Retos de Luis Gilberto Murillo como Embajador en EE.UU | El Nuevo Siglo
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Martes, 12 de Julio de 2022
Redacción Web

Son cuatro los retos que el nuevo embajador de Colombia en Estados Unidos, el exministro Luis Gilberto Murillo, tendrá en el inmediato futuro para mantener la que es sin duda la principal alianza geopolítica de Colombia en los últimos años: la relación con la Casa Blanca.

1. Alianza geopolítica: siendo la primera vez que Colombia será gobernada por una administración de izquierda, es evidente que esa circunstancia política impactará en la evolución de la alianza geopolítica entre nuestro país y Estados Unidos, que sin duda es la más antigua y sólida de ambos países, en esta parte del continente.

Petro asumirá el poder cuando en Suramérica hay un regreso de la preeminencia de gobiernos de izquierda. Esa tendencia política prima en Argentina, Chile, Bolivia, Perú y tiene amplias posibilidades de volver al poder en Brasil, en los comicios de octubre próximo. A ello se suma que el régimen dictatorial de Venezuela siempre se ha alineado con este tipo de gobiernos.

En ese orden de ideas, la primera tarea de Murillo deberá ser establecer cuáles son las bases con la que esta alianza Colombia-EE. UU podrá seguir funcionando a corto y mediano plazo, sin que las evidentes diferencias en materia política, económica, social e institucional generen un corto circuito entre ambos países.

Es claro que la interacción va más allá del tema antidroga, al punto que Estados Unidos es el primer socio comercial de Colombia y actualmente tiene una agenda muy amplia en materia ambiental, energética, de implementación del Acuerdo de Paz, derechos humanos y, obviamente, de colaboración en asistencia militar y seguridad.

Por ejemplo, Colombia se alineó con Washington en la mayoría de las votaciones en la ONU y en la OEA contra los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Es muy posible que con Petro en poder esas posturas puedan cambiar, según lo afirmado por el dirigente de izquierda a lo largo de los años.

De igual manera, el gobierno Duque también se alineó con Estados Unidos, miembro principal de la OTAN en su condena a Rusia por la invasión a Ucrania. No se sabe que postura tome Petro al respecto, una vez asuma la Casa de Nariño. Sin embargo, es claro que para la Casa Blanca cada acción del gobierno entrante de Colombia será determinante para saber el rumbo de la alianza geopolítica. De hecho, ya es sintomático que el presidente Joe Biden y el secretario de Estado Antony Blinken hayan hablado con Petro, pocos días de su elección, y se esté planteando que una misión norteamericana de alto nivel venga al país para hablar con el nuevo presidente y señalar el nuevo norte de la agenda bilateral.

2. Nuevo enfoque antidrogas: para nadie es un secreto que, en lo corrido de este siglo, desde el gobierno de Andrés Pastrana, pasando por los dos de Álvaro Uribe e igual número de Juan Manuel Santos, y la actual administración, de Iván Duque, Colombia ha mantenido una línea de acción antidroga típicamente de combate a los carteles del narcotráfico y toda la cadena de producción de narcóticos. De hecho, ello ha permitido que nuestro país sea el que más ayuda económica ha recibido de la Casa Blanca en dos décadas en el continente americano.

Sin embargo, es claro que ese enfoque que privilegia la persecución judicial al narcotráfico en todas sus facetas no es el que ha defendido el presidente electo Gustavo Petro, quien siempre se ha mostrado a favor de un enfoque de este fenómeno desde el punto de salud pública, es decir, aquel que privilegia la no penalización de los campesinos cultivadores e incluso abrir paso al camino de la legalización del consumo.

En ese orden de ideas, a Murillo le tocará la difícil tarea de convencer al gobierno de Biden aplicar una reingeniería a la lucha antidrogas, y a mecanismo clave de la misma, como la extradición y el uso del glifosato en la erradicación de narco cultivos, asuntos que el nuevo gobierno quiere reformar.  Como se sabe, la administración de izquierda entrante plantea limitar la primera figura y prohibir la utilización del herbicida por razones de precaución ambiental. Duque, por el contrario, marcó récord en materia de extradiciones y trató infructuosamente durante todo su gobierno de reimplantar la utilización del glifosato en las aspersiones aéreas.

También está por conocerse en estos días el informe de la Oficina Antidrogas de la Casa Blanca sobre la extinción de narcocultivos en Colombia, que el año pasado indicó que 2020 había cerrado con un récord en la extinción de sembradíos de hoja de coca, marihuana y amapola, superior a las 245 mil hectáreas.  Todavía no se sabe qué pasó en 2021 y ese dato es clave para lo que será la futura relación para los gobiernos Biden y Petro.



3. Relación con Venezuela: si algo es claro, en la cruzada internacional, contra la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, es que la Casa Blanca y la Casa de Nariño han estado alineadas no solo para aislar y condenar al régimen chavista, sino que ambos países han liderado el reconocimiento de Juan Guiadó como presidente interino y legítimo del vecino país, incluso reconociendo su capacidad de designación de embajadores y manejo de capitales oficiales venezolanos, tanto en Colombia como en Estado Unidos.

Sin embargo, esa postura enfática del gobierno Duque contra Maduro y compañía es claro que será modificada por el gobierno Petro, que incluso ya anunció que trabajará en una normalización de relaciones con el gobierno chavista y no ha tenido ningún tipo de acercamiento con la oposición en cabeza de Guaidó.

Si bien es cierto que el gobierno Biden, en medio de las maniobras para disminuir la dependencia global del petróleo y gas ruso, ha impulsado un proceso de acercamiento con el régimen de Maduro, no se sabe todavía que tanto esté de acuerdo con la estrategia de Petro encaminada a restablecer relaciones con un régimen que todavía es considerado no solo una dictadura, sino que, además, protege en su territorio a la guerrilla del Eln y grupos residuales de las Farc catalogador por Washington como grupos terroristas.

A Murillo le corresponderá tratar de alinear las diferencias de posturas entre Petro y Biden, acerca de Maduro para que no genere un corto circuito en la alianza geopolítica colombo-estadounidense.

4. Operaciones militares conjuntas: en medio de la difícil coyuntura internacional, en donde es claro que Venezuela tiene nexos geopolíticos con Rusia, China e Irán, al punto que han realizado ejercicios militares en su mar territorial con las fuerzas de Maduro falta por establecer si el gobierno Petro permitirá que las fuerzas colombianas también realicen este tipo de ejercicios con las estadounidenses en el mar caribe, tal como ha sucedido en las últimas dos décadas.

El presidente electo ha tenido desde hace muchos años posiciones críticas contra este tipo de operaciones conjuntas entre las tropas de Colombia y Estados Unidos, que obviamente el régimen chavista siempre ha considerado como una amenaza vedada a su seguridad, reiterando incluso en varias ocasiones que tanto el gobierno Duque como la Casa Blanca estarían detrás de complots para sacarlo del poder.

El entrante embajador, que remplaza a Juan Carlos Pinzón, ex candidato presidencial y exministro de Defensa, le tocará la difícil tarea de establecer las nuevas normas de juego para este tipo de operaciones militares conjuntas, tanto a nivel marítimo como incluso dentro del territorio colombiano, donde es claro que desde hace muchos años hay personal asesor norteamericano en materia de lucha antidroga.