En poco menos de seis meses, el precio del barril del crudo prácticamente se ha duplicado, pasando de US$26 en enero a US$50 la cotización del Brent. Esta meta-soporte de las cotizaciones ha pasado casi desapercibida por el mercado interno, e incluso el Gobierno no se ha referido a lo que significa para las arcas que en este periodo se haya doblado el precio.
Sin duda se van a presentar más ingresos por el factor petróleo, teniendo en cuenta un mayor valor del crudo y un incremento en el precio del dólar que durante el primer semestre rondó un promedio de los $3.000.
La renta
El Gobierno ha previsto que este año no tendrá ingresos por concepto de la renta petrolera y, como si fuera poco, tiene entre sus cuentas devolverles a las empresas del sector unos $800.000 millones correspondientes a retención en la fuente, equivalentes al 0,1 por ciento del PIB.
Así lo señala el Marco Fiscal de Mediano Plazo, dado a conocer por el Ministerio de Hacienda y según el cual, para el 2017 el panorama es similar, con un precio promedio de US$42 el barril.
Según el documento, no habrá ingresos del sector petrolero, pero esto no tendría un impacto significativo en el PIB.
Para este año mantuvo su expectativa de crecimiento en 3 por ciento, y se espera que en el 2017 la expansión de la economía sea de 3,5 por ciento.
Entre las cuentas del Gobierno está que la producción de petróleo del país sea de 921.000 barriles en promedio por día en el 2016, y de 913.000 barriles el año entrante.
Según el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, la producción petrolera hasta el 2022 se mantendrá entre los 900.000 y los 920.000 barriles.
El funcionario dijo además que el Gobierno trabaja con supuestos en los que no habría dividendos de Ecopetrol. Cárdenas manifestó que el déficit fiscal terminará este año en alrededor del 3,9 por ciento del PIB, pero se ubicaría en el 3,3 por ciento en el 2017.
Para lograrlo, el Gobierno reducirá su presupuesto del 2017 en alrededor de $6 billones en la inversión. En el 2018 el déficit fiscal llegaría al 2,7 por ciento. Cárdenas reveló que el endeudamiento externo para el año entrante crecerá en unos US$6.000 millones, de los cuales US$3.000 millones son operaciones de mercado externo (bonos) y US$3.000 millones, de créditos con entidades multilaterales.
El Marco
En una reciente columna de opinión, el exministro Roberto Junguito señala que “cabe hacer referencia a la evolución futura del déficit de las finanzas públicas del Gobierno nacional. Sobre este, las previsiones del Marco Fiscal y del Fondo Monetario coinciden en gran medida, aunque es cierto que el Marco Fiscal parte de un déficit mayor en 2016, que estima será de 3,9 por ciento del Producto Interno Bruto frente a 3,6 por ciento por parte del FMI. Ambos informes, no obstante, estiman que el déficit fiscal respecto al PIB se reducirá a 2,7 por ciento del PIB en 2018 y continuará su senda descendente hacia 1,8 por ciento para fines del decenio”.
Indica Junguito que “donde sí aparecen diferencias significativas en las previsiones de los dos organismos resulta ser en las proyecciones de los precios del petróleo. Mientras el Fondo Monetario contempla que estos se mantendrán cercanos a los US$50 el barril hasta fines de la década, el Marco Fiscal pronostica que estos continuarán una senda ascendente ininterrumpida. Proyectan que pasarán de un promedio de US$42 por barril en el año en curso a US$60 en 2018 y US$70 en 2020. De no darse esta evolución, el ajuste fiscal tendrá que ser más acentuado que lo previsto en el Marco Fiscal. Esta situación requeriría un mayor ajuste del gasto público o la necesidad de incrementar los ingresos fiscales en los próximos años más de lo sugerido en el Marco Fiscal y por la Comisión de Expertos Tributarios”.
Inversiones
De otro lado y según un estudio realizado por la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros (Campetrol), se evidenció que en 2016 la Inversión Extranjera Directa (IED) en el sector petrolero caerá un 42 por ciento a US$4.720 millones, esto tomando como base un precio promedio por barril de US$41, junto con un ritmo de producción de 885.000 barriles por día (pronóstico de este gremio para el presente año).
La agrupación manifestó que esta cifra no se veía desde el año 2007, cuando la inversión extranjera se ubicó en US$4.156 millones.
