El presidente de Ecuador, Rafael Correa, prometió continuar los programas sociales en los que basa su alta popularidad y cargó contra la prensa, al asumir este viernes para un segundo mandato de cuatro años, tras el cual dijo que se retirará de la actividad política.
En su discurso de posesión en la Asamblea Nacional (legislativo), Correa señaló que la inversión pública se mantendrá este año en un 15% del PIB (de 86.166 millones de dólares) para proseguir los planes sociales y la construcción de infraestructura.
Dicha inversión es financiada principalmente con impuestos y el ingreso petrolero.
Por ello, el mandatario izquierdista defendió la apertura de una licitación petrolera para explorar 16 bloques en la Amazonía -señalando que las reservas (de 7.200 millones de barriles) se "agotan aceleradamente"- y el desarrollo de la minería a gran escala.
Ambas políticas son rechazadas por sectores indígenas. "Nuestra gran oportunidad para poder desarrollarnos con soberanía son nuestros recursos naturales no renovables", dijo Correa, quien sin embargo indicó que buscará convertir a Ecuador en una economía de servicios.
A la investidura del presidente, un economista de 50 años, asistieron los gobernantes de Bolivia, Colombia, Chile, Costa Rica, Haití, República Dominicana y Georgia, y varios vicepresidentes, como los de Argentina y Cuba.
Correa, quien el 17 de febrero ganó en primera vuelta arrollando a la oposición, asumió con un récord de aceptación de hasta 86%, y reiterando que este será su último mandato.
"En este, mi último período, aunque tan solo uno más de nuestra revolución, mucha más contundencia, eficacia", pidió Correa en medio de la algarabía de simpatizantes que gritaron "no" a su negativa de buscar un tercer mandato.
La Carta Magna autoriza la reelección inmediata por una sola vez.
Correa llegó al poder en 2007 y puso fin a una crisis política en la que Ecuador tuvo ocho presidentes en una década, tres de ellos derrocados. En 2009, en comicios anticipados tras aprobarse una nueva Constitución, fue ratificado en el cargo.
El gobernante atribuyó la actual estabilidad a que su gobierno puso "al ser humano por encima del capital", y destacó logros económicos como una reducción de la pobreza (de 37,6% a 27,3% entre 2006 y 2012) y un crecimiento promedio del PIB de 4,3% en su gobierno, por encima de la media regional de 3,5%.
Correa, figura de la izquierda latinoamericana, gobernará por primera vez con una mayoría absoluta en el Parlamento, tras obtener el oficialismo 100 de las 137 curules en febrero.
Eso le permitirá sacar adelante una serie de reformas mineras, agrarias, penales, de seguridad social y una ley de comunicación rechazada por los grandes medios, con los que sostiene un duro enfrentamiento acusándolos de intentar desestabilizar a su gobierno.
El presidente cargó contra esas corporaciones, y sostuvo que "la prensa latinoamericana, con las honrosas excepciones de siempre, es mala, muy mala".
También denunció ser víctima de un permanente "linchamiento mediático", como según él también lo sufre la mandataria de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y lo experimentaron los fallecidos gobernantes de ese país, Néstor Kirchner, y de Venezuela, Hugo Chávez.
En ese contexto, criticó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), frente a la cual su gobierno promueve una reforma para la que la sede cambie de Estados Unidos a un país de la región.
La CIDH "cumplió un papel histórico, de inmenso valor, en los procesos contra las dictaduras militares. Sin embargo, ahora que nuestros países están en una importante proporción dirigidos por gobiernos de enorme legitimidad, a esos gobiernos se los trata muchas veces peor que a esos regímenes", expresó.
El discurso de Correa fue criticado por líderes de oposición como la diputada Mae Montaño.
"Esperaba un llamado más firme a la unidad de los ecuatorianos, me deja algunas preocupaciones e interrogantes en el tema de cómo se va a seguir tratando la libertad de expresión. La búsqueda de justicia social es necesaria, pero las libertades están sobre todas las cosas", comentó Montaño a la prensa.
Correa también rechazó el embargo económico de Estados Unidos contra Cuba desde 1962 y el coloniaje británico en las islas Malvinas. En ese sentido, censuró que la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) esté en Estados Unidos, que mantiene un "bloqueo criminal" contra Cuba.
"¿Para qué tener la OEA si no se puede tener una postura definitiva regional sobre problemas tan cruciales, clamorosos, urgentes y evidentes como el de las islas Malvinas?", cuestionó.
Correa denunció igualmente los "abusos del capital transnacional" al referirse a las demandas millonarias que enfrenta Ecuador ante organismos internacionales y llamó a que la región cree sus propios centros de arbitraje.
AFP.