Tan pronto el presidente Gustavo Petro presentó el proyecto de reforma tributaria y sus propósitos inmediatos para la economía, declaró que entre sus asesores cercanos le gustaría tener a la economista Mariana Mazzucato, quien actualmente con sus ideas y planteamientos es reconocida en el mundo entero.
Este deseo de Petro causó sorpresa ya que la economista ítalo-estadounidense no es muy conocida y popular en Colombia y no se ha mencionado como una de las gurús que hoy refrescan el pensamiento tradicional del modelo de desarrollo nacional.
Sin embargo, Mazzucato cada año surge entre los nombres como favoritas al Nobel de Economía. A sus 54 años, en Europa y principalmente en Estados Unidos, goza de un prestigio notable con sus postulados sobre la otra forma en que debería el capitalismo funcionar como ecosistema simbiótico en el que trabajen juntos el sector público y privado.
La riqueza
Hace poco en una entrevista que le dio a la revista Cambio, sostuvo que la izquierda se equivoca al pensar inicialmente en la redistribución de la riqueza, cuando primero debe aprender a crearla. “Luego de que se cree la riqueza, a través de innovación en el sistema industrial, esa riqueza puede redistribuirse entre la población”.
Una de sus afirmaciones, que ha plasmado en los numerosos libros que ha publicado sobre desarrollo y economía, señala que “este error no es solo de la izquierda, los gobiernos, de todo tipo, están muy dados a creer que con exenciones tributarias van a atraer más inversión”, y eso, en su opinión, “genera la llegada de recursos golondrina que se van tan pronto la política tributaria de otro país sea mejor”.
Y la base para que esta economista afirme esto con seguridad es que durante su amplia trayectoria ha examinado cómo distintos países diseñan programas de desarrollo de largo plazo colocando como primera opción de inversión extranjera las subvenciones de impuestos o exenciones, como ya es tradicional en Colombia, y que es uno de los puntos prioritarios del proyecto de reforma tributaria que Petro acaba de presentar al Congreso, la eliminación de esos subsidios para generar más recursos.
Los pilares
En esa estructura de conceptos que emite Mazzucato se nota la base con la que se educó: tiene posgrado y doctorado realizados en los Estados Unidos, cuenta con una amplia trayectoria y reputación en el mundo, incluso dicen cada año que es candidata a ganarse el Nobel de Economía y que le habla al oído a importantes magnates como Bill Gates.
Actualmente es la directora del Instituto para la Innovación y el Propósito Público de la University Collage London (UCL) y del RM Phillips Chair en Economía de Innovación en la Universidad de Sussex; también preside el Comité de Salud para Todos de la Organización Mundial para la Salud, y asesora a los gobiernos de Sudáfrica y Escocia y a la OCDE.
Además de sus estudios, Mazzucato ha recibió las distinciones Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de San Martín, por la Universidad Simon Fraser y por la Universidad de Hasselt.
La misión
Mazzucato defiende la importancia de que los gobiernos se propongan metas misionales de gran envergadura y que transformen la economía agregando valor. Por ejemplo, que el gobierno lidere proyectos estratégicos en pro de hacer grandes cambios en el país, que de otra forma nadie más se atrevería a hacer por el alto riesgo que conllevan, sin perjuicio de que luego los privados lo reemplacen cuando esos proyectos estén consolidados.
En 2013, Mazzucato publicó “El Estado emprendedor: mitos del sector público frente al privado”. En ese libro la analista argumenta que la idea del Estado como una organización burocrática estática que solo necesita "arreglar" los fallos del mercado, dejando el emprendimiento dinámico e innovación al sector privado, es un error. Ella describe una serie de estudios de casos en diferentes sectores, incluyendo biotecnología, farmacéuticas y tecnología limpia, para mostrar que el Estado está haciendo las inversiones de alto riesgo antes de que el sector privado se involucre.
