Este sábado se cierra la segunda legislatura del Congreso de la República y la primera en sus más de dos siglos de historia marcada por la virtualidad debido al aislamiento obligatorio decretado por el Gobierno Nacional para mitigar la pandemia del coronavirus.
Es la primera vez que el sagrado recinto del Capitolio Nacional se encuentra vacío, apenas custodiado por el personal de seguridad. Hoy no se ven por los corrillos a los congresistas dando las últimas puntadas a proyectos de su interés, a sus asesores con los mamotretos de ponencias y Gacetas, ni a los periodistas persiguiendo a los parlamentarios para preguntar detalles que nutran sus crónicas políticas.
Mucho menos a las decenas de vendedores ambulantes en la Plaza de Bolívar vendiendo algodón del rosado, o a los fotógrafos ofreciendo instantáneas para la posteridad. Aunque siguen allí, su presencia –y sus ingresos- se han visto disminuidos, y de qué manera, por la ausencia de los ‘padres de la patria’ en la Plaza Mayor pues cuando no hay Congreso no hay actividad económica en sus alrededores.
Tal vez lo único que no ha cambiado es la presencia de cientos, quizás miles, de palomas que se niegan a desaparecer del paisaje de La Candelaria, a pesar de que más de una vez han sido envenenadas y de que este sábado, por cuenta del confinamiento y de la fría y lluviosa tarde bogotana, también han visto menguadas las generosas ofrendas de maíz.
Paradójicamente, la virtualidad legislativa ha servido para muchas cosas, entre otras para que los elegidos por el pueblo tengan menos disculpas ausentistas. De hecho, trabajar desde la comodidad de su casa les ha valido a la mayoría de parlamentarios tener menos excusas justificadas. ¡Enhorabuena!
Con todo, a nuestros legisladores les quedan aún varias horas de trabajo, antes de votar ya no a 'pupitrazo' sino a ‘clic limpio’ algunas iniciativas que están pendiente y que esta tarde se juegan su suerte, a menos que el Gobierno Nacional decida convocar a sesiones extras, que no lo ha hecho.
En el filo de la navaja.
Son varios los proyectos importantes que tiene las horas contadas –la legislatura termina a la media noche-, bien para ser engrosar los anaqueles de la Biblioteca del Congreso, o bien para pasar a sanción presidencial en la Casa contigua.
Alunas de estas iniciativas son: el proyecto que ofrece estímulos a las empresas que creen empleo para adultos mayores de 57 años. También está pendiente la ley que reforma las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR y que busca reformas del Código Penal para frenar el abuso y tocamientos a las mujeres en el servicio masivo de transporte.
Algunas iniciativas ya pasaron ‘a mejor vida’ como el proyecto que creaba la Renta Básica para la población más vulnerable, y que será presentad nuevamente en agosto.
Proyectos aprobados.
Pero el Legislativo también tiene mucho que mostrar, a pesar de la virtualidad. Por ejemplo, en los últimos días aprobó varios proyectos de importancia como la cadena perpetua, los pliegos tipo, el de ‘pago justo’ a proveedores en máximo 45 días y el de pasantías como experiencia profesional.
También se aprobó la ley antitrámites, el proyecto que obliga a que las EPS le den prioridad al tratamiento de los niños con cáncer (‘Ley Jacobo’), las amnistías para deudores morosos de multas de tránsito y el de ‘borrón y cuenta nueva’ para quienes estén reportados en centrales de riesgo.
Claro, hay muchos más como el que crea la región metropolitana Bogotá-Cundinamarca, el de transporte escolar para los municipios rurales, e que apoya a los pescadores artesanales en tiempos de veda, o el que legaliza predios ocupados por más de una década en asentamientos subnormales. En fin.
Así las cosas, muy a pesar de que las encuestas poco a nada le sonríen al Congreso colombiano, aún quedan siete horas de trabajo legislativo para cerrar la legislatura. Vamos a ver con qué nos sorprenden los elegidos.