Sergio Fajardo acelerará su campaña electoral | El Nuevo Siglo
PARA FAJARDO, el llamado a juicio le permitirá demostrar ante la Corte Suprema su inocencia y concentrarse en la campaña
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Viernes, 27 de Agosto de 2021
Redacción Política

Lejos de constituir un obstáculo para seguir su campaña, el candidato presidencial Sergio Fajardo consideró el llamado a juicio que le hizo la Fiscalía como una oportunidad, no solo para demostrar su inocencia, sino para poder sacudirse de este pleito y acelerar así su estrategia proselitista.

Como se sabe, la Fiscalía tomó la decisión de acusarlo formalmente ante la Corte Suprema de Justicia por incurrir presuntamente en los delitos de contrato sin cumplimiento de los requisitos legales y peculado por apropiación a favor de terceros agravado. Al exgobernador de Antioquia y hoy precandidato presidencial se le investiga por posibles irregularidades en un contrato de canje de deuda que se firmó durante su administración departamental.

Frente a ello, Fajardo dijo que la decisión de la Fiscalía no sorprende y, por el contrario, él la venía urgiendo para poder tener la oportunidad de defenderse ante la Corte. “Nunca en mi vida he cometido un delito. Así lo demostraré ante la Corte, que es el escenario natural para defenderme y donde se hará evidente la equivocación de la Fiscalía, que tendrá que argumentar por qué, por los mismos hechos que la Procuraduría experta en Hacienda Pública consideró irrelevantes hace 4 años, hoy me acusa”, concluyó.

Apretar acelerador

Así las cosas, a la par del pleito judicial, lo que se viene para el exalcalde y exgobernador antioqueño es una maratón política de seis meses y medio, tiempo que resta para el primer pulso en la contienda por la sucesión de Iván Duque: las consultas populares interpartidistas que se votarán el 14 de marzo (en paralelo a los comicios parlamentarios) en las que las coaliciones elegirán a sus candidatos únicos de cara a la primera vuelta presidencial, en mayo siguiente.

Fajardo, como se sabe, se mantiene segundo en todas las encuestas, detrás de Gustavo Petro, con quien se niega enfáticamente a establecer una posible alianza y, por el contrario, cada vez los caminos del exalcalde de Medellín y el exalcalde de Bogotá, ambos candidatos presidenciales en 2018, están más separados que nunca.

De hecho, la “Coalición de la Esperanza”, que es la base de la plataforma política de Fajardo, se fracturó precisamente por el pulso con los petristas. Como se sabe, en la Alianza Verde hay una fuerte división entre ambas alas, y ello no solo llevó a que este partido fuera separado temporalmente de la coalición sino que, además, hay riesgos de escisión en dicha colectividad.

Fajardo ha tomado distancia de la crisis de los verdes y preferido enfocarse en acelerar sus giras por todo el país, basado en un discurso en donde priman tres ideas centrales: la necesidad de superar la polarización que ha marcado al país en las últimas dos décadas; la urgencia de aplicar una nueva forma de política en el manejo de la cosa pública; y la propuesta de implementar un gobierno que incluya a todos los sectores políticos, económicos, sociales e institucionales, de forma tal que se sienten las bases de la recuperación del país, no solo frente al coletazo de la pandemia sino ante otra serie de problemáticas estructurales de vieja data.



Retos

En ese orden de ideas, Fajardo tiene tres retos principales de aquí a las consultas interpartidistas de marzo. El primero se refiere a la necesidad de repotenciar su campaña, pues está visto que Petro, pese a que también ha bajado en los sondeos, le ha tomado más ventaja en las encuestas. A ello se suma que aspirantes como Peñalosa o el mismo exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, se le están acercando. Este último es, según varios analistas, el que más le estaría restando apoyos, debido a que le plantea una pelea directamente por el voto paisa.

Y como si lo anterior fuera poco, todavía no se sabe cuál será el impacto de la entrada en el escenario de precandidatos fuertes como el uribista Óscar Iván Zuluaga y el lanzamiento del exministro de Salud, Alejandro Gaviria, en la franja de los independientes. Todo esto obliga a Fajardo a tener que meterle el acelerador a su campaña.

En segundo lugar, el dirigente antioqueño tiene que agilizar la definición de las reglas de juego en la “Coalición de la Esperanza”. Si bien es claro que tiene suficiente potencial político y electoral como para imponerse fácilmente en la consulta de marzo a rivales como Jorge Enrique Robledo (Dignidad), Juan Manuel Galán (Nuevo Liberalismo) o Juan Fernando Cristo, es imperativo para ese bloque que la votación sea significativa.

Para un candidato que en la primera vuelta de 2018 -aunque no clasificó al balotaje final- sacó 4,6 millones de votos, es evidente que debe apuntar a que en la consulta de marzo se alcance un buen guarismo. De lo contrario, una votación baja podría ser vista como un retroceso y le restaría posibilidades de cara a los comicios de mayo.

No pocos analistas sostienen que, tal cual lo señalan las encuestas del último año, está claro que Petro tiene hoy muchas posibilidades de ser uno de los dos candidatos que pase a la segunda vuelta.

Entonces, la pelea entre el resto de aspirantes se limita a quién lo acompañaría al balotaje final. En ese orden de ideas, Fajardo debe, por lo menos, maniobrar para mantener el segundo lugar en la contienda y esperar a que en una eventual segunda vuelta se le sume todo el antipetrismo y ello le allane el camino para ser el sucesor de Duque.



En tercer lugar, el exalcalde y exgobernador tiene que lograr una rápida diferenciación frente a los otros candidatos de las franjas de centro e independientes, bajo el entendido de que ya están claras las distancias con quien sea el aspirante definitivo de los uribistas y el propio Petro.

Vistas las propuestas de campaña de los aspirantes que se autodenominan de centro e independientes coinciden en que buscarán apalancarse en el voto independiente, de centro, de opinión así como en impactar a todo aquel que no esté ubicado en alguno de los extremos de la polarización que reina en el país.

Sin embargo, esa diferenciación no es una tarea fácil. Salta a la vista que Peñalosa, Gutiérrez, Gaviria, Rodolfo Hernández y otros nombres en el partidor de las precandidaturas tienen un discurso muy parecido al de Fajardo, sobre todo en temas como una nueva forma de hacer política, lucha anticorrupción, profundización de la política social y espíritu reformista. Los matices son pocos en estos temas centrales.

Como se ve, serán muchos los nombres peleando por la misma franja de votos de centro, lo que lleva al riesgo de que se atomice este potencial electoral y por esa vía se permita a Petro y al candidato de la coalición de la centro-derecha que sean quienes clasifiquen al balotaje final.

Ese es el panorama político y electoral que se le presenta a Fajardo. Es complicado, al igual que lo es para todos los aspirantes a la sucesión de Duque. Prueba de ello es que faltan seis meses y medio para las urnas y ningún sector político tiene clara la hoja de ruta. Por el contrario, semana tras semana hay movimientos que cambian el ajedrez electoral y modifican previsiones que se daban por inalterables…