- El reto del nuevo esquema de aseo
- Hacia un servicio integral y eficaz
Tras un accidentado proceso al fin se adjudicó el nuevo esquema de aseo para la capital del país. Dada la complejidad del mecanismo contractual a cargo de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), era claro que no sería nada fácil la escogencia de los consorcios que deberían operar todo lo relativo a la recolección de basuras y otras tareas de limpieza en las cinco zonas en que fue dividida la ciudad. Se trató, sin lugar a dudas, de uno de los procesos licitatorios más importantes del último año en Colombia, toda vez que implicará recursos por encima de los 4,8 billones de pesos. Al final de cuentas y más allá de las contingencias por distintos recursos jurídicos de última hora y las dudas que manifestaron algunos de los participantes, se puede concluir que el proceso de adjudicación tuvo toda la vigilancia y lupa posibles, lo que asegura su blindaje y que no habrá ninguna controversia sobreviniente a corto y mediano plazos.
De acuerdo con la Uaesp este nuevo esquema de aseo tendrá una vigencia de ocho años en los que la ciudad estará dividida en cinco áreas de operación exclusiva de los consorcios ganadores que cumplieron con todos los requisitos de experiencia, músculo financiero y soportes legales exigidos.
En principio es claro que para los bogotanos la finalización de este proceso licitatorio y la entrada, el mes próximo, en servicio del nuevo esquema es una muy buena noticia, ya que el servicio de aseo es uno de los de mayor impacto en la ciudad y cualquier falla en el mismo genera de inmediato un alto grado de afectación. Por los próximos ocho años ese riesgo queda descartado, lo que sin duda debe reconocérsele a la Administración Distrital.
Y más importante aún es que, tal como lo anunció la Uaesp, el nuevo esquema de aseo representará un alivio o descuento tarifario para los más de siete millones de bogotanos en el costo del servicio de recolección, barrido y limpieza, que en algunos casos podría llegar al 10 por ciento. Sin duda una buena noticia para miles de hogares que se han visto golpeados por la desaceleración económica que atraviesa el país. Lo importante es que esas rebajas en el valor del servicio se reflejen efectivamente en las facturas y no terminen difuminadas en complejas fórmulas tarifarias.
De igual manera es muy positivo que habrá más de 174 mil millones de pesos en una bolsa de recursos que servirán para mejorar la prestación del servicio de aseo con mayores frecuencias de lavado y actividades adicionales de limpieza que requiere la ciudad, como en las vías y áreas públicas, corte de césped, poda de árboles, retiro de pendones, avisos y pasacalles ilegales, borrado de grafitis, limpieza del mobiliario urbano, renovación de las canecas y otras medidas que incluyen también hasta la disposición de los desechos de mascotas, entre otros servicios.
Estas inversiones deben ser lo suficientemente publicitadas para que la ciudadanía vea y palpe las bondades del nuevo esquema. Igual debe ocurrir con el parque de vehículos recolectores que se utilizarán, porque si bien por algunos meses está autorizado que se empleen automotores usados, comenzando el segundo semestre toda la flota debe ser nueva y dotada con altos estándares de calidad y cuidado ambiental. Igual debe ocurrir con los contenedores que serán instalados en toda la ciudad.
Otro de los desafíos de este esquema es el relativo a la nueva dimensión que se le da al reciclaje. Y no sólo desde el punto de vista de respetar los derechos de las organizaciones dedicadas a la recuperación de residuos reutilizables, sino a las nuevas medidas que se aplicarán para que todos los hogares cumplan con la obligación de separar, en la fuente, los desechos que aún pueden tener una vida útil.
Y todo lo anterior debe ir acompañado de una definición a más largo plazo sobre la utilización y capacidad del relleno sanitario de Doña Juana, que en los últimos tiempos ha estado en el centro de la polémica.
Lo importante es que ya en febrero arranca el nuevo esquema y que, a la luz del proceso licitatorio, se puede asegurar que Bogotá tendrá uno de los servicios más completos de recolección de basuras y limpieza urbana y rural. No era un proceso fácil pero salió adelante y ahora se espera que demuestre su efectividad en la práctica y que los correctivos que sean necesarios se apliquen de forma rápida, eficaz y, sobre todo, sin caer en engorrosos pulsos jurídicos y económicos entre consorcios operadores y Distrito.
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