La figura de la Vicepresidencia de la República no ha cumplido aún los 30 años de edad, pero en su corta vida ha sobrevivido a varios intentos de sus detractores por eliminarla y regresar a la del Designado, que estuvo vigente por más de un siglo, desde 1843 hasta 1991.
Y es que cada vez que el Vicepresidente de turno se ha visto envuelto en alguna situación políticamente incómoda, de inmediato se piensa en eliminar esa figura, que para muchos es innecesaria y hasta costosa para el erario.
Incluso, a lo largo de sus 29 años de vida institucional se ha dicho que la Vicepresidencia solo tiene dos funciones principales: ponerle votos al candidato a Presidente, y ayudarle a morigerar alguna falencia política o característica personal.
Basta recordar que quien estrenó ese cargo en la actual etapa de la vida republicana fue Humberto de la Calle, quien justamente fue uno de los últimos designados, en la administración de César Gaviria y después, la fórmula vicepresidencial de Ernesto Samper Pizano. Lo reemplazó en esa dignidad Juan Manuel Santos.
Pero tras el escándalo del proceso 8.000 renunció y fue reemplazado Carlos Lemos Simmonds.
Gustavo Bell fue el vicepresidente de Andrés Pastrana y Francisco Santos el de Álvaro Uribe en sus ocho años de mandato, mientras que Juan Manuel Santos tuvo dos fórmulas vicepresidenciales: Angelino Garzón en su primer mandato, y Germán Vargas Lleras, en el segundo, quien luego fue sustituido por el exdirector de la Policía, general en retiro Óscar Naranjo.
Pero, con excepción de Bell y Vargas, en los demás casos los vicepresidentes han tenido momentos difíciles y circunstancias políticas que los han alejado de su jefe en la Casa de Nariño.
Justo en esos momentos de crisis es cuando el mundo parlamentario comienza a hablar de volver a la figura del designado y ahora con la actual vicepresidenta, Martha Lucía Ramírez no ha sido la excepción.
La funcionaria se ha visto envuelta en varios episodios que han marcado diferencia con el presidente Iván Duque, y que para algunos sectores han evidenciado su distanciamiento.
Esto llevó a que en el Congreso de la República el representante por el Meta, Alejandro Vega, del Partido Liberal, radicara un proyecto de acto legislativo para eliminar la figura vicepresidencial y volver a la del designado.
La iniciativa pretende reformar varios artículos constitucionales que hacen referencia a las faltas temporales o absoluta del Presidente en ejercicio.
El proyecto dice que “en caso de falta temporal del Presidente de la República asumirá como tal quien sea Designado para el efecto por el Congreso de la República de terna que le presente el Presidente en el acto de su posesión”.
Vega dice que la figura vicepresidencial “tiene una extensa tradición histórica marcada por la falta de uniformidad en los criterios de su necesidad y eficiencia”.
A favor y en contra
Hace pocas semanas, el exvicepresidente Naranjo, a propósito de la situación que afecta a Ramírez, se mostró partidario de eliminar esa figura.
“La Vicepresidencia, como está concebida hoy en día se ha desnaturalizado, sus funciones son marginales, no hay línea de estructura burocrática; mejor dicho, la Vicepresidencia termina siendo un comodín frustrado en su aspiración de hacer más por el país”, dijo el alto Oficial retirado.
Otros expertos también consideran que se trata de una figura que no le ha aportado a la democracia, lo que esperaron los constituyentes del 91.
El constitucionalista y analista político Juan Manuel Charry consideró que históricamente el país siempre se ha movido en el péndulo: entre el designado y el vicepresidente.
“Es un debate donde no se ha encontrado el diseño constitucional adecuado. Se dio con Humberto de la Calle, con Angelino Garzón, ahora con Martha Lucía. Pero yo soy partidario de dejar que las instituciones maduren y se puedan evaluar tanto en periodos de crisis como de normalidad”, sostuvo el catedrático en diálogo con EL NUEVO SIGLO.
Charry recordó que eliminar esa figura siempre se ha presentado en momentos coyunturales de crisis, “pero esa no es un a razón para pensar en acabar una Institución como esta”.
Entra tanto, el exministro y constitucionalista Fernando Cepeda Ulloa ha dicho que “con la excepción notoria de Vargas Lleras y Bell Lemus”, la figura vicepresidencial ha hecho pocos aportes.
“No me molesta que esa figura se acabe, o que se configure de otra manera”, expresó Cepeda y explicó que, por ejemplo, en Estados Unidos el Vicepresidente ha jugado un papel menor: “Solo ha servido para preparar presidentes, mientras en Colombia más bien ha servido para dividir los partidos, para conseguir votos en otras regiones, para ayudarle al perfil del Presidente, en fin”.
El exministro, además, anotó que cuando se incorporó la Vicepresidencia a la Constitución no había sede, ni salario, ni funciones. “Y eso se quedó así: no hemos logrado armonizar la relación del Presidente con la del Vicepresidente. De la Calle renunció, Santos tuvo altibajos, Angelino no quiso seguir, y Carlos Lemos tuvo una palomita de 20 días y eso le sirvió para ser expresidente y gozar de la pensión presidencial que luego heredó su esposa”, señaló.
Los expertos coinciden en que los constituyentes del 91 pensaron en que el reemplazo del Presidente debía tener legitimidad democrática en las urnas, por eso lo incluyeron en la fórmula, algo que no era posible con el Designado, pero la figura no ha logrado tener el impacto que se buscaba.
Debate insulso
Otra opinión frente al tema la plantea el analista y catedrático John Mario González. Le señaló a este Diario que si bien financiera y políticamente sería conveniente prescindir de la Vicepresidencia, plantear su eliminación en este momento “es insulso”, pues la iniciativa “solo muestra improvisación parlamentaria, se hace sin ningún estudio”.
Para González, el Congreso en la nueva legislatura tiene temas prioritarios en qué concentrarse como las reformas laboral, pensional, tributaria, política y de la justicia, “y no pensar en reformas innecesarias que se hacen al detal”.