Un total de 38.566.795 ciudadanos integran hasta el momento el censo para las elecciones parlamentarias y presidenciales del año próximo, aunque el mismo seguirá creciendo de aquí hasta el 13 de diciembre, cuando la Registraduría Nacional suspenderá la incorporación al mismo de las nuevas cédulas, es decir cuatro meses antes de los comicios. Un aspecto importante de este registro es cómo está conformado por edad y género, entre otros factores que son clave para prever cómo se comportaría el electorado en dicha cita con las urnas.
Uno de los datos que llamó la atención del Censo del 2018 es que la población del país empieza a envejecer, pues mientras que en 1985 los colombianos mayores de 60 años eran el 3,98%, esta vez creció al 9,23%.
No obstante los jóvenes (entre 14 y 28 años) todavía son el segmento mayoritario por edad pues representan el 20% de la población total del país, lo que equivale a 10.871.021 personas.
Precisamente hay gran expectativa para las próximas elecciones por la participación de los jóvenes, teniendo en cuenta que fueron los principales protagonistas de las protestas que se desarrollaron a nivel nacional entre finales de abril y mayo pasado, en donde miles de colombianos reclamaron al Gobierno por la reforma tributaria, así como exigiendo mejoras en la salud y la educación, entre otros.
En esas protestas la mayoría de los jóvenes que se manifestaron de forma pacífica, hicieron propuestas frente a sus principales necesidades que mencionaron en educación y salud, y dejaron ver que sí les importa la política y quieren participar desde ese frente en la construcción de un nuevo país.
Hasta ahora se decía que a la mayoría de los jóvenes colombianos, si bien son críticos de la forma como los distintos gobiernos le dan manejo al país, no les interesa participar en política porque no se identifican con los partidos y pocos políticos les llaman la atención.
No obstante esta afirmación no tiene sustento pues no se sabe cuántos jóvenes votan en las elecciones nacionales o regionales, ni los demás grupos de edad, debido al secreto del voto.
La afirmación de que los jóvenes no votan sale básicamente de las encuestas electorales que miden la intención de voto, pero como se sabe estos estudios son una foto del momento que de ninguna forma aguantan hacer una generalización de este tipo.
Mirando las elecciones del próximo año, los 10 millones de jóvenes representan cerca del 26% del censo electoral. Si se tiene en cuenta que la abstención histórica en elecciones nacionales está por encima del 50%, se podría afirmar que en las legislativas de marzo y la primera vuelta presidencial participarían unos 5 millones de estos ciudadanos.
Las encuestas y algunos estudios han mostrado que el voto de los jóvenes es más de opinión y menos en favor de los políticos tradicionales. De ser así, los políticos que integran la Coalición de la Esperanza, en mayor medida, y algunos aspirantes independientes podrían verse favorecidos en los comicios del 2022.
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Voto reposado
Mientras que el voto joven lo asocian con la rebeldía y ser contestatario frente a una sociedad que dista mucho de la idealizada que se puede tener en esa etapa de la vida, se cree que en una edad más adulta los ciudadanos tienen en cuenta otros aspectos para escoger por quién sufragar, como que sus propuestas de gobierno sean coherentes con el crecimiento de la economía, pues de ello puede depender el empleo y la prosperidad.
Este sector de la población comprende la mayor parte del actual censo electoral, pues según el Censo poblacional entre los 30 y 49 años son 12.401.767 ciudadanos, en tanto que entre los 50 y 64 años son 6.447.395 personas.
Es decir que estos dos grupos poblacionales corresponden al 50% del censo electoral, y que aludiendo de nuevo a la tesis del voto reposado, dirigirían preferencialmente el sufragio a los partidos tradicionales y candidatos que representen posturas ideológicas entre el centro y la derecha.
En ese sentido se verían beneficiadas colectividades tradicionales como el Partido Conservador y Liberal, y otras que han sido muy influyentes en las dos últimas décadas como el Centro Democrático, Cambio Radical y el Partido de La U.
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Abstención
El fenómeno de la abstención en el país históricamente ha sido alto, no han bastado los incentivos que establece la ley para el sufragante, como medio día de descanso y prelación en el caso de obtener un empate en los resultados de los exámenes de ingreso a las instituciones públicas o privadas de educación superior, entre otras.
Empero, algunos analistas creen que la polarización política, la crisis por la pandemia y el coletazo de las recientes protestas podrían incrementar la votación en las elecciones del próximo año. Está por verse.
De acuerdo con la Registraduría Nacional, 19.636.714 colombianos ejercieron el derecho al voto en la primera vuelta presidencial en mayo de 2018, de los 36.783.940 ciudadanos que estaban habilitados para hacerlo, lo que equivale al 53,38% del potencial electoral del país.
En la segunda vuelta un total de 19.495.924 votaron, es decir que la abstención se mantuvo en el 53%.
Género
Del actual censo electoral de 38.566.795 ciudadanos, un total de 18.667.473 son hombres y 19.899.322 mujeres.
Tampoco hay estudios confiables que permitan decir si votan más los hombres que las mujeres o viceversa, o la forma como lo hacen, por ejemplo si ellas preferirían o no votar por una candidata solo por identificarse con su género.
La Misión de Observación Electoral (MOE) realizó una encuesta en 2011, la cual concluyó que aunque las mujeres son mayoría en Colombia y, por ende, en el censo electoral, los hombres ejercen en un 2,4% más su derecho al sufragio.
Un hecho que sí es cierto es que históricamente a la mujer le han cerrado las puertas en el país para participar en política. En 1954 pudo ejercer el voto por primera vez, y actualmente a pesar de leyes que favorecen su incursión en este campo, como la obligación que las listas a corporaciones públicas tengan al menos un 30% de género, el número de elegidas es inferior.
En el actual Congreso el número de parlamentarias (senadoras y representantes) no va más allá del 20%.
Desde este flanco podría pensarse que los hombres tienen más motivaciones para participar en política y para ejercer el derecho al voto. Este aspecto seguramente no lo dejarán pasar los estrategas para las próximas elecciones.