Entre las prioridades del candidato a la Alcaldía está la descontaminación del río Bogotá, la recuperación de los humedales y terminar las grandes obras de infraestructura, como el Metro y hospitales
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Miguel Uribe Turbay se presenta como el candidato que continuará el trabajo del alcalde saliente Enrique Peñalosa.
Uribe logró el apoyo oficial de la mayoría de los partidos tradicionales. Liberal, Conservador y el Centro Democrático le dieron su aval, así como el Movimiento Mira y Colombia Justa y Libres, que agrupan las iglesias protestantes y evangélicas de la ciudad.
En entrevista con la Agencia Anadolu, el candidato más joven a la Alcaldía de Bogotá señaló que él es quien tiene más experiencia para manejar la ciudad. Construir el metro de Bogotá, impulsar el crecimiento económico y descontaminar el río Bogotá están entre las prioridades de su agenda.
En Bogotá se ha discutido largamente si la primera línea de metro debe ser elevada o subterránea. Usted insiste en hacerlo elevado. ¿Por qué?
Yo me comprometo a que no voy a perder un solo segundo. Renegociar, cambiar el proyecto actual implicaría no hacer el metro. Es por eso que es tan grave que otros candidatos estén planteando renegociarlo, cambiar el trazado o incluso hacerlo subterráneo. Lo que propongo es que la primera línea tiene que ser una realidad y lo tenemos que hacer ya. Y además propongo la segunda línea por la Calle 80 hacia Engativá y la Avenida Ciudad de Cali hacia Suba, y de esa manera garantizar que el metro sea la columna vertebral del transporte público en la ciudad.
¿Esa segunda línea de metro sería subterránea o elevada?
Probablemente la mayoría del tramo sería elevada y podría llegar a tener un tramo subterráneo. Puede ser elevada por toda la 80 y subterránea por la Cali.
¿Usted continuaría con el plan de Peñalosa de poner Transmilenio por la Séptima?
La Séptima colapsó. Hoy es más rápido andar a pie por la séptima que en carro o en bus. Desafortunadamente durante 20 años hemos estado discutiendo la necesidad de hacer algún proyecto en la Séptima y no se ha hecho nada. Finalmente, quienes estamos condenados al trancón y al retraso somos los bogotanos, especialmente las personas de menos ingresos que tienen que durar hasta cuatro horas en transporte público. Hay que pasar de la discusión a la ejecución.
Pero muchos ciudadanos se han opuesto al proyecto, diciendo que dañaría el histórico corredor. Hasta han interpuesto acciones jurídicas contra él…
El proyecto de renovación de la Séptima es mucho más que transporte público y por supuesto que estoy de acuerdo con reconstruir la Séptima y que haya un transporte público digno. Hoy hay 18.000 pasajeros hora/sentido en la Séptima y tenemos una proyección de 24.000 pasajeros en 10 años. Necesitamos un transporte que garantice esa demanda. Podríamos buscar otras alternativas como el tranvía, pero eso solo moviliza 13.000 personas hora/sentido. Es decir, la solución se quedaría pequeña. El tranvía no logra solucionar el problema y además tiene algunos problemas técnicos sobre el corredor.
Sus propuestas de movilidad son la continuación de las del alcalde saliente Enrique Peñalosa, pero él no ha sido muy popular al promoverlas. ¿Será que impulsar su campaña como la continuación de Peñalosa podría ser interpretado como insistir en una fórmula fallida?
Es evidente que en Bogotá hay una serie de obras que hace años no se hacían. Puede ser que Peñalosa sea impopular, pero es eficiente. Y realmente ha realizado más de 2.500 obras, más de 70 obras viales y tiene nueve megaproyectos andando. Durante años las administraciones no habían hecho ninguna de estas obras ni ningún esfuerzo para sacarlas adelante. Los hospitales de Bosa, Usme y Santa Clara, por ejemplo. Las torres de urgencia de Kennedy y el Tunal, que se las robó Samuel Moreno y que después Gustavo Petro no hizo nada para terminarlas. También podría hablar de parques y colegios. Entonces, si bien ha habido un costo político en la imagen, hay unos resultados concretos que vale la pena defender. Aquí los alcaldes pasan, pero los grandes proyectos continúan.
¿También piensa continuar con los planes de Peñalosa para la reserva forestal Thomas van der Hammen, que incluían construir vías a través de ella?
Voy a hacer realidad la reserva. Como joven, soy consciente de la necesidad de una ciudad sostenible. Lo que considero es que, si bien hay que hacer la reserva, hay que tomar la decisión urgente de hacer las vías que necesita la ciudad. Más de media ciudad está hoy básicamente bloqueada por la ausencia de esas vías. Pero haré realidad la reserva y me comprometo a que será mucho más ambicioso que el plan original. Es decir, si bien la reserva era de unas 1.400 hectáreas, en el plan original solo 600 iban a ser reforestadas. Yo me comprometo a reforestar más de 1.400 hectáreas. El plan original indicaba que 500 hectáreas fueran públicas, yo dejaré 1.500 como públicas. También es importante resaltar que durante 18 años no han movido un dedo para hacer la reserva realidad. Quienes más defienden el plan original ya gobernaron Bogotá y no la hicieron realidad.
¿Cuál es su plan para mejorar la calidad del aire en Bogotá?
Mi primer compromiso es que todos los buses Transmilenio que yo contrate van a ser de tecnologías limpias. Voy a cambiar los buses viejos contaminantes por buses eléctricos. Vamos a dar incentivos para la compra de vehículos privados eléctricos.
