Muchos consideran que el restablecimiento de relaciones con Venezuela no será tarea fácil por el deterioro producido en los últimos años. Hasta el momento los pasos en ese sentido que se han dado por iniciativa del presidente Petro no han tenido mayor obstáculo, sin embargo, surgió el primero por el tema de los asilados políticos en Colombia. Expertos le dijeron a EL NUEVO SIGLO que otros escollos se vislumbran.
Al comienzo de esta semana, el considerado número dos del chavismo, Diosdado Cabello, dijo frente al eventual restablecimiento de relaciones con Colombia, que esperan que por la vía de la extradición sean enviados nacionales venezolanos que son solicitados por la justicia.
“Una cantidad de gente que está por allá, que Venezuela está solicitando en extradición, que sean detenidos y enviados a Venezuela por delitos cometidos contra nuestro país. Tienen hasta asesinos por allá resguardados, ladrones”, dijo Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela.
Sin embargo, ayer, el presidente Petro en un trino le salió al paso a lo manifestado por Cabello, marcando de antemano una línea roja frente al eventual pedido en extradición por parte de Venezuela de sus nacionales que tengan asilo en Colombia.
“Colombia garantiza el derecho de asilo y el refugio”, fue enfático Petro a través de su cuenta en Twitter.
En nuestro país hay asentados cerca de 2 millones de migrantes venezolanos que vinieron buscando mejorar sus condiciones de vida, debido a la difícil situación económica y social. Pero también hay muchos en calidad de refugiados, pues argumentaron persecución del régimen de Nicolás Maduro, así como violaciones a los derechos humanos.
Entre los refugiados hay varios dirigentes de la oposición que dicen ser perseguidos políticos por el régimen, y que son investigados por la justicia de ese país.
Más escollos a la vista
Los acercamientos entre los gobiernos de Colombia y Venezuela para restablecer las relaciones avanzan de forma satisfactoria: en un poco más de dos meses desde que se iniciaran ya se nombraron embajadores; en unos 60 días habría decisiones acerca de reabrir plenamente la frontera, según Petro; el canciller Álvaro Leyva se reunió con su par Carlos Faría; así como también se encontraron los ministros de Comercio.
Ahora lo que sigue es que las dos naciones se sienten a hablar sobre los principales temas de la agenda como condiciones para la relación comercial, seguridad en la frontera, migración y, tal vez el más espinoso, la presencia de grupos armados colombianos en suelo venezolano.
Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, consideró que “los puntos de discordia van a seguir apareciendo, sobre todo porque el enfoque del régimen venezolano es de un régimen autoritario, y ello va a tener un peso en la relación, eso es innegable”.
Agregó que ahora se presentaría el primer punto de fricción por el tema de los opositores venezolanos que tienen protección en Colombia, de los cuales Rodríguez dijo que no se trata solo de figuras destacadas, sino también “líderes políticos de base, jóvenes que movían los partidos en las barriadas”.
Consideró que el tema de la seguridad en la frontera seguramente también generará tensiones y eventualmente líneas rojas por parte del gobierno Petro; las mismas que se podrían marcar por la presencia de grupos armados colombianos en el territorio del vecino país, como el Eln y la Segunda Marquetalia”.
Rodríguez dijo que incluso el Eln en ese país tiene un componente venezolano, y hay que ver qué tanto se compromete el régimen de Maduro para frenar esta presencia, y que desde allí esos grupos no sigan viniendo a Colombia a realizar acciones criminales.
Añadió el académico que en determinado momento el tema ambiental podría ser igualmente motivo de controversia, al considerar el compromiso que ha manifestado Petro en la lucha por la defensa del medioambiente, si del otro lado de la frontera este asunto se ha descuidado tanto, en casos como la fuga incontrolada de petróleo en el golfo de Venezuela.
Indicó que en materia comercial la negociación de las condiciones para la reactivación tampoco va a ser fácil, de otras porque la estabilidad jurídica en Venezuela todavía es muy baja.
