Ayer, el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, compareció en una sesión virtual conjunta de las comisiones de Paz del Senado y la Cámara para debatir los alcances del Decreto Presidencial 601 que faculta al despacho del funcionario para “verificar la voluntad real de paz y reinserción a la vida civil, así como la voluntad real de sometimiento a la justicia de los grupos armados organizados (GAO) presentes en el territorio nacional”.
Los peros expresados por un sector de los congresistas podrían resumirse en lo expuesto por el senador Antonio Sanguino, de la Alianza Verde, para quien “la ‘política de paz’ de este Gobierno es un fracaso. Y ahora, con la expedición del Decreto 601 del 2020 quieren esconder el poco compromiso con el cumplimiento del acuerdo de paz y la disposición de nuevas negociaciones”.
Sanguino invitó a Ceballos “a que se comporte como Alto Comisionado para lograr la paz en Colombia. El Cauca está incendiado y la respuesta del gobierno del presidente Iván Duque es cerrar la puerta a toda negociación de paz”.
En respuesta a esos planteamientos, la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, sostuvo que “ahora los del acuerdo de La Habana dicen que solo se puede negociar con el Eln; no se pueden someter a la justicia. ¿En cuánto tiempo nos dirán que es obligatorio que negociemos, otra vez, con las narco-disidencias y otras organizaciones crimínales?”.
En la sesión de las comisiones, Ceballos explicó que “el Decreto respeta la tradición de las funciones del Alto Comisionado para la Paz y agrega una: el Comisionado para la Paz debe buscar el desmantelamiento de esos otros grupos y el sometimiento a la justicia de los mismos”.
Ceballos expuso que el Decreto “en ninguna parte habla de sometimiento individual”, destacó que contiene dos partes esenciales (verificar la voluntad de paz de los miembros de los GAO y su reinserción a la vida civil) y precisó que no se excluye al Eln, insistiendo en la necesidad de buscar la voluntad real de paz del grupo.
Finalmente, el comisionado Ceballos reiteró que él no ha celebrado la inclusión de Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo: “No he celebrado absolutamente nada. Creo que se volvió un lugar común decir que estoy feliz con la introducción en la lista de países que no colaboran en la lucha contra el terrorismo a Cuba. Jamás me regocijé. Solamente dije que era un respaldo a una solicitud de extradición que está dentro del marco de la Constitución y la ley, que todos debemos defender en el Estado”.