“Eso del voto obligatorio va a terminar siendo un desastre”, manifestó Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE).
La preocupación en ese tema aprobado en el primer debate del proyecto de equilibrio de poderes es múltiple y se resume en que realmente es una propuesta que no ha sido sopesada en sus costos ni en sus consecuencias, manifestó Barrios.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ve la MOE la reforma de equilibrio de poderes?
ALEJANDRA BARRIOS:Hay varios temas que empiezan en el segundo debate en plenaria del Senado de la República.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el tema que no entre de aquí a diciembre no se va a discutir en la recta final, que es de marzo a julio del próximo año.
Hay varios puntos que nos preocupan. Uno de ellos el voto obligatorio. El otro tema que va por buen camino, pero hay que terminar de ver qué pasa con él es lo que tiene que ver con la participación de la mujer.
Hay un pulso de poder muy fuerte en lo que tiene que ver con el Tribunal de Aforados. Y cuando uno ve el proyecto de manera general, realmente uno no ve una fuerte articulación con lo que tiene que ver con equilibrio de poderes, sino que están tocando algunos de los temas que son importantes para el ejercicio electoral colombiano.
ENS: ¿Qué implicaciones tiene implementar el voto obligatorio?
AB:Eso del voto obligatorio va a terminar siendo un desastre del tamaño de lo que hicieron con la votación de los colombianos en el exterior durante una semana. No lo metieron en esta reforma de equilibrio de poderes, donde debieron haberlo metido para haberlo disminuido a fin de semana electoral.
La primera pregunta es: ¿cómo se va a hacer la reposición de los votos? Sería totalmente increíble que en los partidos se restituyeran votos cuando ya el voto es obligatorio. Es decir, ahí habría un enriquecimiento desmesurado de las organizaciones políticas.
Una segunda preocupación es que nada, absolutamente nada ha demostrado que la obligatoriedad del voto haga ciudadanos mucho más democráticos. La obligatoriedad del voto va atada a un sistema sancionatorio. Y este es el tercer problema que tiene el voto obligatorio. El Estado colombiano tomaría la decisión de volverse un Estado policivo frente a la democracia y no un Estado que dé incentivos.
De nada vale la pena poner el voto obligatorio si no se van a poner sanciones.
Otro tema es cuáles son los costos. Aquí no se ha hecho un estudio de impacto y cuáles son los costos, y los requerimientos de la Registraduría. Y con lo que nos vamos a encontrar es con un descalabro, con una estructura insuficiente y con falta de financiación. El Congreso debería ser mucho más serio con este tipo de artículos, que pensar que solamente lo propone y ya todo va a funcionar bien.
ENS: ¿Cuánto se incrementaría?
AB:Fácilmente podríamos estar multiplicando por dos el valor de un proceso electoral, independientemente de cuál sea.
Una cosa es tener el 100 por ciento de los tarjetones. Si todos votaran el día de las elecciones, lo que se tendría que hacer es duplicar el número de mesas. Eso significa duplicar el número de jurados de votación, duplicar las jornadas de formación, duplicar el tiempo de escrutinio y no bastaría solo un día para realizar el proceso electoral, sino que se requiere mucho tiempo. Eso es así de sencillo. Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga colapsarían inmediatamente si el cien por ciento de los ciudadanos salieran a votar.
ENS: ¿Tendrían que implementar la jornada electoral por más días?
AB:Tiene todo que multiplicarse. O tendrían que aumentarse las jornadas electorales o tendría que duplicarse el número de mesas que hay en el país.
Para un proceso nacional se establecen 100.000 mesas en todo el país. 100.000 puestos de votación. Entonces tendría que hablarse de 200.000 mesas y no de 100.000. Tendríamos que tener 600.000 jurados.
Es un esfuerzo que no está siendo medido por el Congreso: piensan que es un articulito y eso es lo que es irresponsable.
Listas cerradas
“Para nosotros el tema de la lista cerrada es un tema muy importante”, sostuvo Barrios.
“Nosotros lo único que hemos visto es que no hay otra manera de controlar la financiación de las campañas políticas, de poder de verdad que estemos hablando de partidos juiciosos, serios, con liderazgos democráticos”, anotó, señalando que “hoy lo que tenemos, excepto MIRA y Centro Democrático, son partidos fracturados, liderazgos individuales, concentración de votos en las regiones”.