Una fórmula estudia el Gobierno para refrendar popularmente cualquier acuerdo en La Habana, después de que le dijo no a la propuesta de las Farc de hacerlo a través de una Asamblea Constituyente.
Para el integrante de la constituyente de 1991, Fabio Villa, el mecanismo más adecuado es el referendo, aunque dijo que es pertinente hablar de este tema solo cuando haya acuerdos sobre la mesa.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo recibe la propuesta de las Farc?
FABIO VILLA: No pienso que sea pertinente todavía hablar de eso, es decir, todavía no está sobre la mesa ningún acuerdo. Creo que primero hay que ver qué es lo que se va a acordar para mirar cuál es el mecanismo de refrendación porque si los acuerdos son ciertos, el escenario no es una asamblea constituyente sino que debe ser un referendo, debe ser un plebiscito, debe ser una consulta popular… Es decir, las constituyentes no son para refrendar cosas, son espacios para decidir, para discutir. Si ellos lo que tienen en La Habana es simplemente una mesa de diálogo pero sin una conclusión, entonces sí habría que convocar a una constituyente, pero si en La Habana hay conclusiones, lo único que hay que hacer es ponerlas al referendo para que el pueblo colombiano diga si está de acuerdo o no.
ENS: ¿Cuál de los mecanismos sería el más adecuado para refrendar esos acuerdos?
FV: El referendo es un ejercicio en donde el pueblo opina sobre un texto, sobre una decisión, y aquí lo que va a haber son unos acuerdos y el pueblo va a opinar sobre esos acuerdos; mientras que los plebiscitos son sobre preguntas puntuales, es decir, sí o no la extradición, sí o no a las drogas, sí o no a algo concreto. Los referendos son para definir sobre textos, sobre conclusiones, sobre decisiones en las cuales el pueblo entra a tomar decisiones. Creo que en este caso, lo más adecuado sería un referendo.
ENS: ¿Con el referendo no se corre el peligro de que si son muchas preguntas, como en el caso del que presentó el gobierno Uribe, termine hundiéndose?
FV: Puede suceder, pero eso es un riesgo que se tiene que correr cuando se le quiere consultar al pueblo, que cuando se le consulta es para que decida, no es para que diga que sí a todo lo que se le pregunta, que era lo que creía el presidente Uribe, que uno preguntaba y la gente le decía que sí.
Es decir, no todo lo que se está negociando en La Habana necesariamente es bueno o necesariamente es malo, eso lo decide la gente, pues para eso se le pregunta.
ENS: ¿Independientemente de las conversaciones en Cuba, qué escenario determinaría una constituyente, como sucedió en el 90 con la Séptima Papeleta?
FV:Creo que la constituyente es una expresión de una voluntad de cambio de las reglas de juego, y eso fue lo que pasó antes del 91, había una voluntad popular clara por parte de los estudiantes, de los acuerdos de paz, de la situación que se presentaba en relación con el debate frente al tema de la extradición, etcétera, que requerían un debate público. Y ese debate llevó a que hiciéramos la Constituyente, pero hacerlo cuando solamente hay un sector interesado, no creo que eso tenga ningún sentido. Creo que la Constitución del 91 es una muy buena y alrededor de ella hay un gran consenso nacional.
Remedio para todo
La Asamblea Constituyente parece que se ha vuelto el remedio para todo, pues en junio pasado tras el descalabro de una reforma a la justicia, sectores uribistas plantearon este mecanismo. Villa consideró que “hay ciertos sectores que se sienten incómodos con la Constitución del 91, que andan buscando cualquier excusa para convocar una constituyente que revise la Constitución. Realmente el tema ahí no es que quieran refrendar acuerdos o quieran decidir el tema de la justicia, no, lo que quieren es revisar la Constitución”.