1. ESTRUCTURA DESCONOCIDA:
A diferencia de los grupos paramilitares de hace tres años, que tenían cúpulas claramente identificables y fijas, las Bacrim son todo lo contrario: sus jefaturas y estructuras están compuestas por ‘lugartenientes’ ex paras y delincuentes comunes poco conocidos o de bajo perfil, lo que hace difícil su ubicación a corto plazo, más aún porque no están uniformadas, no acampan y tampoco las mueve ideología antisubversiva alguna.
2. ‘CARRUSEL’ EN JEFATURAS:
Al igual que los grandes carteles de la droga, que cuando perdieron sus capos se rompieron y dividieron en cartelitos, las Bacrim no ‘heredaron’ jefaturas permanentes de los jefes paras desmovilizados, sino que los cabecillas se rotan fácilmente a medida que son neutralizados por las autoridades o abatidos o delatados por sus propios rivales o subalternos.
3. PUJA REGIONAL, NO NACIONAL:
A los bandas no les interesa, como sí lo hicieron las autodefensas, hacer una ‘confederación’ nacional, pues no están interesadas en ‘negociar’ con el Estado o presionar un marco legal para su sometimiento a la Justicia. Prima el interés de controlar zonas y corredores regionales precisos, sin mayor aspiración a plantearle pulso abierto al Estado.
4. SIN “PIE DE FUERZA” PUNTUAL:
No se puede hablar de un “pie de fuerza” Bacrim. Son organizaciones delincuenciales amorfas que tienen una cúpula pequeña que hace ‘alianzas’ o ‘recluta’ a otras más pequeñas y localizadas, desde bandas de narcotráfico y redes de extorsionistas a gran escala, hasta el que presta ‘gota a gota’ o cobra una ‘vacuna’ en una plaza de mercado. Es imposible saber cuántos las integran.
5. HISTERIA CIUDADANA
Con el pasar de los meses es muy común notar como la ciudadanía ve en toda acción delincuencial la autoría de estas bandas, así los móviles y criminales no tengan relación con ellas. Es más, muchas veces delincuentes comunes se hacen pasar por integrantes de las bandas simplemente para lograr más rápido su cometido ilícito en secuestros, extorsiones, narcotráfico…