Portazo liberal a tres de sus precandidatos | El Nuevo Siglo
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Domingo, 15 de Octubre de 2017
Redacción Política
Diferencias sobre las reglas del juego para la escogencia del candidato único y la negativa a firmar un manifiesto de respaldo absoluto al acuerdo de paz con las Farc, entre las causas

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“El otrota glorioso Partido Liberal le cierra sus puertas a las mujeres, a los cristianos y al disenso. Entonces, ¿qué es ser liberal?”.

 

Esa es la pregunta que esta semana se hizo la senadora Viviane Morales al advertir, una vez más, que no entendía por qué le bloquearon su precandidatura presidencial en el Partido Liberal, pese a que esta colectividad siempre ha dicho ser la del “libre examen” y el respeto por el disenso ideológico.

 

Lo cierto es que si bien el miércoles se inscribieron como precandidatos presidenciales el exjefe negociador gubernamental en La Habana, Humberto de la Calle; el exministro Juan Fernando Cristo; y los senadores Edinson Delgado y Luis Fernando Velasco, otros tres congresistas que habían manifestado su intención de ser también aspirantes a la jefatura de Estado quedaron por fuera: Viviane Morales, Juan Manuel Galán y Sofía Gaviria.

 

Como se sabe, Galán, pese a que era el precandidato rojo mejor posicionado en las encuestas, decidió no inscribir su precandidatura en el liberalismo y analizar otras vías por fuera de la colectividad para viabilizarla. Él nunca fue partidario de realizar una consulta popular abierta el próximo 19 de noviembre para escoger aspirante único y urgía que esa cita en las urnas se realizara mejor el 11 de marzo, en conjunto con las elecciones parlamentarias. Sin embargo, la cúpula liberal, ahora bajo la jefatura única del expresidente César Gaviria, determinó lo contrario.

 

“… Los partidos deben organizarse democráticamente en su interior para poder cumplir su rol. Esto significa que deben seleccionar a los candidatos de forma transparente y construir de manera participativa sus propuestas electorales… La situación en el Partido Liberal es crítica. Los dirigentes escogidos en el congreso liberal son los mismos de hace 30 años, viven de espaldas a la gente, continúan con las mismas prácticas antidemocráticas y están dedicados únicamente a aceitar la maquinaria, no a representar a los ciudadanos. Ese Partido Liberal no me representa. No es el liberalismo que representa a la gran mayoría de colombianos. Me siento traicionado en la lucha que inició mi padre por renovar al Partido Liberal a través de un mecanismo tan elemental como la consulta popular de marzo”, puntualizó Galán.

 

El otro flanco

 

El caso de las senadoras Morales y Gaviria es distinto. Ninguna de ellas pudo inscribir sus precandidaturas por negarse a firmar un manifiesto programático mediante el cual tenían que comprometerse no sólo a respaldar cien por ciento el acuerdo de paz firmado con las Farc, sino también a respetar los derechos de todas las minorías étnicas, sexuales y demás. Los otros cuatro precandidatos ya dichos sí lo suscribieron.

 

De acuerdo con la congresista, ella siempre ha respetado los derechos de las minorías pero insiste en que, como lo proponía el proyecto de referendo que impulsaba, las parejas homosexuales no deben tener derecho a adoptar menores en Colombia. De igual manera, la exfiscal general indicó que si bien respalda el acuerdo de paz, tiene algunas diferencias en cuanto al proceso de implementación normativa, como se evidenció esta semana con sus observaciones al proyecto de ley estatutaria reglamentaria de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP).

 

“Crearon un manifiesto para sacarme de la contienda, eso es antiliberal”, recalca Morales, al tiempo que advierte que el “serpogavirismo” se adueñó de la colectividad y le cierra la puerta al disenso. Aunque insiste en que acudirá a todos los mecanismos legales para hacer valer sus derechos políticos, no descarta, al igual que Galán, buscar otro mecanismo por fuera de las toldas rojas para viabilizar su precandidatura.

 

“Las convicciones religiosas no se pueden esconder. Eso no es un sobretodo que lo guarda y se lo pone cuando le conviene. Eso es como haberles dicho a los católicos que tenían que haber recibido al Papa a escondidas. Cuando yo vi esa regla (el manifiesto liberal), me horroricé. Soy la misma Viviane Morales, cristiana, como me ha conocido toda la vida el Partido Liberal, y como seguiré siendo esté donde esté”, dijo días atrás la senadora al rechazar el manifiesto.

 

Algo parecido le ocurrió a la senadora Gaviria, quien se ha distinguido en el Congreso por su papel como vocera de las víctimas del conflicto armado y fuerte crítica del acuerdo de paz con las Farc. Esta semana, de manera intempestiva, decidió inscribirse como precandidata presidencial pero le fue negado dicho trámite debido a que no quiso firmar el manifiesto obligatorio.

“Soy liberal por principios, no por modas o conveniencias. Por mi cuenta, saqué mi primer carné del Partido Liberal, a los 18 años de edad. Y una de las razones de más peso para que nunca haya dejado de decir con orgullo que ‘soy liberal de trapo rojo’ es el íntimo convencimiento de que la ideología liberal es la del pluralismo, del libre debate, del respeto a la diferencia, de la inclusión a los matices del pensamiento”, indicó la senadora.

Por lo mismo puntualizó que “…desde ningún punto de vista aceptaré que se me imponga firmar un manifiesto que hipoteca la conciencia y la libertad de los candidatos de criticar y tener objeciones sobre la implementación y el desarrollo del mal acuerdo firmado con las Farc y de posibles acuerdos futuros”.

De allí, entonces que haya decidido “demandar la ilegalidad y la ilegitimidad de un ‘manifiesto’ con el cual se pretende obligarnos a todos los candidatos liberales a casarnos ‘sin objeción posible’ con los acuerdos de La Habana y con todo acuerdo en un futuro con grupos ilegales, sin importar lo que en ellos se negocie. A través de una acción de tutela, he solicitado al Tribunal Administrativo de Cundinamarca que, como víctima de las Farc, sea reconocido mi derecho a la objeción de conciencia, que se protejan mis derechos a la libertad de expresión, a la libertad de disenso, a la libre determinación y a elegir y ser elegida y se me garantice la defensa reforzada a la participación con equidad de género, a la igualdad, al pluralismo y a la no discriminación”.

 

¿Qué pasará ahora en el liberalismo? ¿Se lanzarán Galán y Morales por fuera del partido? ¿Qué definirá el Tribunal sobre el caso de Gaviria? ¿Ese fallo se podría hacer extensivo a los otros dos senadores? ¿Está en condiciones el liberalismo de arriesgarse a perder tres curules que muchos daban por seguras en los comicios de marzo…?

 

Esas y muchas otras preguntas quedan en el aire con lo ocurrido esta semana en el Partido Liberal, el que se autodenomina de “libre examen”, pero que dejó por fuera de la contienda presidencial a tres precandidatos que no quisieron firmar un manifiesto que consideran viola sus criterios políticos e ideológicos.

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