Según el DANE, el 80 % de la población en Colombia vive en las urbes, de ahí que en el posconflicto sea importante comprender el papel que juegan las ciudades y sus territorios en la construcción de paz.
Así lo afirmó el profesor Carlos Torres, de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional, producto de una investigación que adelantó sobre ese tema.
El estudio, según la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional, realizó un seguimiento a 33 municipios de 11 departamentos, los cuales presentan mayores episodios de violencia y han generado más dinámicas con la guerra. Los departamentos con más problemáticas son Cauca, Nariño, Antioquia, Chocó, Magdalena, Bolívar, Valle del Cauca, Cesar, La Guajira, Córdoba y Caquetá.
Varios de los municipios de esas regiones carecen de servicios públicos y presentan bajas coberturas y problemas ambientales, no solo por el mal manejo de los recursos, sino también por fenómenos de riesgos naturales.
Entre los más afectados se encuentran Jambaló y Toribío (Cauca); Apartadó, Turbo y Arboletes (Antioquia); Tumaco y Bocas de Satinga (Nariño); y Bojayá (Chocó), entre otros.
Según el investigador, existe una correlación entre pobreza, miseria, factores de deterioro y guerra, lo cual quiere decir que a mayor número de estos factores, mayor nivel de confrontación.
En su opinión, si se siguen tomando decisiones desde una condición hegemónica de partidos tradicionales, sin contar con las personas que habitan los territorios, difícilmente se podrán construir escenarios territoriales de paz.
Otra problemática detectada fue la presencia de recursos mineroenergéticos que no les generan riqueza a los municipios y en cambio aumentan sus condiciones de pobreza.
Para el profesor Torres esto tiene que ver con la estructuración del modelo de desarrollo que se basa en una lógica del capital, en la que desde la Constitución Política de Colombia de 1991, el Estado se convirtió en un regulador de mercado con miras a garantizar la eficiencia del mismo.