El opositor Luis Guillermo Solís se apresta a ganar el domingo la presidencia de Costa Rica en unas inéditas elecciones casi de trámite, luego de que el oficialista, humillado en las encuestas, abandonara la campaña aunque la ley le impide renunciar a la candidatura.
Historiador, académico y politólogo de 55 años, Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC, centro), tiene el camino libre frente al exalcalde capitalino Johnny Araya, el candidato ausente del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN, derecha).
Araya renunció el 5 de marzo a la contienda ante el vertiginoso aumento de popularidad de Solís, quien tras iniciar la campaña en los últimos lugares de las encuestas ganó sorpresivamente la primera ronda del pasado 2 de febrero, aunque sin alcanzar el 40% que evitaba el balotaje.
Pese a la decisión del oficialista, la Constitución ordena celebrar la segunda ronda y prohíbe la renuncia a la candidatura, por lo que el rostro de Araya aparecerá en la papeleta junto al de Solís, a quien prácticamente todos ven ya como el presidente que gobernará durante cuatro años en reemplazo de Laura Chinchilla, primera presidenta en la historia del país.
Pero Solís no se fía. "Salí a votar", repite sin cesar, temiendo que la ausencia de competencia desmotive al electorado y un abultado abstencionismo reste legitimidad a su eventual gobierno.
La insólita pelea sin rival se palpa en las calles de este pequeño país de 4,5 millones de habitantes que se ufana de tener la democracia más antigua de América Latina.
"En una democracia como la costarricense la definición debe darse en las urnas (...) nadie puede tomar esa decisión por el pueblo", dijo el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Luis Antonio Sobrado, al llamar a votar a los 3,1 millones de electores.
A diferencia de otras elecciones con mítines multitudinarios, en las que se embanderaban casas y caravanas de autos recorrían las calles sonando sus bocinas, esta campaña fue candente en las redes sociales.
- ¡La hora del cambio! -
Faustino Desinach, un fotógrafo de 54 años, dice a la AFP tener "más de 30 años de no votar". "Ahora lo voy a hacer, porque creo que Luis Guillermo puede enderezar el barco".
Encarnando la esperanza de cambio, el candidato del PAC promete lucha anticorrupción, una mejor distribución de la riqueza frente a la creciente desigualdad social, y reactivar la economía.
"Ha llegado la hora del cambio para Costa Rica", sostiene Solís, quien en 2005 renunció al PLN por considerar que ese partido, de raíz socialdemócrata, perdió el rumbo al girar a la derecha e impulsar un modelo neoliberal que socavó los pilares sociales del país, educación y salud, orgullo de los costarricenses.
Esta sería la primera vez en más de medio siglo que llega a la presidencia una agrupación no tradicional, fundada hace 13 años para quebrar el bipartidismo que se alternaba el poder: el PLN y el conservador Partido Unidad Social Cristiana (PUSC).
"Hemos llegado a un punto de atrofia. Todo nuestro Estado está diseñado para una Costa Rica bipartidista que ya no existe", estimó el analista político Jaime Ordóñez.
Simbolizando el "continuismo neoliberal", Araya arrastró el desgaste de dos gobiernos consecutivos del PLN, sobre todo el de Chinchilla, criticado por escándalos de corrupción y el manejo de la economía, con un déficit fiscal del 6% y una deuda interna que rondará el 70% del Producto Interno Bruto (PIB) este año.
"Solís ha despertado muchas expectativas. Si logra un estilo diferente de liderazgo, más dialogante, tendrá espacio político para enfrentar problemas complicados", como el deterioro de la seguridad social y la infraestructura vial, comentó a la AFP el sociólogo Manuel Rojas.
Pero le tocaría lidiar con el Congreso variopinto que resultó de la primera vuelta, en la que el PLN tiene la mayor bancada, 18 de las 57 curules; el PAC, 13; el izquierdista Frente Amplio, 9; el PUSC, 8; y los nueve restantes repartidos entre varias agrupaciones conservadoras y de derecha.
"Las reformas de Costa Rica demandarán inteligencia, carácter y mucha serenidad para hacer diálogos, unir sectores, generar confianza", agregó Ordónez.
Algo que ponen en duda los voceros del PLN, que acusan a Solís de carecer de un equipo experimentado y de políticas difusas en economía, principalmente en materia fiscal.
Pese al aparatoso golpe que le asestó su propio candidato, el otrora poderoso PLN continuó pidiendo votos para el próximo domingo "por dignidad", según sus máximos dirigentes, que no ocultan la contrariedad por la insólita decisión del exalcalde.