Tras el duro remezón que ha significado para el Centro Democrático que su máximo líder y referente político, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, esté desde el pasado 5 de agosto en detención domiciliaria, una de las principales banderas políticas de esa colectividad ha sido la de impulsar una reforma a la justicia. Esto bajo la tesis de que esta rama del poder público se está politizando; prueba de ello sería el proceso penal y la privación de la libertad del exmandatario, ordenada por la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia.
Aunque ante la inminencia de una medida de aseguramiento contra Uribe, la primera reacción del uribismo fue poner sobre la mesa su ya conocida propuesta de convocar una asamblea constituyente para reformar a la justicia, sin embargo, el libreto cambió intempestivamente cuando el propio exmandatario, desde su sitio de reclusión en la hacienda El Ubérrimo, indicó que la mejor opción sería apostar por un referendo, sumando temas más allá del ajuste judicial.
- Cubrimiento: Comienza en Cámara discusión de la reforma política
Según el Uribe Vélez, este mecanismo es la vía más expedita no solo para la reforma a la justicia, incluyendo su vieja propuesta de volver a una sola alta Corte judicial (al estilo de lo que existía antes de la Carta del 91), sino que podrían someterse a consideración de los colombianos otros temas, como la disminución del tamaño del Congreso o que el programa Ingreso Solidario (instrumento de alivio social creado por el gobierno Duque dentro del plan de contingencia para enfrentar la pandemia) quede de forma permanente para las personas mayores de 65 años.
“Ojalá el partido empiece rápidamente el referendo para la reforma a la justicia, acabar la politización en la Corte, para que no haya la silla giratoria en los magistrados de la alta Corte”, señaló Uribe, al insistir en su nueva propuesta.
Sin embargo, en medio del accidentado escenario alrededor del caso penal contra el exmandatario, la idea del referendo tuvo poco eco, más aún porque el presidente Iván Duque, si bien respaldó públicamente la inocencia del expresidente e incluso llegó a decir que tenía derecho a defenderse en libertad, no se jugó directamente por la idea del referendo o de la constituyente.
“El presidente Iván Duque, si bien respaldó públicamente la inocencia del expresidente e incluso llegó a decir que tenía derecho a defenderse en libertad, no se jugó directamente por la idea del referendo o de la constituyente”
“Todas las discusiones desde el punto de vista de vehículos constitucionales son válidas. Por supuesto, nosotros como Gobierno hemos dicho con claridad que la reforma a la justicia es una necesidad para Colombia. Unos están hablando del acto legislativo, otros de una ley estatutaria. Un proceso constituyente es un proceso importante que involucra al constituyente primario, pero es un proceso demasiado largo”, dijo Duque.
Incluso el Presidente recordó que el Gobierno ya tenía un borrador de un proyecto de reforma a la justicia para llevar al Congreso (que venía liderando la ahora exministra y procuradora electa Margarita Cabello), en tanto que le dio un visto bueno al proyecto que impulsa la Procuraduría General para un mayor acceso ciudadano a los jueces y otros mecanismos judiciales. Y, como si fuera poco, el Consejo Superior de la Judicatura ya radicó en el Parlamento otra iniciativa de ajuste estructural a la Rama.
A ello se suma que desde distintos sectores políticos, jurídicos y de la academia surgieron no pocos peros a la idea de acudir a la ciudadanía para reformar a la justicia. Es más, muchas voces indicaron que la idea de una constituyente o un referendo para viabilizar este ajuste judicial, que es urgente pero que el Congreso no ha podido aplicar profundamente, se estaba “enterrando” ¿Por qué? Porque para todo el país resultaba evidente que el uribismo impulsaba la idea casi que con ánimo vengativo en medio de sus constantes rencillas con la Corte, que han ido desde los procesos de la ‘parapolítica’, las ‘chuzadas’, el caso del exministro Andrés Felipe Arias y ahora, el procesamiento a Uribe, entre otros.
