En realidad la historia de Colombia no se ha caracterizado por la abundancia de presidentes jóvenes. Es de alguna manera fácil descubrir, con un poco de ejercicio de memoria y revisión documental, cuáles han sido los mandatarios de menor edad en ocupar el máximo cargo de este país, aunque también hay algunos de poco renombre.
Realmente la persona más joven en ocupar ese cargo fue Liborio Mejía, nacido en Rionegro (Antioquia), según la Real Academia de la Historia, tras la designación de Custodio García Rovira como presidente y de Mejía como vicepresidente. Pero como el general García Rovira no pudo escapar de los españoles, el coronel Mejía, a los 24 años, asumió la presidencia de la República y la jefatura de su escaso Ejército. Sin embargo, al poco tiempo fue fusilado.
Ahora bien, algunos historiadores controvierten la idea de que sea el presidente más joven del país, pues cuando él ejerció dicho cargo Colombia no se había independizado.
Figuras más reconocidas
Por el contrario, hubo otras figuras muy reconocidas que asumieron la Presidencia y también lo hicieron a muy corta edad aunque con madurez al frente del cargo: Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y José María Obando.
El historiador y politólogo Álvaro Tirado Mejía, quien habló con EL NUEVO SIGLO, destacó que los tres se pueden agrupar en un sentido, debido a que ellos participaron en la Guerra de la Independencia. “En esos periodos revolucionarios realmente se da una movilidad social muy grande y permite que la gente muy joven o incluso, en ciertos casos, de sociedades muy estratificadas de personas que no podían acceder a los más altos grados militares, sobresalieran y llegaran incluso a la Presidencia. Por eso yo creo que habría que mirar en estos tres casos realmente si son producto de la Guerra de la Independencia”.
Tirado aseguró que en el caso de Bolívar, él tuvo el título de Presidente (36 años) no de Colombia sino de la Gran Colombia. “Ese sueño de Bolívar y otras personas libertadoras se quebró desafortunadamente. Porque estos países se separaron, Venezuela, Colombia, Ecuador. Ahora, él dedicó gran parte de su vida a la acción militar, más que gobernante o estadista fue un militar”, pronunció Tirado.
El politólogo recuerda que las funciones realmente administrativas las ejecutó Santander (27 años), quien era vicepresidente de esa Gran Colombia y el encargado de la Nueva Granada. “Él también estuvo en la vida militar, pero le tocó sobre todo organizar el Estado recién nacido, implantar la República y manejar una situación muy difícil, porque no hay que olvidar que para liberar a Perú, a Ecuador y a Bolivia hubo un ejército de unas 10 mil personas que de Colombia fueron a luchar allá”.
Resalta que “mantener eso económicamente fue muy difícil. Yo diría entonces que el gran hombre, el gran personaje, Bolívar soñador, siempre tuvo un esquema del Estado que plasmó en la Constitución boliviana, constitución que tuvo sus partidarios, pero también sus impugnadores y, en boca de los impugnadores, por ser una constitución bastante autoritaria”.
“Por el contrario, Santander, llamado el Hombre de las Leyes, tenía una visión más republicana de la organización del Estado naciente y por eso vinieron los conflictos entre Bolívar y Santander, que tenían un contenido ideológico muy fuerte”, indicó.
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Obando, presidente enjuiciado
En cuanto a Obando, Tirado recuerda que fue un militar muy importante, especialmente combatió en las legiones del sur, se entregó luego a las tropas libertadoras, pero sobre todo es recordado como un caudillo popular. Él estuvo transitoriamente de presidente de la Nueva Granada (36 años), es decir, de la actual Colombia, recién creada por unos días mientras venía Santander del exilio a posesionarse.
Ya como gobernante de la Nueva Granada, por elecciones, tuvo una inmensa acogida y en su gobierno se desató algo muy importante, que fue una lucha entre los artesanos.
“Como no se llevaron a cabo las reformas que había prometido vino un golpe de Estado propiciado por el general José María Melo; fue el único golpe que hubo en el siglo XIX. Luego como producto de una guerra Melo fue derrocado, tuvo que irse al exterior y Obando tuvo que ir al Senado porque fue enjuiciado. Muy pocos presidentes de Colombia han tenido que pasar por el Senado para afrontar un juicio, como en el caso de Santander, luego Mosquera y en el siglo XX Rojas Pinilla”, expuso Tirado.
Otro presidente joven de este siglo fue Eustorgio Salgar (39 años), entre 1870 y 1872. Este bogotano puso especial énfasis en la educación pública: creó la Dirección General de Instrucción Pública e impulsó la organización de la educación primaria.
Presidentes del siglo XX
Recorriendo épocas posteriores los gobernantes colombianos han sido de mayor edad, casi todos mayores de 50 años, pero hay ciertos casos de gobernantes muy jóvenes. Uno de ellos en el siglo XX fue Alberto Lleras Camargo, quien se destacó en la política desde temprana edad. A los 27 años ya era presidente de la Cámara de Representantes, ministro de Estado a los 29 y ocupó muchos ministerios porque él estaba en el grupo de López Pumarejo durante la Revolución en Marcha.
“Lleras llegó a la presidencia a los 39 años, en 1945, en ese momento tenía más recorrido político Gabriel Turbay, él había podido ser el presidente, pero no quiso presentarse porque decía que le tocaba solo un año y él quería gobernar cuatro años. Al año siguiente vino la división liberal ente Gaitán y Turbay y este último nunca fue presidente”, narró el historiador.
Alberto Lleras gobernó por un año, pero luego con la caída de la dictadura de Rojas Pinilla, se convirtió en el primer presidente del Frente Nacional.
Tirado no olvida a César Gaviria, quien llegó al poder a los 43 años; recuerda que fue presidente de la Cámara, luego ministro tanto de Hacienda como de Gobierno en el mandato de Virgilio Barco y durante su administración se redactó la Constitución de 1991.
Por último, resalta que con Iván Duque (41 años) a quien le tocó una época dura, "indudablemente, pero yo creo que también ha sido el final de un ciclo en otro sentido. Con él llega el fin de una era y el principio de otra. Lo que viene, eso sí es un interrogante hacia el futuro”, concluye Tirado.