RECIENTES DENUNCIAS de la Organización de Naciones Unidas (ONU) han puesto de manifiesto los abusos de grupos armados ilegales contra poblaciones indígenas, donde las principales víctimas son niños y jóvenes de dichas comunidades.
De acuerdo con el relator especial sobre derechos de pueblos étnicos, José Francisco Cali Tzay, los menores de edad son reclutados por estas asociaciones al margen de la ley, con la intención de integrarlos a sus filas. Para evitarlo, muchos de ellos optan por el suicidio.
“Hay una situación en la cual se puede ver que hay niños, inclusive de 6, 7, 8 años, que están siendo reclutados. Es una situación que es preocupante, esencialmente por la cuestión de la violación al derecho internacional humanitario”, aseguró el funcionario en una rueda de prensa realizada en la ciudad de Bogotá.
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Entretanto, dijo que la situación en el país es alarmante y denunció que muchos de estos niños y jóvenes son entrenados para llevar a cabo un trabajo de inteligencia; es decir, de llevar información sobre las comunidades a las que pertenecen a los líderes de las organizaciones criminales.
También manifestó preocupación por el hecho de que, después de ser presuntamente liberados, las víctimas no son aceptadas nuevamente en sus respectivas comunidades, ya que empiezan a generar desconfianza entre su propio pueblo.
“Muchos de esos reclutamientos son llevados a cabo con el fin de obtener inteligencia. Los niños y niñas son apartados de sus familias por algunas semanas y luego son supuestamente liberados, pero en realidad son reinsertados en sus comunidades con el fin de que sirvan de informantes, rompiendo la confianza y fracturando el tejido social del pueblo. En algunos casos, los menores reclutados no son aceptados de vuelta por sus comunidades, lo que los coloca en una situación de abandono y los lleva a la indigencia, adicción o inclusive la prostitución”, indicó el relator de la ONU.
El alto funcionario de la ONU indicó que “los testimonios de reclutamiento y desplazamiento forzado, suicidios, violencia sexual y discriminación en el acceso a la salud, la educación y la alimentación, son devastadores (…). Lo que hacen (los grupos armados) es que los arrinconan (a los niños) a una situación de suicidio, porque ven solamente esta forma de liberarse”, manifestó Cali Tzay a los medios de comunicación.
Además, expresó que “preocupa el índice de suicidios entre niños y niñas indígenas, vinculados al reclutamiento armado y violencia sexual. Se destaca la dificultad para recopilar datos estadísticos precisos y la falta de una política pública de salud mental diferenciada y consultada con los pueblos indígenas para abordar esta emergencia”, informó.
La búsqueda
Asimismo, manifestó que hay reportes de mujeres indígenas que llevan más de 10 años en una cruzada por hallar a sus hijos, hijas o parejas, desaparecidos en medio del conflicto armado en Colombia. Destacó que las víctimas no han recibido una respuesta oportuna por parte del Gobierno nacional.
De hecho, aseguró que estas personas se sienten invisibles ante las autoridades que, a su juicio, no han hecho lo suficiente para brindar el apoyo necesario.
El funcionario de la Organización de Naciones Unidas invitó al Ejecutivo a poner en marcha las recomendaciones hechas por sus predecesores, quienes tuvieron la oportunidad de visitar Colombia entre los años 2004 y 2009. Adicionalmente, instó a tratar el tema del “abandono histórico” del que han sido víctimas los pueblos étnicos de este país.
“El verdadero progreso depende del reconocimiento y respeto genuinos de los derechos de los Pueblos Indígenas, comenzando por el autogobierno, la libre determinación, las tierras, los territorios y recursos”, destacó Cali durante la rueda de prensa.