En el Senado se discutirá, otra vez, el proyecto de ley que pretende prohibir el uso del glifosato y sus derivados en la implementación de la Política Nacional Antidroga en Colombia. Dentro de los parlamentarios autores de la iniciativa está Jorge Enrique Robledo, senador y precandidato presidencial del Polo.
“La ejecución del programa de erradicación de cultivos ilícitos con el herbicida glifosato fue suspendida en aplicación del principio de precaución, luego de que la Organización Mundial de la Salud la catalogara como posible cancerígeno. El principio de precaución debe ser aplicado por las autoridades para evitar el uso del glifosato”, señaló.
Agregó el senador de la oposición que “mediante la aspersión aérea y la fumigación manual este programa puede seguir ocasionando daños graves e irreversibles en la salud y el ambiente. Por esta razón es necesario que se aplique el principio de precaución para prevenir afectaciones en la salud humana de las personas y de las comunidades”.
“Del uso del glifosato en la agroindustria se han producido una gran cantidad de estudios que advierten de los riesgos y consecuencias de su uso. Sin embargo, al igual que para su uso en erradicación de cultivos, no hay conocimiento científico disponible que sea suficiente para conocer los alcances de los impactos en la salud. Es decir, aunque se ha encontrado una correlación entre el uso del glifosato y las enfermedades mencionadas, no hay un estudio concluyente por cuanto implicaría poner en riesgo a seres humanos para hacer pruebas específicas. Por ello, debe aplicarse el principio de precaución y para ello es necesario hacer un análisis de los elementos que deben cumplirse”, explicó Robledo.
Esa postura es contraria a la de otro precandidato presidencial: Rafael Nieto, del Centro Democrático: “En Colombia se usan 10 millones de litros de glifosato y solamente el 4,5 % se usa en coca. Si dejáramos de usar glifosato la producción agrícola colombiana caería entre un 30 y un 40 %. Sí, hay que reanudar la aspersión aérea con glifosato”.
Sostuvo que la erradicación manual está trayendo peores consecuencias para los ciudadanos y por eso se mostró de acuerdo con el regreso de la aspersión aérea. “La verdad es que hay más de 128 muertos entre 2009 a 2018 y más de 160 personas gravemente heridas en la erradicación manual. Ahí sí hay unos costos reales en vida y en salud. La erradicación con aspersión con glifosato es fundamental”.
“Las autoridades medioambientales y de salud pública de EE.UU., Europa y Japón, entre otros, han dicho y repetido que el glifosato usado de la manera adecuada, no es carcinogénico ni genotóxico. Por eso, el glifosato sigue siendo el herbicida más usado en el mundo”, finalizó.