Popularidad de Rousseff se derrumba, más protestas | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Junio de 2013

 La popularidad de la presidenta Dilma Rousseff cayó 27 puntos tras las protestas callejeras que se iniciaron hace más de dos semanas en Brasil y que prometen repetirse este domingo en la final de la Copa Confederaciones entre Brasil y España en Rio de Janeiro.

Según un sondeo de la firma Datafolha difundido este sábado, la popularidad del gobierno de Rousseff cayó de 57% a 30% desde la primera semana de junio, tras las masivas protestas callejeras en demanda de mejoras sociales.

Los que consideran su gobierno bueno o muy bueno pasaron de 57 a 30%, quienes lo consideraron regular avanzaron de 33 a 43% y los que lo ven malo pasaron de 9 a 25%.

Con estos datos, la presidenta se mantenía favorita para las elecciones presidenciales de octubre de 2014, pero tendría que enfrentar un segundo turno.

En marzo, el gobierno Rousseff había alcanzado un récord de popularidad, de 65%. A inicio de junio, fruto del descontento con la inflación y el bajo crecimiento, la popularidad cayó ocho puntos, a 57%.

La rebaja de 27 puntos es la mayor para un presidente en ejercicio desde 1990 cuando Fernando Collor de Mello ordenó una retención de los ahorros de los brasileños, señaló el diario Folha que divulga la encuesta.

"Es grave para el gobierno, que está en un contexto complejo de dificultades con los movimientos sociales" y las multitudinarias protestas callejeras, declaró a la AFP el analista político André César, de la consultora Prospectiva en Brasilia.

"Y esto debilita aun más a la presidenta, porque refuerza la presión de los aliados y también de la oposición, que aspirará a sacar provecho. Es el peor escenario posible (...) Dilma ya no es la presidenta fuerte de hace unos meses", afirmó.

La presidenta reaccionó con "tranquilidad" y se propone trabajar más para responder a las demandas de las calles, afirmó el sábado ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo.

"La presienta está muy tranquila. Reconoce que hay un cambio y considera que la receta es trabajar" para atender a las demandas, dijo Bernardo, en declaraciones divulgadas por la estatal Agencia Brasil.

"Es una señal amarilla, una alerta, una señal de que es hora de que ella gobierne", dijo el líder en el Senado del principal partido opositor, el de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aloysio Nunes Ferreira, citado por O Globo.

La Confederaciones con nuevas manifestaciones

En medio a las protestas callejeras que han tenido uno de sus focos en el repudio a los millonarios gastos con los estadios para el Mundial 2014, un gran llamado a las calles estaba siendo convocado para este domingo coincidiendo con la final de la Copa Confederaciones, en las inmediaciones del estadio Maracaná.

La Policía Militar de Rio divulgó que 6.000 efectivos serán destinados a preservar la seguridad, en medio a un llamado de la Fiscalía pidiendo que sea restringido el uso de la fuerza.

Pese a los disturbios, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, aseguró el viernes que la Confederaciones ha sido una prueba "exitosa" y reiteró que no hay un "plan B" para organizar el torneo de 2014 en otro país.

La presidenta, que fue abucheada en el juego de apertura de la Confederaciones el 15 de junio en Brasilia, no tenía previsto ir. "La comparecencia de Rousseff a la final nunca estuvo en agenda", afirmó a la AFP una portavoz de la Presidencia este sábado.

Las protestas continuaron el sábado, con menor intensidad y dispersas en el país, aunque ganaron fuerza en Belo Horizonte, tercera metrópoli del país, donde la cámara legislativa aprobó el sábado una reducción de la tarifa del autobús que no fue suficiente según los manifestantes, que ocuparon el recinto.

En el estado de Piauí (norte), dos autobuses fueron incendiados, y en varios estados hubo bloqueo de carreteras, informó el sitio G1.

Pero la mayor marcha del día en Brasil fue de los evangélicos. Unos 800.000 fieles, según la policía, unos dos millones según los organizadores, se reunieron en Sao Paulo en la anual "Fiesta para Jesús", en una muestra de la fuerza de este credo que avanza en el país.

Las medidas del gobierno

En respuesta a las manifestaciones, Rousseff lanzó un plan para convocar a un plebiscito que dé pie a una reforma política, presentada como un antídoto a las malas prácticas políticas y la corrupción, y que adoptaría nuevas reglas para la financiación de campañas electorales, y del sistema de votación.

La presidenta cosechó el apoyo de la base aliada para el plebiscito, pero dejó pendiente una reunión con la oposición, que consideran que la reforma debe ser enteramente decidida por el Congreso y sometida a un referéndum.

Rousseff tenía previstas nuevas reuniones la próxima semana con movimientos sociales, dijo el ministro de Comunicaciones el sábado.

El Parlamento aprobó esta semana un paquete de medidas en respuesta a las protestas, como destinar las regalías del petróleo a educación y salud, incentivos para reducir el precio del transporte y el aumento de penas por corrupción.

Las movilizaciones debatían nuevas fechas para las próximas semanas y las centrales sindicales ya anunciaron una jornada de movilización para el próximo 11 de julio.

AFP.