Enrique Serrano López es uno de los historiadores y escritores más reconocidos en Colombia, y desde marzo de 2019 es el director del Archivo General de la Nación, el repositorio donde se guarda con mucho celo la historia del país y el testimonio de sus protagonistas.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué es el Archivo General de la Nación?
ENRIQUE SERRANO LÓPEZ: Es el conjunto de instituciones que rigen la política archivística y documental en Colombia y custodian la memoria de la nación a nivel de documentos, por tanto su misión es preservar ese tesoro tan inmenso regido por una política gubernamental.
Eso lo convierte en una doble entidad: resguarda, protege y restaura documentos históricos de gran valía, pero también da línea sobre el comportamiento actual y futuro en materia documental en Colombia.
ENS: Como historiador, ¿qué se ha encontrado en el Archivo General de la Nación?
ESL: En realidad hay una gran cantidad de documentos coloniales y republicanos que resultan muy valiosos para comprender matices de la vida colombiana a través de los tiempos, así como el desarrollo de una pequeña nación rural, aldeana, que se convirtió en una nación urbana, abierta al mundo.
Es decir, se puede ver la transición que ha sufrido Colombia a través de los siglos mediante documentos originales para comprender cuál ha sido el testimonio de los protagonistas que hicieron la historia.
ENS: ¿En Colombia sí hay conciencia de la importancia de preservar y proteger nuestra memoria histórica?
ESL: No son libros propiamente, sino testimonios documentales, fardos, manuscritos, documentos de naturaleza notarial, eclesiástica, etc. Es la base de profesionales de muchas áreas sociales para entender los cambios del país, las razones de estos y su evolución.
Pero más allá de hacer un juicio crítico hay que decir que Colombia fue uno de los primeros países que se preocupó por eso desde el siglo XIX. Pero fue desde 1989 en el gobierno de Virgilio Barco que se creó el Archivo General de la Nación y se construyó un edificio además muy bello, de Rogelio Salmona, que se convirtió en un gran repositorio.
Colombia se percató primero que otros países sobre la importancia de la transformación al documento digital, de expedir leyes, de tener sede, tener una política gubernamental. Hoy tenemos profesionales en archivística de alta calidad. De manera que Colombia es relativamente avanzada frente a otros países de la región en cuanto a los desafíos de esta actividad.
ENS: ¿Hay suficiente presupuesto para cumplir esa política pública?
ESL: En Colombia hay mucho más interés en la regulación documental que en otros países. Es decir, se tienen instrumentos importantes dignos de ser evaluados, pero nos faltan elementos complementarios para decir que somos un auténtico líder en la región.
Esto es un desafío perpetuo: así como existe el Estado debe existir la preservación documental. Obviamente, quisiéramos tener mucho más presupuesto, pero no quiere decir que no tengamos una política, unas leyes y una partida. Sería injusto decir que estamos en rines en esta materia.
ENS: ¿Cuál es el documento de mayor valor histórico que tiene el Archivo General de la Nación?
ESL: Pues son muchos, pero por decir algo se tienen los documentos originales de las Constituciones de Colombia, la Constitución de Villa del Rosario de Cúcuta de 1821 que el año entrante cumple 200 años y es considerada el sueño bolivariano, y todas las demás Constituciones.
Pero hay muchos otros documentos valiosos: de alcabalas, del origen y la historia de las grandes empresas nacionales, los ferrocarriles, las carreteras, las grandes obras públicas, el comienzo de la energía eléctrica en el país, la emisión de moneda, el surgimiento del Banco de la República.
Es decir, el testimonio documental de todos los grandes fenómenos sociales que han afectado la vida de Colombia. Son tesoros históricos invaluables que tienen que ser preservados.
ENS: ¿Para un académico como usted qué significa ser el director del Archivo General de la Nación?
ESL: Pues es la mejor oportunidad que he tenido de acercarme a este patrimonio histórico, y sería una oportunidad muy valiosa para cualquier investigador. Pero esto supone grandes desafíos más allá de tener los documentos a la mano: hay muchos ‘enemigos’ visibles e invisibles de que estos documentos se mantengan en buena condición a pesar de los siglos para garantizar los derechos del ciudadano a través de una política documental pública. La responsabilidad no es menor.