Si bien noviembre y diciembre fueron claves para adelgazar sustancialmente el abultado número de aspirantes, todavía hay entre 14 y 17. Faltan filtros importantes como la definición de coaliciones, movidas del conservatismo y La U, cuáles precandidatos caídos en las encuestas darán un paso al costado, el impacto de los debates y de una mayor visualización pública de los candidatos. Pero todo ello tendrá su verdadero punto de inflexión el 11 de marzo, por el mapa político del nuevo Congreso, los plantes electorales probados de cada presidenciable y los ganadores de las dos probables consultas interpartidistas
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A cinco meses de la primera vuelta en las elecciones presidenciales la principal conclusión que se puede sacar es que la contienda por la sucesión de Juan Manuel Santos todavía está muy cruda.
Si bien es cierto que en los últimos dos meses la precampaña pareció acelerarse, el ritmo de los acontecimientos no fue el suficiente como para que el 2018 arranque con un panorama más claro frente a quiénes serán, finalmente, los candidatos más fuertes para pasar esa primera vuelta y llegar a la segunda y definitiva.
Aunque las encuestas son consistentes en que la puja estaría focalizada en Sergio Fajardo, Gustavo Petro, Germán Vargas Lleras, Iván Duque y Humberto de la Calle, no pocos analistas y ciudadanos de a pie recuerdan que el nivel de certeza de los sondeos de opinión quedó muy golpeado tras lo que pasó con la votación del plebiscito refrendatorio de paz, en octubre 2 de 2016, cuando ganó cerradamente el No, pese a que todas las encuestas vaticinaban que el Sí se impondría por 20 o 30 puntos porcentuales.
En el último trimestre de 2017, sin embargo, hubo tres hechos clave que, en principio, permitieron limpiar en algo el abarrotado tablero de las precandidaturas y candidaturas, que hacia octubre estaban por encima de las 40.
De un lado, en el partido Liberal la consulta popular abierta arrojó como candidato único al ex vicepresidente y ex jefe negociador Humberto de la Calle, quien le ganó un cerrado pero escaso duelo en las urnas al exministro Juan Fernando Cristo. Ya con anterioridad los otros precandidatos rojos Edison Delgado y Luis Fernando Velasco habían dado un paso al costado, en tanto que la imposición de un manifiesto programático por parte de la jefatura liberal en cabeza del expresidente César Gaviria, sacó de carrera las aspiraciones de los senadores Juan Manuel Galán, Viviane Morales y Sofía Gaviria.
Por otra parte, el uribismo, por fin, aceleró la escogencia de su candidato único. No sólo descartó los nombres de dos pesos pesados como el excandidato de 2014, Oscar Iván Zuluaga, y el exgobernador Luis Alfredo Ramos, sino que a través de un curioso sistema de encuestas eliminatorias en menos de dos semanas excluyó -en su orden- las precandidaturas de María del Rosario Guerra, luego Paloma Valencia y después las de Rafael Nieto y Carlos Holmes Trujillo, para ungir al senador Iván Duque como el candidato único del Centro Democrático.
El cierre del plazo para la inscripción de las listas de candidatos al Senado y la Cámara, de cara a los comicios del 11 de marzo próximo, también contribuyó para adelgazar la lista de candidatos y precandidatos. Por ejemplo, en la coalición entre Compromiso Ciudadano, Polo Democrático y Alianza Verde, tras un amago de rompimiento a última hora, al final se ungió a Fajardo como candidato de la llamada “Coalición Colombia”, en tanto que Jorge Enrique Robledo declinó su aspiración y volvió a encabezar la lista de las toldas amarillas al Senado, a lo que se sumó que Claudia López también dio un paso al costado y anunció no sólo que no volvería al Congreso, sino que iría otra vez a la academia.
Y, por último pero no menos importante, el pasado 13 de diciembre se venció el plazo para que los candidatos que se inscribieron por “movimientos significativos de ciudadanos” presentaran las firmas de respaldo a sus aspiraciones. En ese filtro, de alrededor de 38 nombres que se habían anunciado meses atrás, al final solo 11 candidatos presentaron el suficiente volumen de rúbricas para seguir en carrera.