También vamos a sembrar un millón de árboles. Vamos a promover un control, inspección y vigilancia a todos los carros e industrias que no cumplen con las normas técnicas. Vamos a dar incentivos para que tanto industrias como camiones de carga empiecen a hacer la conversión en tecnología, para que a mediano plazo no existan los camiones o las fábricas que contaminen como hoy lo están haciendo.
El manejo de basuras también es un tema ambiental importante para la ciudad. ¿Cómo planea mejorar ese aspecto?
Mi compromiso es que en Bogotá se recicle al menos el 25% de los residuos que se producen. También usar la termovalorización de la basura para producir energía. Eso implicaría reducir en más de un 30% los residuos que llegan al relleno sanitario. También vamos a hacer un plan a mediano plazo para acabar el relleno Doña Juana y hacer un plan que no condene a las comunidades vecinas a vivir en las dificultades que hoy viven.
Vamos a formalizar y trabajar con los recicladores, promover centros de acopio y dar incentivos para el reciclaje. Pero el tema central en esta materia es cultura ciudadana. No importa qué haga el Distrito, mientras las personas no reciclen en la fuente, mientras las personas no sean conscientes de sacar las basuras de la forma apropiada, es imposible tener un cambio estructural en la recolección de la basura.
Bogotá enfrenta la mayor crisis migratoria de su historia. ¿Cómo seguir promoviendo un ambiente de inclusión y oportunidades para las personas que llegan?
Soy solidario con la situación en la que llegan los migrantes venezolanos. Considero que Bogotá debe dar ejemplo y que tenemos que promover solidaridad y luchar contra la xenofobia. Eso implica que, si bien los recibimos con oportunidades, también debemos exigirles deberes y buen comportamiento. Venezolano que no cumpla la ley debe ser sancionado con toda la contundencia.
Al mismo tiempo tenemos que ser conscientes de que los esfuerzos que se hacen para ayudarlos son los mismos que se hacen para cualquier ciudadano colombiano. Como secretario de Gobierno creé la primera ruta de atención al migrante sin ningún tipo de precedente. Logramos articular la administración para empezar a atender los diferentes segmentos de la población.
Una de las necesidades que más expresan los migrantes es un trabajo estable y digno.
La mejor forma de convertir la migración en una alternativa viable para Bogotá es la generación de empleo y el crecimiento económico. Usar esa fuerza que está llegando a la ciudad para generar oportunidades y no cargas. Eso implica que tenemos un plan para que Bogotá crezca en un 6% en su Producto Interno Bruto anual. Nuestra meta para el 2023 es reducir el desempleo al 7%, reducir la pobreza monetaria al 8% y acabar la pobreza extrema. Eso va a impactar en la migración y en los ciudadanos colombianos.
El plan humanitario para los migrantes requeriría una inversión importante. ¿De dónde saldrían los recursos?
Hoy hay alrededor de COP 13.000 millones invertidos para estos propósitos y probablemente se tenga que aumentar el presupuesto. El Distrito tiene la capacidad de aumentar los presupuestos a través de los presupuestos ordinarios de salud, educación, seguridad social y otros. También necesitamos el apoyo del Gobierno nacional y de la cooperación internacional, de lo contrario sería imposible atenderlos.
El sistema de salud bogotano ha sido víctima de la corrupción y otros problemas. ¿Cuáles son los retos más grandes que tiene en el futuro?
Durante las pasadas alcaldías se vivieron tal vez los escándalos más grandes de corrupción en el sector salud. Afortunadamente esto se está cambiando. Falta fortalecer el personal profesional y especializado. Hace 15 años no se construye un hospital en Bogotá. Hay que hacerlos. Esta administración deja contratados Bosa, Usme y Santa Clara, en el San Juan de Dios. Me comprometo a terminarlos. También me comprometo a continuar con el plan de Centros de Atención Prioritaria en Salud, ya hay 40 y hay que hacer más para que pacientes de baja complejidad puedan ser atendidos sin congestionar urgencias. Estamos trabajando en un plan que reduzca el tiempo de espera de los pacientes. Por último, voy a hacer realidad la central de compras para que haya compras a gran escala y se garantice el precio y la calidad de los productos. Esto también ayudará en la lucha contra la corrupción en la compra de insumos.
Se ha hablado mucho de la descontaminación del río Bogotá y el saliente alcalde había prometido que los bogotanos podrían nadar en ese río, pero hoy en día está tan contaminado que se ve lejana esa posibilidad. ¿Cómo acelerar ese proceso?
Precisamente no cambiando de rumbo. Gran parte de las frustraciones que tenemos los bogotanos es porque llegan gobernantes a borrar todo lo que han hecho otros. Pero empieza a cambiar. Lo que parecía imposible empieza a ser una realidad. Durante años se habló 'carreta' sobre la descontaminación. Incluso los interceptores de Tunjuelo y Canoas que contrató Samuel Moreno con Odebrecht corruptamente dejaron una tuneladora que Petro debía sacar y nunca lo hizo. Esta administración la sacó para terminar el interceptor Tunjuelo Canoas y poder descontaminar el Fucha y el Tunjuelo. Me comprometo a terminar la ampliación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre, hacer la PTAR Canoas, terminar la planta elevadora de Canoas y terminar los interceptores de Fucha, Tunjuelo y Canoas. Eso lo que implica es que vamos a descontaminar los ríos Fucha, Tunjuelo y Bogotá. Esa es una realidad. Ya no tenemos que seguir esperando. Las frustraciones del pasado no las volveremos a vivir.
También hay un reto para descontaminar los humedales.
Hace quince años no se invertía un peso en los humedales. Hoy se les está recuperando el espejo de agua, retirando el buchón y 11 de ellos están avalados por el Protocolo Ramsar, el más importante de protección de humedales. En los primeros 100 días voy a recuperar el humedal de la Vaca Azul, en Kennedy.