Por Armando González
Periodista de EL NUEVO SIGLO
Cada día aparecen pasacalles y volantes con especies que la campaña de Rodrigo Guerrero a la Alcaldía de Cali debe salir a desmentir.
Para el médico y exalcalde conservador, que aspira al cargo con el apoyo de un grupo significativo de ciudadanos, esa ‘guerra sucia’ “contradice el espíritu que tenemos los caleños”.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué pasa con esa ‘guerra sucia’?
RODRIGO GUERRERO: Es una cosa triste que la política en Cali se caracterice por eso, que contradice el espíritu que tenemos los caleños, que somos tolerantes, joviales; pero, desafortunadamente eso existe.
Yo creo que han abusado tanto de esa estrategia que la gente ya comienza a dudar de ellos y están perdiendo efecto.
ENS: ¿Qué rescataría de la gestión del alcalde Jorge Iván Ospina?
RG: Yo creo que Jorge Iván ha hecho una labor muy buena. Ha rescatado el ánimo de la ciudad.
Para usar una frase suya, se siente un “nuevo latir” en toda la ciudad. Hay entusiasmo. Aún dentro de las dificultades que está causando el plan de megaobras, que es un plan ambiciosísimo, audaz, y donde Jorge Iván se jugó su prestigio y que está causando muchas incomodidades, la gente lo acepta comprensivamente, porque sabe que al fin la ciudad se está moviendo. Terminar las megaobras es indispensable.
ENS: ¿En qué cree que se ha quedado corto?
RG: Las concentraciones escolares que ha hecho. Cinco. Son un modelo de educación. Pero yo quiero ahí ponerle énfasis a la calidad de la educación, especialmente en los cinco primeros años. Yo quiero tener cobertura total en educación preescolar. Hoy en día escasamente tenemos el 35 por ciento.
Quiero erradicar el analfabetismo. Se calcula que en Cali hay 200.000 adultos analfabetas.
Estamos haciendo convenios con la Universidad del Valle para que podamos establecer regionales en el Distrito de Aguablanca y en zonas de ladera.
ENS: Un tema difícil ha sido el de la seguridad…
RG: Yo tengo una propuesta sobre el manejo integral de la criminalidad y la violencia que se llama Desepaz: desarrollo, seguridad y paz.
Es un proyecto al que pretendo dedicarle 100.000 millones de pesos el primer año y que implica apoyar la Policía, especialmente la Policía Judicial, que ahora con el nuevo sistema es la que está encargada de recoger las pruebas, hacer Inteligencia y pasar las pruebas al sistema judicial; y eso está muy desprotegido, en el caso de Cali. La ciudad de Cali está dando para ese rubro 6.000 millones de pesos al año cuando otras ciudades están dando 40 y 50.000 de pesos por habitante.
ENS: ¿Y la justicia?
RG: Esto es más de carácter nacional y gestión que tenemos que hacer, qué de recursos del Municipio.
La justicia en el caso de Cali está especialmente traumatizada. Hace cuatro años destruyeron el Palacio de Justicia. No se ha reconstruido. Los juzgados están dispersos por la ciudad. Los expedientes viajan en moto. Hay 56.000 procesos represados porque no hay suficientes fiscales para estudiarlos; como consecuencia se les vencen los términos y muchos criminales salen a la calle.
ENS: Usted ya nos habló de educación. ¿Cómo ayuda eso a la seguridad?
RG: Tenemos un trasfondo cultural violento. Por lo menos la mitad de las muertes en Cali son por intolerancia, riñas, borrachos y vecinos que pelean por equipos de sonido a todo volumen a media noche. Ese tipo de cultura de la intolerancia y de la violencia hay que atacarlo a través de un proceso educativo que comienza en la primera infancia, sigue en el colegio y después en la vida adulta.
Y además hay otros aspectos, como el trabajo con jóvenes que cuando uno mira son las víctimas y los victimarios. Comunas que coincidencialmente son las más pobres y las más desiguales. Ahí pensamos hacer un trabajo. Llamarlos ‘territorios de inclusión’. Son cinco comunas. Allí focalizaremos recursos provenientes de las regalías para hacer una inversión social productiva que corrija todas las deficiencias en el sistema de educación, el sistema de salud, en el espacio público.