La relación fue la siguiente: Germán Vargas Lleras (5,5 millones); el exprocurador Alejandro Ordóñez (2,1 millones); el exalcalde de Santa Marta, Carlos Caicedo (2 millones); la exsenadora Piedad Córdoba (1,2 millones); el exgobernador Sergio Fajardo (981mil); el exministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón (863 mil); el exalcalde de Bogotá y excandidato presidencial en 2010, Gustavo Petro (830 mil); la exministra y excandidata presidencial de 2014, Marta Lucía Ramírez (810 mil); el excomisionado de Paz, Frank Pearl (522 mil); el ex secuestrado general (r) Herlindo Mendieta (480 mil) y el exsenador Jairo Clopatofsky (479 mil).
Esto significa, entonces, que los candidatos por firmas entregaron casi 15 millones de respaldos, un poco menos que el monto de votos que en la segunda vuelta presidencial de 2014 entre Santos y Zuluaga, lo que no deja de ser llamativo. Obviamente la gran incógnita aquí es cuántas de esas firmas que respaldaron a cada candidato se convertirán finalmente en votos por los mismos.
Así las cosas, bien podría decirse que, a hoy, hay once candidatos presidenciales respaldados por firmas y tres más con avales directos de partidos, a saber: Duque, por el Centro Democrático; De la Calle, por el liberalismo; y la exministra y excandidata presidencial Clara López, avalada por la Alianza Social Independiente (ASI).
Serían, en total, 14 aspirantes que continúan en carrera. Sin embargo, hay otras dos circunstancias que podrían variar esa lista. De un lado, así poco trascienda en la prensa e incluso en la plaza pública, en el Partido Conservador hay dos precandidatos presidenciales inscritos, cuyas aspiraciones todavía se mantienen, al menos estatutariamente. Se trata del exgobernador valluno Ubeimar Delgado y el exministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde.
Y la lista podría ampliarse, ya que semanas atrás la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), (el nuevo partido político de esa guerrilla desmovilizada) decidió postular a Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, quien dijo que primero consultaría a las bases y luego decidiría si aceptaba la candidatura. De eso poco se ha sabido hasta el momento, pero es posible que en enero se oficialice esta aspiración.
¿Qué viene?
Visto todo lo anterior, es claro que en último mes y medio más de treinta precandidatos salieron de la carrera, la mayoría de ellos, como se dijo, porque no se presentaron las firmas para respaldar sus aspiraciones, y los restantes por el proceso de eliminación o descarte que se hizo en el liberalismo, el uribismo y la “Coalición Colombia”.
Aun así, pese a ese adelgazamiento drástico del partidor, es dable concluir que con 15 o 16 nombres todavía en la carrera presidencial, faltando cinco meses para la primera vuelta, la campaña sigue estando cruda.
Ahora bien, la semana que entra podría empezar a acelerarse el despeje del panorama proselitista. Esto porque hasta el 29 de diciembre tienen plazo los partidos y movimientos políticos para informar a la Registraduría si van a realizar consultas interpartidistas el 11 de marzo, en paralelo a los comicios parlamentarios.
Según los movimientos de los últimos días habría dos consultas para escoger, cada una, su respectivo candidato de coalición interpartidista de cara a la primera vuelta, el 27 de mayo de 2018.
La primera se daría para escoger candidato único entre Duque, Ramírez y Ordóñez. Como se sabe, esta semana alrededor de esta alianza hubo movimiento. De un lado, el expresidente Andrés Pastrana puso sobre la mesa que se excluiría a Ordóñez y que el acuerdo iba en la dirección de que el que quedara primero en la consulta sería el candidato a Presidente y el segundo a Vicepresidente. La versión, sin embargo, fue desmentida por el propio Ordóñez y el uribismo. Aun así, Pastrana y el expresidente Álvaro Uribe se reunieron y determinaron que la fórmula para escoger al candidato de la coalición debe ser anunciada, a más tardar, el próximo 20 de enero por parte de los compromisarios.
Por lo pronto, una alta fuente del Centro Democrático le dijo a EL NUEVO SIGLO que el próximo viernes anunciarán a la Registraduría que sí optarán por la consulta interpartidista del 11 de marzo, aunque si escogen otra fórmula para elegir candidato único (encuesta o consenso interno) les quedan algunas semanas para arrepentirse de la cita en las urnas.
Es más, algunos senadores uribistas indicaron que se está en la busca de un cuarto nombre, preferiblemente una víctima de la violencia de las Farc, para ponerlo a sonar o perfilarlo como una eventual fórmula vicepresidencial.
