En la medida en que pase más tiempo y la negociación se prolongue más, todos estos atentados de las Farc generan desconsuelo, asegura la directora ejecutiva de la Fundación Ideas para la Paz, FIP, María Victoria Llorente, quien además expresa que lo peor que le puede pasar al país, es que el proceso de paz se caiga.
Dice que no hay que confundirse por los actos de violencia que haya en el territorio nacional, puesto que así se diseñó la negociación desde un principio. No obstante, indica que se debe buscar un cese el fuego definitivo para desescalar el conflicto y recuperar la confianza de los colombianos.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué lectura se puede dar a los atentados de los últimos días de las Farc frente al proceso de paz?
MARÍA VÍCTORIA LLORENTE:Es evidente que los atentados contra la infraestructura petrolera se han aumentado en estas últimas semanas y por supuesto es una consecuencia clara de que las Farc abandonaron el cese unilateral, eso es un reflejo claro de lo que está ocurriendo y es una tragedia ambiental y humana, que las Farc hayan abandonado el cese y sobre todo, que se haya perdido el hilo conductor del desescalamiento, del que veníamos desde principios de año y que tanto entusiasmo había generado.
El problema es que en la medida que más pase el tiempo y la negociación se prolongue más, todos estos actos generan desconsuelo en el país. Lo que ocurrió en Putumayo, el desastre ambiental y la niña víctima de una mina antipersonal, lo que nos muestra es que los colombianos deberíamos insistir de manera más enfática en que cese el fuego, y en que se llegue a una salida en la negociación porque esto no da más espera.
Realmente, el tiempo de seguir negociando es cada vez más escaso y el Gobierno cada vez tiene menos oxígeno para seguir en esa negociación, y cada uno de estos actos lo que hacen finalmente es restarle credibilidad al proceso.
ENS: ¿Revés en el proceso de paz que pueda llevar al fin de este?
MVL:No. Yo creo que el proceso de paz si se acaba es porque los colombianos así lo piden, pero no se va a acabar porque algunas de las partes se pare de la mesa, o bueno, tendría que haber un acto tan absurdo que obligara a las partes a levantarse de la mesa. Yo creo que los colombianos quieren que este proceso termine, termine bien, y las dos partes están comprometidas en eso.
Lo que hay que hacer es no confundirse porque haya actos de violencia en Colombia. Hay actos porque así se diseñó el proceso, para negociarse en medio del conflicto y el proceso que se había iniciado de desescalamiento desde finales del año pasado y se había profundizado a comienzos de este año, se abandonó por un acto torpe de las Farc: el ataque al puesto militar en Buenos Aires, Cauca.
Estos actos que están haciendo las Farc, son los que ellos pueden hacer, ellos no tienen ninguna capacidad de tomarse un pueblo. Las Farc que conocimos en los años 90 ya no están, están derrotadas esas Farc y eso los colombianos lo tenemos que creer. Lo que pasa es que estos actos de terrorismo, esos golpes de mano, confunden a la ciudadanía con toda la razón y llaman la atención sobre las partes que están negociando en La Habana en que el tiempo se acabó.
Lo peor que le puede pasar a las Farc, al Gobierno y al país es que esa negociación se caiga. Eso sin duda alguna, perder esos tres años, sería un absurdo histórico.
ENS: ¿Estos atentados podrían complicar el posconflicto porque ya no hay convicción ciudadana sobre la voluntad de paz de las Farc?
MVL:La gente no tiene la convicción de que las Farc están buscando la paz independientemente de estos actos. Estos, sin duda, enrarecen más el clima. Todas las encuestas que han hecho de este proceso revelan que los colombianos no confiamos en las Farc, eso se ha mantenido en el tiempo.
Si usted ve las encuestas de marzo de este año, la de Gallup, ve que se incrementó por primera vez, en todo el proceso, la confianza de los colombianos en que el proceso iba a terminar exitosamente y esto se vino a pique con el acto totalmente –no sé cómo calificarlo – pero totalmente estúpido, como fue el de Buenos Aires, Cauca.
El año pasado cayeron radicalmente los atentados contra la infraestructura, sobre todo por parte de las Farc, la mayoría de estos fueron competidos por el Eln. El año realmente crítico de atentados fue el 2013 pero en 2014 bajaron.