En no pocas oportunidades los colombianos muestran su descontento, especialmente en elecciones de Gobernador y Alcalde, porque su gobernante que fue muy bueno en el discurso político tiene dificultad a la hora de gerenciar las soluciones que exige la función.
Sobre este particular EL NUEVO SIGLO habló con el politólogo y profesor de la Universidad de los Andes, Miguel García Sánchez.
EL NUEVO SIGLO: ¿Deberían los políticos que se eligen a la Presidencia, Gobernación o Alcaldía prepararse en gerencia pública?
MIGUEL GARCÍA SÁNCHEZ: Ese es un problema esencial de la democracia. Digamos que en tanto cualquier ciudadano puede llegar a un cargo de elección popular, poner ese tipo de requisitos o esperar que eso suceda, no es fácil. Diría que es hasta un poco ingenuo.
Lo que sería ideal es que sean políticos profesionales, ¿qué quiero decir con esto? que sea alguien que se dedique a eso como oficio. Lo que vemos muy recientemente es que en la política colombiana usted tiene que demostrar que no es político para que los ciudadanos confíen en usted. Es como si usted contrata un plomero al que le pide que demuestre que no sabe de plomería.
Creo que en la medida en que se dediquen profesionalmente a la política, pues muy seguramente van desarrollando las habilidades de lo que se llama la capacidad gerencial, pero ellos fundamentalmente son políticos. Lo que tienen que tener es gente, esa sí, con todas las habilidades a su lado.
ENS: Para acceder a estos cargos de elección se pide ser colombiano y no estar inhabilitado, ¿deberían establecerse algunos requisitos adicionales como algún tipo de formación académica?
MGS: Hemos tenido presidentes con mucha formación y muy malos, y otros con menos formación y no tan malos. Creo que eso de ninguna manera debería imponerse como requisito.
ENS: Mandatarios se eligen por lo general por un partido y en muchos casos incluyen en su plataforma posturas del mismo que terminan influyendo en sus programas, ¿es bueno o no tanto la injerencia de la colectividad de gobierno en esta gestión?
MGS: Ojalá fuera así. Lo que creo es que en Colombia hace mucha falta justamente como consolidar partidos que tengan posturas políticas generales, y lo que encontramos es que la gente termina votando por individuos y esos individuos una vez se hacen elegir, independientemente de su partido, hacen gestiones que están muy vinculadas a lo que se les ocurre.
Ojalá más adelante o en algún punto uno encontrara algún tipo de institucionalización de los partidos porque es que los partidos son más estables que las personas y le dan más información y pistas al ciudadano de qué es lo que supone ese partido.
Con las personas nos quedamos con su carisma, sus habilidades orales e histriónicas, y eso va en detrimento de la democracia.
MGS: ¿Qué piensa de la propuesta de extender al Presidente de la República la revocatoria de mandato por parte de los ciudadanos?
MGS: Es una pésima idea. Hoy estamos eligiendo presidentes en segunda vuelta con porcentajes mayoritarios de 51% para arriba, pero con una propuesta de esa naturaleza lo que me imagino es que al día siguiente de que gane un candidato o el otro, grupos de ciudadanos insatisfechos radican la revocatoria, y creo que eso genera inestabilidad.
No somos un sistema parlamentario, la revocatoria de los mandatos en las democracias presidenciales son las elecciones cada 4 años. Entonces si un presidente es malo, pues nos toca aguantárnoslo 4 años.
MGS: ¿Se debería ampliar el periodo por lo menos al presidente de la República o, incluso, a los territoriales, dado que algunos consideran poco 4 años?
MGS: No, creo que los territoriales están sincronizados con el período. Originalmente recuerden que los teníamos en dos años, eso sí me parece muy poco. 4 años me parece un buen tiempo.
Lo sorprendente de esto es pensar que los problemas de la democracia colombiana se van a arreglar modificando una serie de normas, cuando en la práctica creo por ahí no es la cosa. Si tuviéramos partidos fuertes el tema no es 4 años sino 8, 12 años porque se podría tener un partido gobernando por un período relativamente largo, pero no vinculado a una única persona.
En sistemas no presidenciales como el parlamentario se puede tener un primer ministro, o como en Alemania una canciller con un período de gobierno muy largo, y eso genera estabilidad en el desarrollo de ciertas plataformas políticas.