Esta semana el Consejo Nacional Electoral reconoció la personería jurídica al Partido Dignidad, el cual surgió de un sector encabezado por el senador Jorge Robledo que se escindió del Polo Democrático. EL NUEVO SIGLO habló con el presidente de esta colectividad, el exsenador conservador Juan Manuel Ospina.
EL NUEVO SIGLO: ¿El reconocimiento de personería jurídica a Dignidad, cambia en algo la estructuración que ustedes vienen adelantando de la colectividad?
JUAN MANUEL OSPINA: No, creo que simplemente es la consolidación de un proceso que se venía desarrollando y que de acuerdo con las normas vigentes de la Constitución, con los estatutos del Polo, estaban dadas las condiciones para que se produjera esta escisión, con lo cual ya Dignidad adquiere una vida jurídica autónoma y propia.
Entonces es un paso más en consolidar un proceso que está en marcha y creo que puede continuar con mucha más claridad, con mucha más capacidad de convocatoria, con mucha más credibilidad a los ojos de ciertos sectores que todavía podían decir: ' esto es como una quijotada de Robledo y una gente, esto no va para ninguna parte o esto tiene simplemente un puro sentido coyuntural'.
Creo que la personería ayuda a consolidar esa visión de permanencia que se le ha querido dar al proyecto de Dignidad desde sus orígenes.
ENS: En Colombia varios movimientos políticos han sido flor de un día, ¿cuál es la visión de Dignidad para tener impacto duradero en la política?
JMO: Creo que ahí hay tres elementos principales: primero que Dignidad no es fruto de un capricho de alguna persona que monta un entable para poderse ganar unas elecciones. Dignidad en ese sentido hereda una larga tradición de compromiso político, de organización política, de objetivos políticos, de ser capaz de defender posiciones aún en medio de condiciones terriblemente adversas, y creo que ese es un acumulado que está allí y que de entrada le da un centro de gravedad, una solidez y una densidad al proyecto.
Tiene una gente que ha trabajado la política, que no son unos recién llegados y que con esto lo que abre es la posibilidad de que llegue mucha otra gente que está descontenta con lo que se está viviendo, que siente en carne propia la crisis que están viviendo los partidos tradicionales, crisis que no es solamente colombiana, por lo demás, y que ven allí por lo menos una puerta de esperanza, una seriedad de que lo que ellos están buscando se pueda lograr materializar.
ENS: ¿Cuál es el otro elemento?
JMO: Que están dadas las condiciones hoy en el país, se está reclamando por sectores importantes de la opinión pública con posiciones no extremistas, con posiciones para buscar acuerdos, para buscar puntos de confluencia, no sobre todo pero sí como diría Álvaro Gómez, lograr acuerdos sobre lo fundamental.
Y creo que allí esta dinámica que aporta Dignidad puede ayudar a consolidar opciones que vayan en esa dirección, y en ese sentido me parece que aquí más que responder a una situación coyuntural, que no es el hecho, es un intento de responderle a una sociedad que reconoce que la política es fundamental como un elemento de la actividad social y humana, pero que la política como hoy se está viviendo, como hoy se está haciendo en Colombia, está absolutamente superada por los hechos.
ENS: ¿Y ahí cuál es el rol de Dignidad?
JMO: Pues se abre ese nicho que Dignidad cree que puede ayudar a llenar, y en asocio con los componentes de esta coalición en la que se está trabajando, que tiene obviamente una primera etapa electoral, pero los diferentes voceros de los partidos que allí están, por lo menos en este momento consideran que cada vez más estamos pasando de una política de partidos a una política de coaliciones.
Esto no es solamente en Colombia, esta puede ser la base para consolidar una coalición que no solo gane las elecciones del año entrante sino que también pueda darle continuidad a estos nuevos espacios de actividad política y una definición a estos nuevos actores políticos, que ya más que los partidos, son actores de coaliciones que convergen en unos puntos fundamentales y saben respetar las diferencias que hay entre sus afiliados, lo mismo que sucede entre la ciudadanía.
Una sociedad unanimista es una sociedad totalitaria, una sociedad unanimista es una sociedad que está en las antípodas de la democracia, y una sociedad que solamente se mueve entre extremos es una sociedad que está condenada al desorden, a la violencia y a todo lo que de alguna manera estamos viviendo, porque esa posición de centro consolidador hoy en Colombia está por llenarse.