Por ejemplo, en uno de sus capítulos expone el éxito del iPhone, en el que se utilizaron 12 tecnologías que lo hacen ‘inteligente’ –como el internet, GPS, su pantalla táctil y el Siri activado por voz–, pero que fueron financiadas por el Estado.
Le puede interesar: Con mensaje de urgencia dan banderazo a reforma tributaria en comisiones primeras
Tecnologías
En este mismo libro se plantea, y es tal vez uno de los postulados que le llamó la atención para proponer un cambio en los esquemas de producción, lo referente a la revolución de la ‘tecnología verde’. Mazzucato detalla los fondos públicos que, en su opinión, están sentando las bases para esta revolución de una forma similar a como el Estado invirtió en áreas de alto riesgo de la biotecnología y la nanotecnología. La autora pone como ejemplo que los riesgos eran socializados mientras que las recompensas estuvieron privatizadas, y considera diferentes maneras para cambiar esta dinámica de producir más con el ‘crecimiento inclusivo’.
Otro trabajo que ha sido ampliamente destacado es el realizado con William Lazonick (profesor y director del Centro para la Competitividad Industrial de la Universidad Massachusetts). Su artículo conjunto, "El nexo de la recompensa del riesgo: ¿Quién se arriesga? ¿Quién consigue las recompensas?" para un número especial de Cambio Corporativo e Industrial, editado por Mazzucato, describe la tensión entre cómo se crea y cómo se extrae el valor en el capitalismo moderno. Los autores argumentan que hay un equilibrio desproporcionado entre la distribución 'colectiva' de la asunción de riesgos en el proceso de innovación, y la distribución cada vez más estrecha de las recompensas.
Asimismo, la economista planteó el siguiente argumento con el artículo “¿Reequilibrar qué?": “El problema no es solo de corto plazo; es también sobre la manera en que las actividades financieras se centran en la extracción de valor y son recompensadas por encima de las actividades que se centran en la creación de valor. Esto a menudo conduce a la destrucción de ese valor”.
La investigación se enfoca en la relación entre mercados financieros, innovación y crecimiento económico, en la empresa, industria y nivel nacional.
Trabaja dentro del marco schumpeteriano, término derivado de Joseph Alois Schumpeter, economista austro-estadounidense que sostuvo que los factores de producción utilizados en compañías ineficientes no brindan los máximos beneficios posibles. Así, cuando una firma o modelo de negocio cae por obsolescencia, sus recursos son liberados hacia otras actividades donde generan mayores ganancias.
Pero tiene en cuenta la economía evolutiva, estudiando el origen y evolución de las diferencias persistentes entre las empresas y cómo estas diferencias varían entre los sectores y durante el ciclo de vida de la industria. Sus estudios empíricos se han centrado en el automóvil, PC, biotecnología e industrias farmacéuticas. En su trabajo más reciente analiza la coevolución de los cambios tecnológicos y las burbujas en los mercados de valores. Además, reclama que la volatilidad del precio de las acciones tiende a ser más alto a nivel de empresa e industria cuando la innovación tecnológica es más "radical".
Bibliografía que enriquece la economía
Mazzucato ha publicado, entre otros, los libros “El Estado emprendedor. Mitos del sector público frente al privado” (“The Entrepreneurial State: debunking public vs. private sector myths”, 2013), publicado en español en 2014 y “The Value of Everything: making and taking in the global economy”. En 2016, coeditó el libro “Rethinking Capitalism: Economics and Policy for Sustainable and Inclusive Growth” con Michael Jacobs.
Fue catedrática de RM Phillips en la Economía de Innovación en SPRU, la Universidad de Sussex, una cátedra anteriormente ocupada por los principales pensadores en innovación Christopher Freeman, Keith Pavitt y Nick Von Tunzelmann. En 2013 publicó “El Estado emprendedor: mitos del sector público frente al privado”. En 2014 fue galardonada con el premio New Statesman Speri Prize in Political Economy por el mencionado trabajo sobre el Estado emprendedor. En 2013 The New Republic la llamó una de "los tres pensadores más importantes sobre innovación".