La otra solicitud de consulta interpartidista empezó a concretarse esta semana. Clara López, Caicedo, Petro y hasta De la Calle ya están en conversaciones con miras a una alianza que debería llevarlos a medirse en las urnas el 11 de marzo y quien salga ganador sería el aspirante único de la ASI, Colombia Humana, Fuerza Ciudadana y el liberalismo.
Obviamente una coalición tan variopinta no será fácil de concretar, ya que hay allí tres aspirantes muy fuertes: Petro, segundo en casi todas las encuestas, detrás de Fajardo; López, quien sumó dos millones de votos en la primera vuelta de 2014 y De la Calle, la carta fuerte del liberalismo, que recibiría una parte del apoyo de La U e incluso hay quienes dicen que Santos le podría hacer un guiño. Incluso Caicedo es una incógnita pues presentó más de dos millones de firmas para respaldar su candidatura, constituyéndose en la sorpresa de todos estos aspirantes, claro después de los 5,5 millones de firmas presentadas por Vargas Lleras.
Otra fecha clave
Una segunda fecha clave en el inmediato panorama de la contienda presidencial es el 13 de enero. Ese día la Registraduría tiene que informar cuáles de los 11 candidatos presidenciales que se inscribieron por firmas superaron el tope mínimo de respaldos válidos. Obviamente la expectativa está puesta sobre los tres aspirantes que presentaron menor monto: Clopatofsky, Mendieta y Pearl.
Es claro que si alguno de ellos es desclasificado se convierte en un perfil interesante para el resto de los candidatos de punta. El primero, como se sabe, siempre ha sido un abanderado de las causas de las personas en condición de discapacidad; el segundo es una víctima de las Farc, a tal punto que estuvo secuestrado por esa guerrilla durante varios años; y el tercero es un técnico con experiencia empresarial y en temas de paz.
¿Y después?
Pero incluso después de esas dos fechas clave para despejar el ajedrez de las candidaturas y las coaliciones, aún quedan otras decisiones pendientes que afectarán el ritmo de la contienda proselitista.
De un lado, el Partido Conservador estaría pensando en citar a una convención extraordinaria en enero para definir qué hace con los dos precandidatos inscritos (Delgado y Lizarralde) o si mejor da poder al Directorio o a la Junta Parlamentaria para decidir sobre alianzas y coaliciones con perfiles como Vargas Lleras o el uribismo. Es claro que la ruta que escojan las toldas azules moverá el escenario de la campaña.
De igual manera, se especula también que La U, que había anunciado tiempo atrás que sólo tomaría decisiones sobre la puja presidencial tras las parlamentarias, estaría pensando en definirse antes de marzo. Dos serían las razones: la primera es el riesgo de que esperar tanto tiempo podría llevar a que cuando se mueva ese partido, ya la campaña esté muy jugada en materia de favoritos. Y, la segunda, que la colectividad es hoy clave por ser mayoritaria en Congreso y cargos regionales y locales, pero no se sabe qué pase en los comicios de Senado y Cámara, en donde podría sufrir un revés y perder poder político negociador.
Como se ve, a cinco meses de la primera vuelta todavía falta mucho tema por resolverse. Además de los ya anotados hay que ver cómo cambian las encuestas con un menor grupo de candidatos y un electorado más metido en la contienda, con todos los aspirantes recorriendo el país y apareciendo en plaza pública. También debe esperarse a la conformación de las coaliciones de cara a las consultas interpartidistas. Igualmente no se descarta que algunos aspirantes que aparecen muy bajos en los sondeos puedan dar un paso al costado y adherir a alguno de los punteros… Incluso, ya habrá antes del 11 de marzo muchos debates puntuales y programáticos entre los principales aspirantes y ello contribuirá a una mayor diferenciación en materia de perfiles y propuestas…
Cada uno de estos elementos será clave para esta segunda parte de la campaña, entre enero y marzo 11. Pero el verdadero punto de inflexión será, sin lugar a dudas, lo que dictaminen las urnas ese día, no sólo en materia de ganadores de consultas interpartidistas, sino del mapa político del nuevo Congreso, en donde quedará claro con qué potencial electoral probado (en materia de voto partidista, de maquinaria y de opinión) cuenta cada candidato y cuál es su plante real… Allí puede cambiar todo el escenario.
En vista de que para ese punto de inflexión, el más importante antes de la votación de primera vuelta, faltan dos meses y medio, lo mejor es no aventurarse a analizar qué puede pasar después, porque todo sería altamente especulativo.
Como se dijo, faltando una semana para cerrar 2017, la campaña presidencial está cruda.
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