Presidente Erdogan, ¿mediador Israel-palestinos? | El Nuevo Siglo
Domingo, 17 de Abril de 2016

Por Evelyn González (*)

Desde la creación del Estado de Israel, Turquía se ha manifestado siempre como un aliado de dicho país, siendo el primero en reconocer al Estado Judío en Medio Oriente. De esto se derivó una cercana relación desde la década de los años cincuenta, a pesar de las diferencias generadas por el apoyo que Turquía también le brinda a los palestinos.

En la década de los noventa, la relación entre los gobiernos de Israel y Turquía tuvo su mejor momento cuando decidieron llevar a cabo el Pacto de Seguridad y Secreto. Del lado turco se ofrecía el espacio aéreo para el entrenamiento de la aviación de las Fuerzas de Defensa israelí a cambio de la modernización del aparato militar turco importante para la defensa de la República de Atatürk, así como también la lucha en contra del Partido de los Trabajadores del Kurdistan PKK, que contaba no solo con el accionar militar sino también con los ejercicios de inteligencia prestados por el Mossad (agencia de inteligencia israelí).

Con el nuevo siglo y la creación de un partido islámico moderado, el AKP y Recep Tayyip Erdogan asume el poder como Primer Ministro y con ello su solidaridad hacia el pueblo palestino, sin abandonar la buena relación con Israel. En 2005 Erdogan visita a Ariel Sharon en Jerusalén posibilitando así un escenario de mediación entre palestinos e israelíes. En 2006, una conversación telefónica entre Erdogan, Bashar al Assad y Sharon parecía abrir la puerta a la negociación entre sirios e israelíes para poner fin al conflicto entre estos dos países. No obstante, las acciones de Israel en la Franja de Gaza a finales de 2008 y principios de 2009 llevaron a Erdogan a señalar fuertemente al presidente israelí de ese momento, gritándole a Shimon Peres en Davos que los israelíes solo saben de matar tensionando la relación entre los países.

En mayo de 2010 una flotilla de turcos que apoyaban a los palestinos se embarcó hacia la Franja de Gaza con ayuda humanitaria, pero cuando el ejército de Israel les denegó el acceso los ocupantes del Mavi Marmara se resistieron, lo que condujo a la ocupación del barco por soldados israelíes con un saldo de seis ciudadanos turcos muertos bajo el argumento israelí de que estos llevaban material para el ejercicio del terrorismo.

Ante esta situación la respuesta de Erdogan fue radical. Expulsó al embajador israelí de Ankara y retiró el suyo de Tel Aviv. Así la maravillosa luna de miel de los años noventa entre turcos e israelíes llevó un contundente divorcio con el único aliado de Israel en el Medio Oriente.

Dado lo anterior, Turquía aprovecha el buen momento que pasa con sus vecinos del lado árabe y le exige a Israel que para el mejoramiento de sus relaciones y una futura normalización desarrolle tres acciones. La primera, una disculpa oficial a Turquía y su gobierno; la segunda, la reparación a los familiares de las víctimas del Mavi Marmara; y la tercera y más radical, el retiro del bloqueo a la Franja de Gaza.

En 2013 el primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, llamó a la oficina de Erdogan en Ankara, ofreció una disculpa oficial y habló de los mecanismos de reparación de los familiares de las víctimas del Mavi Marmara, pero le aseguró que el tercer punto es un asunto de la seguridad nacional de Israel y que este no se resuelve con terceros. Después de esto, se reabren misiones diplomáticas aunque no embajadas de Israel y Turquía en Ankara y Tel Aviv respectivamente.

Aunque Erdogan intenta presionar al gobierno de Israel con la ayuda humanitaria que le ofrece a los palestinos en Gaza, el reconocimiento político y apoyo a Hamas y la posibilidad de construir un aeropuerto en Gaza para acabar con el bloqueo de esta zona de los palestinos, Israel se hace cada vez más resistente y desconfiado del gobierno turco y no lo considera como un potencial mediador en caso de un posible diálogo entre israelíes y palestinos.

Con el fin del buen momento de Erdogan y el paso de la buena vecindad al aislamiento total de Turquía en el Medio Oriente, sumando los escándalos de corrupción y el posible apoyo a ISIS con la compra del petróleo que esta organización terrorista exporta, Israel ha podido dar un paso adelante en la legitimación de su lucha en contra del terrorismo, fortaleciendo lazos con el eterno rival de los turcos, la gigante Rusia.

Tras este contexto y el derribo del avión ruso en territorio sirio el pasado diciembre por parte de los turcos, el ahora presidente Erdogan profundiza su aislamiento en el Medio Oriente. Este paso en falso lo atemoriza y mucho más cuando su eterno aliado se reúne con el presidente de los rusos en Jerusalén, retrocediendo en su radicalismo hacia Israel y mencionando ante la prensa en diciembre pasado que es hora de normalizar las relaciones con Israel.

Cuatro meses después, la normalización de las relaciones entre los gobiernos de Turquía e Israel es un hecho tanto para la prensa turca como para la israelí, quienes aseguran que este es algo que se encuentra a la vuelta de la esquina y si esto sucede, ¿qué pasará entonces con el incondicional respaldo a Hamas?, ¿qué pasa con la radical posición frente al bloqueo en Gaza?

Claramente en este momento de la política exterior de Turquía todo es negociable si de no quedarse completamente solo se trata, y es evidente que el Erdogan amigable con los israelíes aprovechará para meter en la agenda su posible rol como mediador en el conflicto entre palestinos e israelíes.

(*) Maestría en Estudios Políticos e Internacionales. Investigadora del Centro de Estudios Políticos de Internacionales CEPI Universidad del Rosario.