ERA UN 19 de agosto de 2015, cuando el ataque a tres integrantes de las fuerzas armadas venezolanas y un civil por desconocidos en San Antonio del Táchira, derivó en el cierre preventivo de los pasos fronterizos entre Colombia y Venezuela, ordenado por el jefe del régimen chavista Nicolás Maduro, quien días después anunció el Estado de Excepción en los corredores que limitaban con el territorio de nuestro país.
Aunque se registraron varias deportaciones forzadas de colombianos que residían en la nación vecina, algunos incluso por pasos ilegales, el entonces mandatario colombiano Juan Manuel Santos se reunió con Maduro para acordar una reapertura gradual de la frontera; sin embargo, siguieron los cierres intermitentes ya que Caracas buscaba restringir el intercambio de divisas entre Cúcuta y Táchira, el contrabando de gasolina, el ingreso de alimentos…
Con la llegada de Iván Duque al poder en Colombia, la crisis se agudizó. Todavía se recuerda ese 23 de febrero de 2019, en pleno concierto fronterizo, cuando el por entonces diputado opositor y presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, pasó furtivamente la frontera por una trocha cercana a Cúcuta y se reunió con Duque y otros líderes latinoamericanos antichavistas. No solo se quería enviar un mensaje político, sino viabilizar y liderar la ayuda humanitaria al vecino país.
Le puede interesar: Cierre fronterizo deja graves problemas sociales: Defensoría
No obstante, el régimen no estaba dispuesto a permitir lo uno ni lo otro: ordenó ubicar contenedores de carga en los puentes internacionales, pintados con la bandera de Venezuela para evitar el paso de los vehículos con la ayuda. Así, lo que parecía una alentadora noticia para el pueblo venezolano, terminó esfumándose, ya que incluso se atacaron los camiones.
Desde entonces, el paso formal en la frontera quedó, literalmente, bloqueado, salvo algunas excepciones humanitarias y pese a que por debajo de los puentes y decenas de trochas a diario circulaban de un lado a otro miles de personas y toneladas de mercancías, gasolina, alimentos…Y claro, miles y miles de migrantes ilegales.
El arranque de la pandemia en marzo del año pasado, no hizo más que prolongar el cierre de lado y lado, en medio de la tensión política permanente entre Bogotá y Caracas, más aún por la evidente complicidad de la dictadura con las facciones reincidentes de las Farc y la guerrilla del Eln, que han perpetrado en la zona de frontera asesinatos, masacres, actos terroristas, ataques a la Fuerza Pública y hasta un atentado al helicóptero presidencial en Cúcuta.
Cambio de tercio
Sin embargo, al disminuir la curva epidemiológica en Colombia (los datos oficiales en Venezuela sobre la pandemia tienen poca credibilidad), el pasado 2 de junio el gobierno Duque reabrió la frontera, permitiendo el ingreso a pie (los contenedores seguían inamovibles) de los ciudadanos del vecino país mediante una especie de ‘pico y placa’.
Esta semana, fue el régimen chavista el que se movió: de un momento a otro grupos de obreros llegaron hasta los puentes internacionales y empezaron a limpiar la vía de manera apresurada, quitando los dos contenedores que obstaculizaban el tránsito. Los habitantes del sector observaban con sorpresa y curiosidad estas labores, ya que desde 2019 estos ya hacían parte del paisaje permanente e incluso no pocos se tomaban fotos con los containers de fondo.
Ese mismo día la vicepresidenta del régimen, Delcy Rodríguez, confirmó lo que, para muchos, parecía una noticia falsa: “A partir del día de mañana (5 de octubre de 2021) damos apertura comercial a la frontera con Colombia”, dijo.
Aunque ni en Cúcuta o en San Antonio del Táchira se pensó en una distensión política, la reapertura tuvo un buen recibo. No pocos de los miles de personas que a diario han cruzado por las decenas de trochas aseguraron que “era un regalo de Dios” y que podría augurar un diciembre menos accidentado para todos aquellos que viven o dependen del intercambio social y comercial en la frontera.
Horas después de este anuncio de Caracas, Duque, fiel a su postura de mantenerse alejado de cualquier distensión con la dictadura, advirtió que la reapertura fronteriza no sería automática como tampoco “con ‘chambonadas”’. Incluso alcanzó a hablar de una vuelta al funcionamiento de los servicios consulares, que debieron cerrarse hace tiempo porque el régimen chavista no garantizó la seguridad de los funcionarios colombianos que los atendían.
