Incertidumbre existe en los municipios de la Sabana Occidente por los impactos que generará Eldorado II, el cual se proyecta esté listo en cinco años para auxiliar al recientemente modernizado aeródromo bogotano, permitiendo entre otros el incremento de las operaciones aéreas.
El principal temor es por la afectación a la movilidad en la región por el obvio escalamiento en los desplazamientos desde Bogotá al nuevo terminal aéreo, según explicó el alcalde del municipio de Funza, Jorge Enrique Machuca.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué expectativa tiene Funza por la construcción de Eldorado II, que estará ubicado entre Facatativá y Madrid, cómo los impactará a ustedes?
JORGE ENRIQUE MACHUCA LÓPEZ:Nosotros lo que vemos es el gran problema de la movilidad porque si a hoy usted transita por la 13 o por la calle 80 se demora desde Funza dos horas para ir y dos horas para regresar, luego entonces un aeropuerto casi similar a Eldorado porque tendrá dos pistas, generará un impacto en la movilidad en los traslados desde Facatativá o Madrid, donde quede ubicado, hacia la ciudad de Bogotá y de la capital de la República hacia el aeropuerto. Entonces, no solamente es generar un desarrollo en el tema de la aeronáutica o de la aviación sino cómo van a ser los traslados de Bogotá hacia la Sabana y de la Sabana hacia Bogotá.
El impacto que se genere mediático también debe tener un resultado económico en los municipios, es decir, que se vean recompensados en el tema de pago de impuestos. Funza tiene la segunda pista del aeropuerto Eldorado y a hoy, no nos han pagado un solo peso ni predial ni de ICA, más los impactos si se ven sobre el municipio: uno, limitando el territorio en su ordenamiento territorial; dos, sin ninguna adecuada mitigación de los impactos ambientales que genera el desarrollo de dicha actividad y tres, sin la adecuada infraestructura para la prevención del riesgo, es decir, unidades médicas y de bomberos que puedan atender una posible emergencia, Dios no lo quiera.
ENS: Se abre la posibilidad de un área metropolitana Bogotá-Soacha, ¿qué opina de que los municipios de la Sabana Occidente también hagan parte?
JEML:No estamos de acuerdo, pues Bogotá generalmente ha tomado decisiones unilaterales, especialmente sobre el corredor de Sabana de Occidente, y no sabemos cuál va a ser la concertación de las decisiones. Recuerde el tema de la calle 13, en donde ellos unilateralmente decidieron trasladar todo el transporte de carga y hasta que no se instauró una demanda por parte del Personero de Mosquera, no se logró levantar dicha medida que perjudicó a todo el corredor de la Sabana, y nunca se nos llamó a concertar, nunca se nos ha llamado a hacer un proceso de socialización.
Es decir, Bogotá ha venido tomando decisiones sobre Sabana de Occidente. Así mismo también, al inicio del gobierno de este periodo se restringía la venta de agua en bloque a la Sabana de Occidente, cuando el agua se toma también de Cundinamarca.
Entonces son decisiones unilaterales que a veces generan no una oportuna y adecuada toma de decisiones, puesto que no se conciertan. Luego, al generar ese tipo de proyectos, lo primero que se debe hacer es socializar y concertar, y donde los municipios tengan autonomía para tomar decisiones y ser partícipes de las mismas, y no ser llamados o convidados de piedra, como decimos nosotros, ante una decisión tomada.
ENS: ¿Han explorado los municipios de la Sabana de Occidente los mecanismos de asociación que contempla la Ley de Ordenamiento Territorial, como la RAPE?
JEML: Nosotros desde luego hemos querido hacerlo, pero los planes de ordenamiento territorial realmente en gran parte de Bogotá no se logran concertar y hay temas que antes necesitamos mejorar con Bogotá, como es la movilidad, como es la seguridad. Para ello, nosotros en nuestro plan de ordenamiento territorial hemos dejado dispuesto, por ejemplo, proyecciones viales como la Avenida La Esperanza, la 63, la del Cerrito-La Florida, que sería una variante, y tengo entendido que hacia Mosquera está proyectada la Avenida de Las Américas.
Lo que sucede es que si esas medidas no tienen eco en Bogotá y una trazabilidad presupuestal, pues difícilmente se van a poder desarrollar y se volverán simples sueños escritos en un papel.
Entonces, no solo se necesita realizar unos planes de ordenamiento territorial articulados en ciertos puntos sino garantizar los recursos para que dichas obras se realicen.