Y, por último pero no menos importante, no pocos expertos indicaron que, ya sea vía constituyente o referendo, es muy tarde para que este Gobierno o la coalición parlamentaria que lo apoya arranque el largo e intrincado proceso de convocar alguno de esos mecanismos de participación popular. No hay que olvidar que a Duque le restan menos de dos años de mandato y a mediados de 202,1 el país ya estará en modo electoral de cara a los comicios de 2022.
¿De acuerdo?
Sin embargo, cuando todo el país creía que la idea de un referendo para reformar la justicia había nacido muerta, este jueves se produjeron unas declaraciones de la senadora uribista Paloma Valencia, según las cuales el presidente Duque estaría apoyando ahora sí esa propuesta de Uribe.
“El presidente Duque ve con buenos ojos que la ciudadanía participe en la reforma a la justicia (...) dijo: “estoy de acuerdo con ese referendo””, señaló la Congresista en declaraciones a W Radio.
Obviamente de inmediato se generó un debate político de alto calado, sobre todo en las redes sociales, teniendo como telón de fondo, de nuevo, el proceso penal contra Uribe, que esta semana pasó de la Corte Suprema a la Fiscalía, como consecuencia directa de su renuncia al Senado.
Al cierre de esta edición, ni Duque como tampoco el ministro de Justicia encargado, Javier Sarmiento, se habían pronunciado al respecto de lo dicho por Valencia.
“Es claro que el Gobierno está concentrado en estos momentos en seguir enfrentando la pandemia y el proceso de reactivación nacional, por lo que montarse en un tema tan complicado y polarizante como un referendo para reformar la justicia”
Ahora, es claro que el Gobierno está concentrado en estos momentos en seguir enfrentando la pandemia y el proceso de reactivación nacional, por lo que montarse en un tema tan complicado y polarizante como un referendo para reformar la justicia, cuando lo que está buscando es allanar un acuerdo nacional para recuperar al país de la crisis sanitaria, no parecería lo más conveniente.
Además, si bien la Casa de Nariño tiene en estos momentos mayorías parlamentarias en Senado y Cámara (tras asegurar el apoyo de Cambio Radical), varios de los partidos de la coalición no le jalarían a un referendo en estos momentos y menos para reformar la justicia en medio del agitado escenario por el procesamiento a Uribe.
Del dicho al hecho
Así las cosas, le correspondería, entonces, al Centro Democrático arrancar el proceso del referendo por sí solo. En otras palabras, lanzarse al agua y pasar de la propuesta a la acción.
¿Cómo? Sencillo: arrancando el trámite para la convocatoria de un referendo que, según la Carta y la Ley 134 de 1994 que regula los mecanismos de participación popular, es un proceso mediante el cual la ciudadanía, en las urnas, aprueba o rechaza un proyecto de norma jurídica o deroga una vigente.
El primer paso es que el Centro Democrático solicite formalmente a la Registraduría ser inscrito como promotor del referendo. Si cumple los requisitos, la entidad le entrega al comité promotor un formulario para la recolección de firmas.
Como se trataría de un referendo constitucional debe tener un número de apoyos equivalente al 5% del Censo electoral, que hoy es de 36.602.752. Es decir, que debería recaudar más de 1,8 millones de firmas válidas.
- Puede interesarle: El proyecto de reforma a la justicia de la gente
Según la ley, un referendo será aprobado si la opción del Sí obtiene la mitad más uno de los votantes, siempre y cuando en la votación participe al menos la cuarta parte de los ciudadanos que componen el censo electoral. Es decir, que tendrían que ser alrededor de 4,6 millones de votos afirmativos, con un umbral de participación superior a 9,2 millones de ciudadanos.
Como se ve, no es un tema fácil. Sin embargo, si el Centro Democrático quiere que el país empiece a interesarse en este tema del referendo, lo primero que debería hacer es pasar del dicho al hecho: inscribir un comité promotor y definir el temario.