La ALO, un proyecto vial que no encuentra su norte | El Nuevo Siglo
A las voces en contra del proyecto se suma el exalcalde Enrique Peñalosa, quien se refirió a los funcionarios que renunciaron como “heroicos”. / Alcaldía Mayor de Bogotá
Viernes, 24 de Noviembre de 2023
Redacción Bogotá

Finalizando la tarde de este miércoles se conocieron las renuncias simultáneas de altos directivos de la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (RenoBo), al parecer por la presión para iniciar rápidamente una licitación millonaria para el proyecto inmobiliario Ciudadela Educativa y del Cuidado en Suba y Engativá.

En ese orden de ideas, renunciaron el subgerente de Gestión Inmobiliaria, la gerente de Estructuración y el director comercial.

La licitación, valorada en 384.000 millones de pesos, tiene el potencial de generar ventas de hasta 2.7 billones de pesos para la empresa seleccionada. La ubicación del proyecto abarca la franja de predios comprados por el Distrito para la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) entre la calle 80 y la calle 153.

EL NUEVO SIGLO conoció que la alcaldesa Claudia López tendría por objetivo avanzar con la licitación antes del 15 de diciembre, en menos de un mes. No obstante, según advierten los expertos, este proceso se estaría llevando a cabo con premura, en un momento que requiere calma para sacar adelante la multimillonaria licitación. 

Según la denuncia que conoció este diario, Guillermo Jiménez, director de RenoBo, habría presionado para que sus funcionarios firmaran un acto administrativo que diera luz verde al proyecto Ciudadela Educativa y del Cuidado, entre la calle 80 y límites del humedal La Conejera. “Quieren adjudicar alocadamente", se dijo.

 

¿Qué tiene que ver la ALO Norte en esta situación? 

Como se sabe, desde hace un par de semanas se han llevado a cabo diversas reuniones de empalme entre el gobierno distrital saliente, en cabeza de Claudia López, y el entrante, en cabeza de Carlos Fernando Galán. 

Hasta el momento, según han evidenciado los internautas, el proceso se ha desarrollado bajo buenos términos por la relación cordial entre ambos políticos. No obstante, en la reunión más reciente salió a la luz la que sería la primera diferencia, correspondiente a qué hacer con la vía ALO Norte, que atraviesa la ciudad por el nororiente hacia el noroccidente. 

La base de la polémica es que el proyecto no está en el Plan de Ordenamiento Territorial como había sido planteado desde los años 70, como una vía perimetral en autopista para el occidente de la zona urbana de Bogotá y en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), en el decreto 555 se eliminó esa designación entre la calle 80 y Chía.

La administración López propuso en su POT hacer un corredor educativo y ambiental y que incluya la construcción de sedes universitarias. Pero el proyecto no ha sido adjudicado y es posible que no alcance el tiempo para dejarlo listo.

Por su parte, el alcalde electo, Carlos Fernando Galán, insiste en no hacer la ALO Norte, pero sí la ampliación de la avenida Boyacá hacia el norte, desde la calle 183 hasta la avenida Guaymaral (calle 235), conectando con la autopista Norte, como lo propuso la actual alcaldesa, sustrayendo 20 hectáreas de la Reserva Van Der Hammen. La sustracción ya fue aprobada, pero le falta la licencia ambiental de la CAR de Cundinamarca.

“Sobre la construcción de la ALO Norte, debería hacerse bajo las premisas de no tocar la Reserva Thomas Van der Hammen y no permitir la construcción de edificaciones de alto impacto. La ALO Norte no debería ser el pretexto para correr la frontera de urbanización. A pesar de este desencuentro, el enfoque de transporte que viene desde Lucho Garzón y continuó en Claudia López, seguirá con Galán. Se enterró la cultura ciudadana y el enfoque de movilidad, y nos aventuramos a más de lo mismo”, afirmó a EL NUEVO SIGLO el profesor José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad y Logística de la Universidad Nacional.

A su turno, Darío Hidalgo, profesor de Transporte en el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad Javeriana, señaló que la administración entrante quiere tener la flexibilidad de estudiar en detalle lo concerniente a la ALO, en aras de determinar si vale la pena modificar el POT o avanzar con lo que la Alcaldía actual pretende hacer en esos predios. 

“Desde el punto de vista de movilidad, la ALO es importante como acceso a Suba, que es la localidad con mayor población en Bogotá y con muy pocos accesos. Allí es importante una avenida con unas características que le permitan tener un acceso con buena capacidad adicional para transporte mixto como buses, camiones, carros, taxis y motos que hoy solo pueden entrar por la Cali, por la avenida Suba, por la calle 170 y por el acceso que existe en el borde occidental cerca del puente de guadua. Son los únicos accesos, entradas y salidas viales”, enfatizó el experto. 

“Mi recomendación es evaluar esto con cuidado, mantener la posibilidad de que se construya una avenida que le dé un acceso adicional a la localidad de Suba ya construida, siempre protegiendo el tema de los humedales. En el paso del Juan Amarillo y Tibabuyes se puede hacer de manera subterránea a manera de mitigar el posible impacto sobre este humedal. Es una discusión que seguramente tendrá la oportunidad de sostener la alcaldesa con el alcalde entrante, que puede tener posiciones con respecto a esto y que prefiere que le den flexibilidad para su gobierno y no lo dejen amarrar”, agregó. 

Por último, Fernando Rey, ingeniero civil, docente de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Santo Tomás y consultor en sistemas de transporte, afirmó que la situación representa una falta de educación, de decoro y de decencia con el alcalde electo, Caros Fernando Galán, por parte de la administración actual. 

“Ese proyecto hay que evaluarlo, hay que mirar en términos de ingeniería su beneficio, hay que mirar el índice de costo/beneficio y el índice de productividad para que el proyecto sea realmente favorable a la ciudad de Bogotá. La alcaldesa, en un acto de delicadeza, debería suspender esa adjudicación, como la de la carrera Séptima, donde a pesar de haber asegurado que no era para Transmilenio, lo adjudicó con el fin de meter más troncales de buses”, concluyó.