde el inicio de la ofensiva hacia el sur, tanto las tropas malienses como los islamistas cometieron graves violaciones de los derechos humanos, denunció este viernes Amnistía Internacional.
El ejército maliense detuvo y ejecutó a más de una veintena de civiles en el norte del país la víspera de la intervención francesa, según esa ONG, con sede en Londres, que también expresó su inquietud por casos de "desapación forzada".
Amnistía exigió además una investigación sobre un bombardeo aéreo en Konna, que causó la muerte de civiles el primer día de la intervención.
"Es absolutamente imperativo que Francia y Malí abran una investigación para determinar quién efectuó ese ataque", en el que murieron cinco personas, entre ellas una madre y sus tres hijos, dijo Gaetan Mootoo, un portavoz de Amnistía.
Según la organización, los responsables franceses dijeron que el 11 de enero, a la hora indicada, no habían efectuado ninguna misión en Konna.
El ejército maliense negó ser responsable de cualquier apropello contra civiles. "El ejército maliense es un ejército republicano que no comete violaciones de los derechos humanos, contrariamente a lo que afirman algunas opiniones", declaró el coronel Souleyman Maiga, del servicio de comunicación castrense.
Amnistía Internacional, cuyo grupo de investigadores estuvo diez días en Segou, Sevaré, Niono, Konna y Diabali, reportó también testimonios "de homicidios arbitrarios y deliberados" cometidos por los grupois armados islamistas, que según las denuncias, reclutan niños en sus filas.
La entrada de las tropas malienses en Kidal se anuncia más delicada que en Gao y Tombuctú.
Kidal estuvo durante muchos meses en manos del grupo islamista Ansar Dine (Defensores del Islam), aliado a Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), pero últimamente pasó bajo el control del Movimiento Islámico de Azawad (MIA), una disidencia de Ansar Dine, y del Movimiento Nacional para la LIberación de Azawad (MNLA) tuareg.
El MIA afirma que rechaza el "terrorismo" y propone un "diálogo" con Bamako.
El miércoles, el MIA dijo que se oponía a que soldados malienses y africanos entraran en Kidal, situada a 1.500 km de Bamako.
Kidal y su región, el macizo de los Ifoghas, cerca de la frontera con Argelia, es la cuna de los movimientos independentistas tuareg.
En esa zona, último refugio de los combatientes islamistas, estarían detenidos los siete franceses secuestrados en los últimos años en el Sahel.