Campetrol destacó que esta situación se presentaría debido a: “en primer lugar, del descenso de las cotizaciones del crudo, así como por la inseguridad jurídica que se ha generado debido a las revocatoria de licencias por parte de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y a las decisiones de la Corte Constitucional que ha ordenado el cese de operaciones de pozos productores por presuntos problemas en el desarrollo de la consulta previa.
A esto se le deben sumar los constantes paros y bloqueos por parte de las comunidades (que entre enero y mayo del presente año suman 37), que paran las operaciones en los campos, lo cual incrementa los valores de operación, así mismo se le deben incluir los altos precios de contratación local de bienes y servicios (que en ocasiones llegan al 500 por ciento más de la tarifa de mercado) y los elevados niveles de tributación en Colombia, todos estos factores han incidido en la reducción de la participación de los inversionistas que ven un país poco atractivo para la inserción de sus recursos", concluyó la cámara de empresas prestadoras del sector petrolero.
Por otro lado el gremio resaltó que en 2017 la inversión del sector petrolero volvería a subir a US$6.115 gracias a un alza proyectada en el precio promedio anual del barril de crudo de US$50. Sin embargo expresó que a partir de 2018 y hasta 2020 se registraría un nuevo descenso en la IED a niveles promedio de US$5.700 millones anuales, si de aquí a estos años las condiciones anteriormente mencionadas no cambian.
Exploración
De otro lado, y de acuerdo con un informe de ANIF, la inversión minero-energética en Colombia, ha implicado recortes en la inversión cercanos al -40 por ciento en 2016 (después del -30 por ciento efectuado en 2015). En efecto, tan solo se perforaron 25 pozos durante 2015 (vs. los 200/año que había dicho la propia ANH requería Colombia para mantener la producción de 1 millón de barriles diarios).
Peor aún, la magra meta de 25 pozos para 2016 difícilmente se alcanzará, pues tan solo se habían perforado 8 pozos al corte de mayo. Es entonces evidente el riesgo de que Colombia pierda su autosuficiencia petrolera hacia el año 2021, tal como lo han venido señalando los gremios respectivos (ACP y Campetrol).
“En medio de este colapso exploratorio, sorprende el repentino ‘cambio de curso’ por parte de la
ANH, poniendo ahora sus esperanzas en el incremento del ‘factor de recobro’ y no en el aumento
de la exploración de pozos. Le resta por explicar a la ANH cuáles serían las nuevas técnicas que permitirán incrementar el recobro actual del 18 por ciento y llevarlo como mínimo al 23 por ciento, después de que el propio Ecopetrol rechazara la propuesta STAR de Pacific Rubiales por su potencial problemática ambiental, dada su intensidad hídrica”, señala la ANIF.
Indica el gremio financiero que “para colmo de males, toda la institucionalidad minero-energética hoy luce amenazada al menos en tres frentes: i) mecanismos de ‘consultas con comunidades’ que han implicado órdenes de la Corte Constitucional (CC) para paralizar pozos-productivos, que las propias comunidades después han pedido activar nuevamente ante su negativo impacto socioeconómico; ii) conceptos de la CC que están dando de facto poder de veto a las autoridades regionales frente a conceptos favorables que había expedido la ANLA como ente rector del Gobierno nacional; y iii) situaciones de hecho que paralizan arbitrariamente la movilización de taladros y equipos, equivalentes a extorsiones, donde el Estado no se hace respetar de forma inmediata.
Indica ANIF, que el nuevo paradigma petrolero ha acentuado el desafío de mantener la sostenibilidad del sector minero-energético colombiano. Si bien resultan oportunas las recientes medidas de flexibilización e impulso a las inversiones, continúan siendo marginales ante los lastres estructurales que enfrenta el sector.
Allí vale la pena resaltar: i) la inestabilidad jurídica, particularmente en lo referente a la consulta previa y licencias ambientales-ANLA; y ii) las elevadas tarifas tributarias efectivas del 65 por ciento (el llamado government-take, incluyendo regalías), superando incluso el 53 por ciento que enfrentan las grandes empresas en Colombia por cuenta del efecto cascada”.
Señala ANIF que “de no trabajar en dichos frentes estructurales, terminaremos por convertirnos en importadores netos de hidrocarburos, preciso ahora que: a) la entrada en operación de Reficar estará demandando un insumo cercano a los 160.000bd; y b) la escasez de gas impide mejoras significativas en la competitividad de las tarifas de energía para la industria, con el agravante de elevada vulnerabilidad en la generación eléctrica en episodios de tensión climática como el reciente fenómeno de El Niño”.