“QUEDÓ EN evidencia que había conocimiento de lo que iba suceder, por parte de estos responsables, y por supuesto seguimos prestando toda la colaboración a través de Interpol. El proceso judicial y la que determinará la responsabilidad de estos hechos es la justicia haitiana”.
Así lo indicó ayer el ministro de Defensa, Diego Molano, sobre los exmilitares colombianos detenidos en Haití, varias de cuyas declaraciones a las autoridades de la nación isleña se conocieron esta semana. Allí quedaría claro que algunos de los 19 nacionales de nuestro país detenidos habrían aceptado su participación en los hechos que terminaron en el magnicidio del presidente Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio en su residencia, en las afueras de Puerto Príncipe.
Molano indicó que la Fuerza Pública forma a todo el personal para que actúe con honor y estricto apego a la ley. “Cualquier acción que se presente es de responsabilidad individual cuando se comete un acto criminal o delictivo y eso lo tendrá que determinar la justicia en Haití”, añadió.
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Molano ya había dicho en anteriores ocasiones que la asistencia que realizaba el Gobierno colombiano a los militares en retiro detenidos se hacía por razones humanitarias y no por considerar que ellos fueran inocentes, ya que ello solo lo pueden establecer las autoridades haitianas. También está descartado que Colombia pida la extradición de sus nacionales.
De acuerdo a las versiones entregadas por los exmilitares capturados, el plan inicial era detener al mandatario haitiano, según contó el capitán retirado Germán Rivera, pero después les habrían dicho que el ‘nuevo objetivo’ era no dejar a nadie vivo en la residencia presidencial.
También el subteniente Jheyner Carmona Flórez narró que fue un mercenario llamado Víctor Pineda quien entró a la habitación del mandatario y le disparó con un fusil 12 veces.
Asimismo, los exmilitares colombianos relataron que se les había dicho que tras el magnicidio acudieran al palacio presidencial, donde se juramentaría a una jueza como la nueva mandataria y esta los convertiría en su guardia personal.
Sin embargo, cuando el grupo atacante iba para el palacio, se encontraron con la Policía, que abrió fuego contra ellos. Tres de los señalados mercenarios murieron en el enfrentamiento, mientras que el resto logró huir y refugiarse en la embajada de Taiwán, donde horas después fueron detenidos. Ahora, la justicia de Haití podría condenarlos a estar en la cárcel por el resto de sus vidas.