Por cuatro atentados sangrientos cometidos en Francia en 1982 y 1983, la fiscalía de Paris pidió cadena perpetua con 18 años de obligado cumplimiento para Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos.
Es la pena máxima que podía pedir el fiscal general para el venezolano, de 62 años, juzgado desde el 7 de noviembre por cuatro atentados que causaron 11 muertos y casi 150 heridos.
La fiscalía destacó "la extrema peligrosidad actual, absoluta y constante" del acusado para pedir una pena sin posible remisión.
También pidió cadena perpetua para dos coacusados: el alemán Johannes Weinrich, antiguo brazo derecho de Carlos, detenido en Alemania por otros delitos, y el palestino Ali Kamal Al Issawi, quien se encuentra prófugo.
Contra la alemana Christa Fröhlich, actualmente prófuga, la acusación solicitó una pena de 15 años de prisión por su participación en uno de los atentados. El veredicto se emitirá jueves o viernes.
"Él ya dijo que no ha cambiado", subrayó Jean-François Ricard, uno de los dos abogados generales, luego de nueve horas de requisitoria.
El magistrado concluyó como había comenzado: reduciendo la imagen del "combatiente" esgrimida por el venezolano al rango de acusado que "no asume sus responsabilidades".
"Esperaba debates difíciles, un enfrentamiento frontal" con esta figura derrotada del terrorismo internacional, puntualizó Jean-François Ricard, pero en vez de eso, el magistrado dijo que vio a un acusado poco glorioso enredándose voluntariamente en "largas consideraciones".
Pues su método, dijo el abogado, es la "saturación" de la audiencia por medio de la palabra para no "responder a preguntas precisas" y tratar "siempre de ensuciar, siempre denigrar, desacreditar" a los testigos "sin abordar el fondo" del asunto.
Respecto al Carlos fundador a fines de los años 70 de "la Organización de Revolucionarios Internacionalistas" (ORI), la requisitoria del ministerio público fue contundente.
Según la acusación, el móvil de la campaña de atentados orquestados en Francia a inicios de los años 80 era para Carlos obtener con armas y explosivos la liberación de su compañera alemana Magdalena Kopp y del suizo Bruno Breguet, ambos miembros de su grupo, detenidos en París en febrero de 1982.
No se trataba de atentados con objetivos "personalizados", sino atentados cuyo único fin era "causar daños", "matar a la mayor cantidad de personas tomando un mínimo de riesgos", dijo el abogado general Olivier Bray. La consigna era "quiero matar", añadió./AFP