Esta noche, cuando la hora oficial colombiana marque las 8:45 se cumplirán 30 años del atentado magnicida que minutos después le costó la vida al exministro Luis Carlos Galán.
En el momento de su muerte, Galán llevaba apenas 26 días como precandidato presidencial del Partido Liberal, pues el 23 de julio la convención de la colectividad había decidido hacer una consulta interna para escoger el aspirante oficial de la organización política.
Que el oficialismo aceptara el mecanismo propuesto por Galán significó su reunificación, pues implicaba que el Nuevo Liberalismo se integraba a la estructura partidista.
Los precandidatos que integraban la baraja de la que los liberales debían escoger el 11 de marzo de 1990 eran, además de Galán, Hernando Durán, Ernesto Samper, Alberto Santofimio, Jaime Castro y William Jaramillo.
En las tres semanas en las que Galán alcanzó a ejercer como precandidato, las encuestas lo daban como amplio triunfador tanto en la consulta como en los comicios presidenciales previstos para el 27 de mayo.
30 años
Tras la muerte de Galán, ¿qué pasó con el galanismo?, ¿se extinguió con la desaparición del caudillo? Así lo ha considerado Jorge Alberto Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de la Universidad Eafit. Hace un par de años le dijo a un diario de Medellín que hasta 1988 el Nuevo Liberalismo “era un movimiento muy bogotano, una disidencia pequeña, pero con líderes de mucha ascendencia dentro del liberalismo, como Carlos Lleras Restrepo. Y muestra de eso también fue su influencia sobre la ideología editorial del periódico El Espectador. Todo eso les dio mucha visibilidad”.
Efectivamente, Galán apareció en la escena política en 1969, cuando siendo presidente Lleras lo designó para integrar la delegación colombiana que iría a Nueva Delhi a participar en la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo.
Al año siguiente, el nuevo presidente Misael Pastrana lo nombró en su gabinete como Ministro de Educación. Un año después se fue a Italia como Embajador.
Cuatro años más tarde volvió a codirigir con Lleras la revista Nueva Frontera. En este periodo fue elegido Concejal en Oiba, Santander, y luego alcanza un escaño en el Senado. Cuando Lleras anunció su retiro de la política, sus seguidores vieron a Galán como su relevo. En 1979 fundó el Nuevo Liberalismo. Al año siguiente registró una altísima votación para lograr una curul en el Concejo de Bogotá.
En el 82 la convención liberal le cerró la puerta y consigue ser el candidato presidencial más votado tras Belisario Betancur, elegido Presidente por el Partido Conservador, y Alfonso López, carta del liberalismo oficialista. Aunque los sufragios del Nuevo Liberalismo fueron menos que los obtenidos por el oficialismo, fueron suficientes para que nuevas figuras de la política llegaran al Senado, la Cámara, las asambleas y los concejos.
Voto de opinión
Los analistas coinciden en señalar que Galán debía su popularidad a la imagen renovadora que proyectó en las nuevas generaciones de ciudadanos. Como lo hicieron antes figuras como Jorge Eliecer Gaitán, Galán simbolizó el voto independiente y de opinión, pues sus seguidores optaron por él en contravía del “trapo rojo” –como se señaló peyorativamente el sometimiento incondicional a las directrices de la dirigencia liberal–.
Iván Garzón, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, explicó que el Nuevo Liberalismo quiso, en su momento, hacer una política diferente.
“En aquel entonces el partido que más había gobernado era el Liberal. El Nuevo Liberalismo se ofrecía como una alternativa para limpiar la política clientelista y corrupta de la época”, dijo Garzón.
Tras la integración con el Partido Liberal, los cuadros del Nuevo Liberalismo fueron tomando diversos rumbos, a veces dentro de la colectividad roja, pero también fuera de ella. En épocas recientes, no pocos resultaron uribistas, incluso por conveniencia que luego los llevó fuera de ese nuevo caudillismo.
Caudal galanista
Sin embargo, es posible que una parte importante del caudal galanista ya entrado en años se sienta todavía parte de una entidad algo distinta.
A ese sentimiento es que quieren llegar los hijos del inmolado dirigente, los exsenadores Juan Manuel y Carlos Fernando Galán, este último candidato a la Alcaldía de Bogotá, con idea de revivir la personería jurídica del Nuevo Liberalismo, pelea que por ahora van perdiendo en los estrados judiciales.
En septiembre del año pasado, Juan Manuel trinó que “el Partido Liberal se volvió un partido neoconservador y le dio la espalda al liberalismo”.
En mayo, la Sección Quinta del Consejo de Estado les negó la personería jurídica, sumándose a la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) emitida hace un año y ratificada en enero, tras un recurso de reposición impulsado por la Procuraduría.
“Lamento mucho el fallo negativo que acaba de producir el Consejo de Estado sobre la personería jurídica del Nuevo Liberalismo. No claudicaremos en este compromiso moral. La lucha continúa. Acudiremos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, anotó entonces Juan Manuel; Carlos Fernando se pronunció el igual sentido: “No claudicaremos en la lucha porque esos ideales y esa manera de hacer política puedan participar en la democracia colombiana”