El presidente de la República Centroafricana pidió este jueves ayuda a Estados Unidos y a Francia para detener el avance de los rebeldes, mientras la Fuerza Multinacional de África Central (FOMAC), una fuerza militar regional presente en el país, enviará más efectivos para "asegurar" Bangui, la capital.
"Pedimos a nuestros primos franceses y a los Estados Unidos de América, que son grandes potencias, que nos ayuden a repeler a los rebeldes hasta su base inicial, de forma que pueda haber un diálogo en Libreville para resolver la crisis actual", declaró el presidente Bozizé en un discurso público en Bangui.
Por su parte, París condenó "la continuación de las hostilidades en la República Centroafricana por parte de los movimientos rebeldes" y llamó a solucionar "por el diálogo" la crisis en el país, sin responder al llamamiento de Bangui, que solicitó apoyo militar contra los rebeldes.
El miércoles por la noche, el gobierno de la República Centroafricana, dirigido por el presidente François Bozizé, ya pidió ayuda a Francia para dialogar con la rebelión Seleka.
El ministro de Administración Territorial, Josué Binoua, subrayó en un comunicado "la importante contribución de Francia" en la reestructuración de sus fuerzas de defensa y seguridad y la "labor" de los consejeros militares franceses con las fuerzas armadas del país.
El presidente de Francia, François Hollande, respondió sin embargo que no utilizaría las tropas presentes en el país africano para intervenir en el conflicto, un día después de que cientos de manifestantes se congregaran ante la embajada francesa en Bangui pidiendo a París que actúe para detener el avance de las tropas rebeldes de la coalición Seleka.
"Si estamos presentes, no es para proteger un régimen, es para proteger a nuestros ciudadanos y nuestros intereses, y de ninguna manera para intervenir en los asuntos internos de un país, en este caso la República Centroafricana", dijo Hollande.
Francia dispone de unos 250 soldados basados en el aeropuerto de Bangui para proporcionar soporte técnico a una misión de paz llevada a cabo por la Comunidad Económica de los Estados de África Central (CEEAC), según el ministerio de Defensa en París.
Por otro lado, el comandante de la FOMAC, el general Jean-Félix Akaga, anunció en la Radio Nacional Centroafricana la llegada de más efectivos a Bangui.
"Bangui está asegurada al máximo por las tropas" de la FOMAC, pero "otras (tropas) llegarán para reforzar esta misión para asegurar Bangui", añadió sin precisar ni el número ni la fecha de llegada de estos refuerzos.
La FOMAC, una fuerza multinacional puesta en marcha en 2008, tenía la misión de ayudar a consolidar la paz en un país azotado por años de guerras civiles y numerosas rebeliones.
Cuenta con hasta 500 soldados procedentes de Gabón, la República Democrática del Congo, Chad y Camerún. La FOMAC había comenzado su retirada progresiva de la República Centroafricana, país que debía abandonar definitivamente antes del 31 de diciembre de 2013.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) y Estados Unidos anunciaron el miércoles la retirada "temporal" de todos sus empleados no indispensables y de sus familias de la República Centroafricana.
La coalición rebelde Seleka ("Alianza" en sango, la lengua nacional), que tomó las armas el 10 de diciembre, reclama "el respeto" de los acuerdos de paz establecidos entre 2007 y 2011 que, según ella, el poder no respetó.
En dos semanas la rebelión se apoderó de ciudades estratégicas como Bria (ciudad rica en diamantes del centro), Bambari (ciudad aurífera del centro-sur), después de Kaga Bandoro (centro-norte), aproximándose peligrosamente a Bangui por el norte y el este.
Con escaso equipamiento, desmotivado y mal organizado, el ejército regular del país opuso poca resistencia y no parece capaz de detener el avance de la rebelión.
La República Centroafricana es un país rico en minerales, sin salida al mar y con menos de cinco millones de residentes. Ocupa el puesto 179 de 187 en la clasificación de la ONU de los países menos desarrollados y vivió frecuentes golpes de Estado y motines.
El propio Bozizé llegó al poder a través de un golpe de Estado en 2003. AFP