La paz es un escenario clave para trabajar por los derechos de las personas con discapacidad. Eso cree el candidato al Senado por el Partido Social de Unidad Nacional (La U), Juan Pablo Salazar.
Desde hace diez años, cuando sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas, trabaja al lado de esta población.
Salazar preside el Comité Paralímpico Colombiano y desde la Fundación Arcángeles lideró la campaña Remángate para crear conciencia sobre las víctimas de minas antipersonal. Ahora decide lanzarse a la política y desde que empezaron las campañas se le ve al lado del ‘Pibe’ Valderrama impulsando esta causa.
EL NUEVO SIGLO: Usted ha trabajado por las personas con discapacidad desde la sociedad civil, ¿por qué hacerlo ahora desde la política?
JUAN PABLO SALAZAR:Me parece coherente este paso en la carrera de un activista de derechos humanos. Pienso que al llevar estas banderas al Congreso puedo tener muchísimo más impacto. Además, el país está en un momento histórico en el que se debe tomar este tipo de decisiones.
ENS: ¿Por qué cree que ese impacto puede ser mayor desde el Congreso?
JPS:Porque así funciona nuestra democracia. El legislativo hace cambios que se demoran más en llegar a la gente que desde la sociedad civil, pero que también tienen impacto nacional y duran más.
ENS: En Colombia existe una Ley de discapacidad que aparentemente incluye todo, pero ¿qué pasa en la práctica?
JPS:Las leyes no se cumplen. En solo 15 de los 32 departamentos hay política pública de discapacidad y hay apartes de la Ley como los temas de accesibilidad a los espacios públicos que todavía no se aplican para nada. Desde el Congreso se puede hacer presión política a las instituciones y organismos competentes para que estas leyes se lleven a la práctica.
ENS: ¿El país entonces no necesita más leyes sino, más bien, poner a funcionar las que existen?
JPS:No, también hay que hacer algunas leyes. Por ejemplo nos falta una ley de cuidadores; para quienes cuidan a sus hijos o a sus familiares con discapacidades severas es un trabajo de tiempo completo y el Estado debería remunerar a estas personas.
Por otro lado, hay que cambiar la Ley del deporte, hay que ratificar el protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas. En temas de educación también falta hacer más incidencia y más presión.
ENS: ¿Cómo lograr una educación incluyente, además de lo que exige la Ley de educación inclusiva?
JPS:El Ministerio de Educación debería tener algún programa que capacite a los profesores para atender a los niños con discapacidad. Hoy en día muchos colegios públicos y privados no conocen la Ley de educación inclusiva que los obliga a recibir estudiantes con discapacidad; argumentan que no son accesibles desde su infraestructura, o que los profesores no están capacitados para atender las necesidades especiales de estos niños.
ENS: ¿Qué piensa de la Ley antidiscriminación (1482 de 2011)?
JPS:Se quedó coja, no cobija a personas en situación de discapacidad, creo que hay que hacerle una cirugía.
ENS: El senador Juan Manuel Galán radicó hace un mes un proyecto de ley precisamente para incluir a los discapacitados en la Ley 1482, ¿en ese caso, la apoyaría?
JPS:Sí, absolutamente. El problema de la exclusión está en la cultura, tenemos que cambiar la mente y los corazones de la población en general para que se haga preguntas acerca de cómo percibe a las personas con discapacidad. Esto es lo que buscan los movimientos civiles, como los de las minorías raciales o las mujeres. Sin embargo, la política pública debe darles la razón a estas comunidades para que cuando salgan a hacer activismo no sea de una manera caprichosa sino que tenga un respaldo de la ley.
Paz
Para Salazar, “el próximo Congreso va a ser determinante para la historia de Colombia y la causa de las personas con discapacidad va a ser muy pertinente en un proceso de posconflicto”.
“La estela de discapacidad que ha dejado el conflicto es importantísima, nada más en el tema de minas antipersonal hay más de 10.000 víctimas, en el que los que no están muertos, tienen una discapacidad permanente. Necesitamos políticas de deporte paralímpico, por ejemplo como herramienta para inspirar nuevamente un país que no cree en nada”, sostuvo.