Que no cederá a las “presiones” en el conflicto entre sus tropas y los rebeldes, reiteró ayer el presidente sirio, Bashar al Asad, en una declaración pública, a tiempo que se registró un inédito atentado en un pueblo turco fronterizo.
"Siria seguirá siendo el corazón vivo del mundo árabe y no renunciará a sus principios (...) incluso si está sometida a presiones cada vez mayores, incluso si es objeto de variados complots" afirmó el presidente ante una delegación jordana, según la agencia oficial Sana.
El presidente hizo estas declaraciones mientras el jefe de la coalición opositora siria, Ahmed Moaz al Jatib, reclama una respuesta clara de Damasco a su propuesta de diálogo, y mientras los rebeldes se apuntaban una importante victoria tomando el control de la represa del Éufrates, la mayor de Siria.
En la frontera con Turquía, país que apoya la rebelión, al menos diez personas murieron y unas 30 resultaron heridas por la explosión de un coche bomba, según Ankara. Es el atentado más grave en esta zona desde el inicio del conflicto sirio hace casi 23 meses.
La explosión, provocada por un vehículo con matrícula siria, se produjo en la tierra de nadie que separa el territorio turco del puesto fronterizo sirio de Bab al Hawa, controlado por los rebeldes.
Se trata del incidente más grave en la frontera entre ambos países, otrora aliados, desde la caída en octubre de un obús del ejército sirio en un pueblo turco, que mató a cinco civiles.
Por otro lado, en el norte de Siria, la represa estratégica del Éufrates, que irriga miles de hectáreas, fue tomada por rebeldes islamistas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Se trata de "la mayor pérdida económica para el régimen desde el inicio de la revuelta", según esta organización, que cuenta con una amplia red de militantes y fuentes médicas civiles y militares en todo el país.
"Ninguna respuesta clara" de Damasco
Con la esperanza de poner fin a un conflicto que en casi dos años ha dejado más de 60.000 muertos, según datos de la ONU, el líder opositor Ahmed Moaz al Jatib mantuvo este lunes su oferta de diálogo con condiciones, y lamentó no tener de momento "ninguna respuesta clara" del gobierno de Damasco.
"Hasta ahora no ha habido ningún contacto oficial con ninguna parte", declaró a la prensa en El Cairo.
"Dirijo un último mensaje al régimen para que intente comprender el sufrimiento del pueblo sirio, porque la revolución continuará y no se detendrá jamás", afirmó.
Pese a las críticas de otros opositores, Jatib ha dicho que está dispuesto a abrir conversaciones directas con representantes del régimen sobre la partida del presidente Asad.
La oferta de diálogo de Jatib ha recibido el aval de Estados Unidos, de la Liga Árabe y sobre todo de los dos grandes aliados de Siria, Rusia e Irán.
Mientras tanto, sobre el terreno, el ejército siguió bombardeando las zonas rebeldes, en particular las situadas a las puertas de Damasco.
En un tipo de atentado cada vez más habitual, 14 miembros de los servicios sirios de inteligencia murieron este lunes en un doble ataque suicida con coche bomba en el noreste del país, según el OSDH.
La mayoría de estos atentados fue reivindicada por los yihadistas del Frente Al Nusra, considerado por Washington como "una organización terrorista"./AFP