Críticas le han llovido a Colombia, en el plano nacional e internacional, por no haber asistido a la sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en que se votó una resolución de rechazo al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua por las violaciones a los derechos humanos, el encarcelamiento de opositores y la persecución a los religiosos. EL NUEVO SIGLO consultó a internacionalistas y excancilleres sobre la lectura que le dan a este hecho, el cual marca un primer punto en las relaciones exteriores del país en la administración Petro.
Colombia y Nicaragua fueron las únicas naciones que no asistieron a esta sesión a mediados de agosto. El embajador ante la OEA, Luis Ernesto Vargas, manifestó sobre lo ocurrido que “alguien empezó a culparnos como funcionarios sin que aún lo seamos. No hemos sido nombrados, mucho menos hemos presentado documentos para la posesión, pero ya nos están imputando omisiones”.
La resolución del Consejo Permanente de la OEA censurando la violación de derechos humanos en Nicaragua fue aprobada con 27 votos a favor, 1 voto en contra, 4 abstenciones y 2 países ausentes.
El excanciller Fernando Araújo dijo que “creo que Colombia debe asumir la posición que considere más conveniente, lo que no puede hacer es no presentarse, eso es una actitud cobarde. Uno puede ir, asistir y decir me abstengo, voto a favor, voto en contra, pero no puede esconderse detrás de la pared, eso no tiene ninguna presentación”.
Agregó el exministro que “aquí hay dos elementos que analizar: el primero, no presentarse eso demuestra falta de valor. Lo segundo es que, teniendo una relación tan distante con Nicaragua y con hechos tan protuberantes, creo que hay que defender los valores con los que nosotros funcionamos, y en ese caso hay que condenar la actitud de Nicaragua”.
Por su lado Luis Fernando Vargas-Álzate, directivo de Redintercol (Red Colombiana de Relaciones Internacionales) y docente, conceptualizó “creo que la situación fue bastante coyuntural, digamos que nos encontrábamos en un escenario en el que el Gobierno entrante apenas se estaba acomodando, cuando apareció esta convocatoria que hizo la Organización de Estados Americanos en función de generar una respuesta a las evidentes violaciones de derechos humanos, no solo contra el clero sino en general en la sociedad nicaragüense”.
Agregó que “en parte la coyuntura pudo explicar que Colombia no se hubiera preparado para reaccionar frente a la convocatoria para participar en la sesión del Consejo Permanente, y creería que de manera muy prematura tomó la decisión el Gobierno, a través del canciller Leyva, de no asistir. Eso ha sido muy cuestionado, ha sido muy criticado, no solo en Colombia sino en el mundo, porque la lectura que se hizo fue que Colombia dio la espalda a una posición de la Organización de Estados Americanos categórica de rechazo y de condena a la violación de derechos humanos en Nicaragua”.
Consideró Vargas-Álzate que esta posición, que insistió puede ser coyuntural, “tiene que ser subsanada con una postura clara y definida de aquí en adelante”, porque si esto se repite, “creo que el mensaje va a ser bastante negativo”.
Añadió el internacionalista que “cuando se cite a Colombia a participar de estas discusiones y tomar decisiones frente a resoluciones que condenen las violaciones de derechos humanos, Colombia tiene que asistir y tomar una posición. Colombia no puede en el escenario multilateral quedar como un actor que no tiene clara una posición frente a las violaciones a los derechos humanos”.
Recordó el académico que Petro siendo candidato se mostró a favor de la defensa de los derechos humanos, “y por eso sorprende que esta reacción se hubiese presentado”, dijo Vargas-Álzate.
Sumó a su apreciación que “no visualizo en el gobierno de Gustavo Petro a un gobierno que apoye violaciones a los derechos humanos”. No obstante, dijo que “sí creo que la posición no será tan enérgica” como fue la de los anteriores gobiernos”. En ese sentido previó una posición más de dialogar y acompañar algunos procesos en Nicaragua.
Agregó que es necesario esperar un par de semanas a que el Gobierno oficialice la estrategia de política exterior, pues eso se tiene que incluir en el Plan Nacional de Desarrollo.
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Estaría fijando posturas
En tanto que el internacionalista Vicente Torrijos dijo “lo que está sucediendo en ese Gobierno es que todavía es muy prematuro para que haya una posición absolutamente clara acerca de lo que Nicaragua implica en este momento para Colombia”.
Agregó frente a la muy criticada inasistencia de Colombia a dicha sesión en la OEA, que “podríamos estar en una situación similar a la que se le presentó al gobierno Duque, cuando recién llegado al poder se encuentra con que el gobierno Santos en los últimos minutos le había hecho un reconocimiento a Palestina”.
Por ello, consideró el internacionalista Torrijos que es necesario dar un poco más de tiempo al Gobierno para que tenga absoluta claridad sobre lo que va a ser su política hacia determinados países.
Ahora bien, señaló, “no creo que eso signifique que haya una complacencia con el régimen de Nicaragua ni tampoco creo que el Gobierno tenga una postura de absoluta condena acerca de todas las acciones de ese gobierno”.
Finalizó diciendo Torrijos que es necesario dar un “compás de espera para que esas y otras directrices claves en materia de política exterior sean dadas a conocer en las próximas semanas”.
Pesaría demanda de Nicaragua
El analista internacional Jairo Libreros consideró que “en el corto plazo, Gustavo Petro va a sacrificar principios por pragmatismo. No va a hacer declaraciones de rechazo frente a la dictadura de Daniel Ortega, como esperaría uno que fuera por ser un hombre que maneja un discurso muy claro de vigencia de los derechos humanos y de promoción de la democracia interamericana”.
Libreros cree que el presidente Petro sacrificaría estos “tratando de buscar una línea que le permita, no sé si lo vaya a lograr, negociar la aplicación del fallo De La Haya, no solamente para que Colombia cumpla con el ordenamiento internacional sino para encontrar posiciones de ventaja que no limiten a los colombianos raizales en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”.
Empero el internacionalista piensa que “ese sacrificio se va a mantener en el corto plazo, pero le va a salir muy caro porque no creo que Ortega, cuando tiene todas las de ganar con el fallo, vaya a ceder en algo. Y muy seguramente él (Petro) a mediados de su mandato le va a tocar retomar un discurso diferente con Nicaragua, pero va a ser tarde porque ya no va a tener esa credibilidad necesaria para que la gente le crea que es cierto el rechazo a la dictadura de Ortega”.
"Se guardó silencio diplomático"
El canciller Álvaro Leyva explicó ayer las razones por las cuales Colombia no asistió a la sesión de la OEA para tratar la situación de Nicaragua, el pasado 12 de agosto, en la que manifestó que la ausencia fue por razones estratégicas como humanitarias y no por ideológicas.
Leyva indicó en un comunicado que "la ventana de oportunidad para una acción humanitaria de envergadura en Nicaragua coincidió con la votación de ese día".
Asimismo, el Canciller indicó que "se guardó silencio diplomático debido a que no podíamos hacer públicas las gestiones internacionales que se estaban adelantando antes de obtener un resultado. Esperamos que las filtraciones no tengan consecuencias adversas a lo buscado".
Finalmente, la Cancillería manifestó que Colombia tiene una agenda bilateral con Nicaragua que requiere un tratamiento de particular cuidado en el escenario internacional.