Dijo también que hay otros temas de agenda menuda que son operacionales y que podrían generar asperezas, “por ejemplo los consulados: ¿Los consulados venezolanos en Colombia hasta qué punto van a atender a la población venezolana?, ¿van a poder prestar todos los servicios, expedición de pasaportes?”, entre otros.
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Monómeros, entre temas a resolver
Por su parte el internacionalista venezolano Carlos Romero dijo que “observo las relaciones entre Colombia y Venezuela en esta nueva etapa con mucho sigilo porque llegaron a un punto cero, prácticamente, y hay que reconstruirlas. Entonces en ese contexto veo un optimismo exagerado, sobre todo de la parte venezolana y en particular del gobierno del presidente Maduro y de los empresarios venezolanos, sobre que rápidamente se pueda llevar a un grado de satisfacción estas relaciones”.
Previó el internacionalista venezolano cuatro puntos en donde pudiera haber fricción entre los dos gobiernos. “En primer lugar porque todavía no ha habido una posición del gobierno de Petro sobre el reconocimiento que Colombia ha hecho al gobierno de Juan Guaidó. A pesar de que los cancilleres han hablado, a pesar de que hubo una delegación que fue a la toma de posesión, y que no fue del gobierno de Guaidó, formalmente hablando no está resuelto este tema”.
Agregó que el segundo tema es por los políticos venezolanos que de diversa manera se “encuentran en Colombia como refugiados, como asilados, en transición, etcétera, en el contexto de la seguridad que les brinda Colombia. Y algunos de ellos han venido manifestando que sería muy desafortunado que el gobierno de Colombia tuviera una política diferente sobre la recepción de los venezolanos que han tenido o tienen algún problema político con el gobierno de Maduro”.
Consideró Romero que un tercer elemento es el comercial y económico, en lo que “ha habido vientos a favor, pero a la hora de negociar, a la hora de concretar, hay algunos elementos económicos y sobre todo de carácter comercial que van a producir situaciones difíciles. Por ejemplo, el reconocimiento de la deuda venezolana que tiene sobre empresarios colombianos: ¿cómo se va a pagar esa deuda?, ¿con qué tasa se va a pagar esa deuda?, ¿cuánto se va a cobrar de intereses?”.
Punto aparte, dijo, es el caso de la empresa Monómeros: ¿Qué se va a hacer con Monómeros?, ¿se le va a entregar al Gobierno de Venezuela?, ¿se va a perseguir a quienes supuestamente manejaron mal cuando el control por parte de la gente de Guaidó?, ¿qué resultados ha tenido la intervención colombiana sobre Monómeros?”.
Y el cuarto elemento, consideró el internacionalista, “por supuesto es el migratorio, que también va a afectar las relaciones”.
La excanciller María Emma Mejía consideró “creo que vamos por el camino correcto y siento al canciller Álvaro Leyva y al presidente Gustavo Petro muy seguros de la acción a tomar, y de la certeza de que la diplomacia vence a veces esos obstáculos que a lo largo de los años en una frontera tan cerrada por tanto tiempo se generaron”.
Indicó que “estoy convencida de que independientemente de esos comentarios y otros que seguramente tendremos, tanto de la oposición venezolana como de los propios miembros del Gobierno de la Asamblea, hay un camino trazado, hay embajadores ya designados y hay un objetivo comercial y económico muy claro, dicho por el propio embajador Benedetti en su reunión de Cúcuta recientemente”.
Consideró también Mejía que “hay un empresariado ávido de retomar unas relaciones comerciales, diplomáticas, consulares por la necesidad de nuestros connacionales. Creo que los beneficios son tantos que tal vez esas dificultades políticas quedan un poco rezagadas, en oídos sordos, y en una diplomacia de micrófono que es lo que creo nos ha llevado a una situación tan dramática”.