El político ex plagiado dijo que la Iglesia perdió credibilidad ante esta guerrilla para ser mediadora en las liberaciones.
Días después de que las Farc asesinaran a cuatro uniformados que mantenían en su poder, supuestamente como reacción a un operativo de rescate, y que señalaran que liberarían a algunos plagiados, el presidente Santos dijo que estaba dispuesto a facilitar una liberación unilateral de estos uniformados.
Tras este cruce de afirmaciones, el tema se volvió a enfriar y lo único cierto por el momento es que los once integrantes de la Fuerza Pública, por lo menos en este año, no volverán a la libertad.
EL NUEVO SIGLO habló sobre el tema con Luis Eladio Pérez, político que estuvo secuestrado varios años por las Farc.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ve el panorama para más liberaciones de secuestrados en poder de las Farc?
LUIS ELADIO PÉREZ: Pues con mucha tristeza y con mucha preocupación porque radicalizadas las partes, particularmente la guerrilla y su negativa de liberarlos unilateralmente, dificulta y obliga a que el gobierno del presidente Santos siga implementando las medidas de rescate por la vía militar, lo que por supuesto conlleva un altísimo riesgo para la vida de los secuestrados.
ENS: En el proyecto de marco para la paz se condiciona cualquier proceso en este sentido a la liberación de secuestrados. ¿Qué opina?
LEP: Comparto totalmente el espíritu de esa norma, me parece que es lo lógico. Bajo presión, bajo el chantaje, no se puede; además que no han mostrado voluntad para el efecto. Si hubiese avanzado en algún momento de estos últimos diez años alguna iniciativa que conllevara a sentar las bases para un proceso de paz, perfecto, pero lo que ha habido es un chantaje sistemático con los secuestrados. Es habernos utilizado como escudos humanos en forma permanente, haber violado todas las normas del Derecho Internacional en relación no solamente al secuestro como tal sino al tratamiento que sufrimos durante el mismo.
Vimos el asesinato de los diputados del Valle, de Consuelo Araujo, del gobernador de Antioquia, el ex ministro de Defensa y los militares que estaban con ellos. En fin, tantas muertes testimoniales que han quedado en el camino, que la verdad hace poco creíble cualquier actuación de ellos en contrario.
ENS: ¿Habría que darle más juego a la sociedad civil o a gobiernos de otros países para que aporten en la creación de un clima para más liberaciones?
LEP: Ellos pueden jugar y cumplir un papel importante, y de hecho lo han venido cumpliendo en el proceso de liberaciones unilaterales, en esa facilitación e intermediación que se vuelve tan necesaria, a veces odiosa pero necesaria, para lograr la libertad y la logística operativa de esos procesos; pero avanzar en propuestas…yo creo que este país está saturado de propuestas.
Yo recuerdo que desde hace 10 años, cuando la Comunidad Europea en general, Estados Unidos, la comunidad internacional participó activamente con delegados, con presidentes, con primeros ministros, con un sinnúmero de propuestas para buscar una salida negociada ante los secuestrados, no fue posible.
De manera que yo no creo que cambien las circunstancias hoy en día en relación a lo que ha venido sucediendo.
Reitero esa mediación de Colombianos y Colombianas, de organizaciones o de personas de carácter internacional o nacional puede tener éxito, pero para efectos de logística y operativa de la liberación, pero para buscar negociaciones, yo no lo veo posible.
ENS: ¿Y la participación de la Iglesia?
LEP: Yo no creo, la carta del Papa recientemente al Episcopado colombiano, yo no le veo ningún objeto. Hay que entender también los fenómenos de la guerra, la Iglesia perdió absoluta credibilidad frente a la guerrilla para eventos de mediaciones o de intermediaciones o de ser interlocutor. Lo único cierto y reconocido que hay hasta el momento es la aceptación por parte de ellos de Piedad Córdoba. Gústenos o no, en este momento la única persona que tiene esa aceptación para una intermediación es Piedad Córdoba.
El Presidente en su sabiduría sabrá si utiliza ese mecanismo de ella, y tal vez Colombianos y Colombianas por la Paz.