¿Entonces?
Aunque el martes miles de personas pensaban que se daría inicio a la reapertura general, tanto peatonal como de vehículos, hubo cierta decepción porque nada de ello ocurrió. Colombia precisó que todo sería gradual.
El Director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, explicó que por la cantidad de tiempo que pasaron los contenedores en los puentes internacionales, las estructuras estarían debilitadas. Anunció, entonces, que se desarrollarían verificaciones “que nos permitan un paso tranquilo en términos de seguridad (de las estructuras), de bioseguridad (por el covid), pero también garantizando los derechos de todas las comunidades en la zona de frontera, como también de los diferentes migrantes y, por supuesto, transportadores”.
Frente a las medidas de seguridad, el ministro de Defensa, Diego Molano, ordenó el despliegue de 14 mil soldados del Ejército que vigilarán la zona y así evitar que grupos armados planifiquen actividades delictivas. “Nuestro objetivo es garantizar la seguridad de los colombianos”, sostuvo.
‘Anzuelo’ de Maduro
El miércoles, fue Maduro el que dio un paso adelante: invitó a los empresarios colombianos a retomar sus inversiones, ventas y toda actividad económica comercial con Venezuela. “Colombia, aquí está Venezuela; Venezuela te espera, Colombia, por encima de torpezas políticas, de diferencias entre gobiernos, debe prevalecer la economía”, expresó el mandatario en una alocución televisiva.
El mensaje tomó por sorpresa al mandatario colombiano, quien se encontraba bordeado de banderas y un colorido paisaje en Villa del Rosario, conmemorando el bicentenario de la Constitución de Cúcuta de 1821. “No nos vamos a prestar para ser idiotas útiles de las pretensiones electoreras que puede tener la dictadura de cara a las elecciones locales” de Venezuela, replicó Duque, al tiempo que reiteraba su alianza con el líder opositor y presidente interino Juan Guiadó, generando críticas al chavismo.
Pero la cosa no terminó ahí: en medio de su discurso ante la Jurisdicción Constitucional, el mandatario respondió tajantemente sobre la petición de Maduro. “Mucho cuidado con los discursos que vienen con 'cantos de sirena' desde la dictadura de Venezuela. Ahora salen a hablar de manera bella invitando a que lleguen los inversionistas a ese territorio, que no pretenda el dictador borrar la historia”, mencionó.
¿Qué dicen expertos?
Seguían pasando las horas y fue quedando claro que la frontera se reabría lentamente pero sin ningún tipo de distensión entre las partes. Por ejemplo, el candidato a gobernador del estado de Táchira, Freddy Bernal, dijo que para la apertura de la frontera “tienen que ponerse de acuerdo las autoridades de Venezuela y Colombia”, por lo que continuará el paso de personas y no de vehículos por el momento.
Por su parte, Germán Umaña, director de la Cámara de Comercio Colombo Venezolana, aseguró que con el retiro de los contenedores aumentará el comercio legal, que en 2020 bajó a $250 millones de dólares, una cifra bastante menor a la ilegal, que tuvo un monto cercano a $1.800 millones.
“Si la decisión de Venezuela en el corto plazo es retirar los containers pues eso tendría, inclusive, un efecto mucho más positivo que el paso de personas, porque los protocolos de bioseguridad requeridos para el paso de mercancía son mucho más sencillos que los requeridos para el paso de personas”, explicó.
A su turno, la directora de la Federación de Comerciantes del Norte de Santander, Gladys Navarro, manifestó a EL NUEVO SIGLO que esta medida aumentaría mayormente la economía nacional. Sostuvo que en el 2019 el comercio creció entre el 20 y el 200 por ciento, debido a la comercialización de productos por pequeños comerciantes de Venezuela en el departamento.
Finalmente, Wilfredo Cañizares, director ejecutivo de una organización sin ánimo de lucro en Cúcuta, insistió en que se concreten acuerdos binacionales y no medidas unilaterales para recuperar la tranquilidad en la frontera.
“En sí, la apertura de la frontera sin acuerdos de cooperación, sin apertura de consulados, sin posibilidades que dé una reactivación económica de los territorios, no tiene sentido. Igualmente, no tiene sentido tener una frontera abierta si la ilegalidad y la criminalidad siguen operando con total impunidad a lado y lado”, expresó.