En Medellín recientes decisiones de la administración de Daniel Quintero sobre Hidroituango y entidades del municipio como Ruta N y Metroparques, que han sido tomadas unilateralmente, erosionan la institucionalidad de la ciudad, indicó el concejal de Medellín, Alfredo Ramos Maya.
EL NUEVO SIGLO: Por la actual experiencia que tiene en el Concejo, ¿cree que fue positivo que la ley habilitara una curul en las corporaciones públicas a segundos en votaciones a cargos uninominales?
ALFREDO RAMOS MAYA: Cuando fui senador apoyé esa norma porque entiendo que en la democracia hay que tener una oposición fuerte y las voces disonantes que hacen control político son siempre necesarias, inclusive en momentos de unanimismo en las encuestas de favorabilidad. Entonces creo que sí, por un lado entiendo que esa necesidad democrática es importantísima. Personalmente creo que ha sido una experiencia muy satisfactoria, no estaba preparado para ser Concejal sino para ser Alcalde de Medellín.
Lo que ocurre es que la ciudad ha abierto mucho los ojos frente a lo que ha venido sucediendo, y hemos podido liderar con control político serio y riguroso esa visión diferente de lo que está haciendo la Administración, desenmascarando sus mentiras y la falta de transparencia de la misma.
ENS: ¿Cómo queda la relación de la Administración con el Concejo tras la polémica por demanda que presentó el alcalde Quintero contra constructores de Hidroituango por sobrecostos y demoras?
ARM: Lo que vemos hoy es que hay una coalición mayoritaria que uno no respeta a las personas como tal, pero que realmente lo que se puede apreciar es que está fundamentada en la tradicional transacción política de puestos y contratos por mantener una coalición cohesionada, lo cual es lamentable. Infortunadamente, es parte de lo que hace tanto daño a la democracia.
Lo que sí vemos con mucha preocupación es que en Medellín se está acabando con la institucionalidad, que ha sido una suma muy positiva del sector público, pero también con el sector privado, con la academia, con sectores sociales, siempre ha habido un muy buen diálogo.
Aquí lo que se rompió es esa buena interacción que ha existido entre todas las fuerzas de la ciudad, desde las decisiones de Hidroituango pero ya después con muchas otras luego de EPM como la ruptura que hubo en Ruta N, que es una entidad para la ciencia y la innovación en Medellín, que también se retiró su Junta Directiva, y sucedió después con Metroparques donde hubo cambio de objeto social sin ningún tipo de debate sino simplemente a través de la Junta Directiva de total poder del Alcalde.
ENS: Usted votó negativo en comisión del proyecto de vigencias futuras para financiar el Metro de la 80. En plenaria votó positivo, ¿qué lo hizo cambiar de opinión?
ARM: En este mes que nos citaron a sesiones extraordinarias fue para tres proyectos de acuerdo, de hecho unos muy encima, muy improvisados. Uno del Metro de la 80 que voté positivo siempre, y hubo otro tipo de proyectos de vigencias futuras ordinarias y excepcionales, en ambas voté negativamente. Es decir, apoyé el Metro de la 80 en comisión y en plenaria, y voté negativamente los otros dos de vigencias futuras ordinarias y excepcionales porque entiendo que son actividades regulares de la Administración que no requieren vigencias futuras sino que debían estar dentro del presupuesto ordinario del municipio.
ENS: ¿Tiene alguna inquietud sobre la construcción del Metro de la 80?
ARM: Las inquietudes grandes las manifesté en la plenaria, van por cuenta de algunos factores por el lado de la contratación como tal de cómo será la ejecución del contrato y que no haya extracostos. Lo que suele suceder en los contratos de obra de este tamaño.
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Y las otras que consideramos importantes son temas sociales. Hay tres que creo son críticos, el primero que se respete a los moradores y que no se estén desplazando personas hacia otras zonas de la ciudad. Dos, el comercio, entendemos que cuando hay ese tipo de obra entre más se demore pues afecta muchísimo el comercio y en general el normal desarrollo de la zona, específicamente de la economía, como sucedió en su momento con el Metroplús de la 30, donde hubo negocios que tuvieron que cerrar o quebraron de cuenta de los atrasos en la obra.
Y el tercer tema es cómo poner de acuerdo y mirar cómo va a ser la participación directa o indirecta del transporte público colectivo que hoy está en la zona.